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Aquí tienes el truco que te prometí ayer

Aquí tienes una de las muchas fotos increíbles que mi amigo Raúl hizo en el viaje fotográfico que hizo conmigo en 2017.

¿Y cuál es el truco que le permitió hacer una foto tan impactante?

Fíjate en la mirada de la chica, tan relajada. En su postura corporal, abierta totalmente a que la fotografíen. 

¿Cómo consiguió Raúl que la chica estuviese tan tranquila delante de un desconocido que la apunta con una full frame a 2 metros de distancia?

Acercándose. 

“Si tus fotos no son lo suficientemente buenas es porque no estabas lo suficientemente cerca”. 

No me eches cuenta a mí, pero échale cuenta al que dijo esta frase, sabía algo del tema.

¿Y cómo se acercó? ¿Cómo consiguió que le dejaran hacer fotos tan cerca?

Lo consiguió porque lo primero que hizo Raúl no fue hacer la foto. La foto fue al final, después de hacer esto:

Aquí tienes el truco que te prometí ayer 2

Pues sí, el cabrón se puso a segar, recoger arroz, acarrearlo…

Y no es posado para la foto, el tío se puso a la faena de verdad.

Y gracias a esta forma de acercarse, consiguió varias cosas:

  • Hizo que lo aceptaran. Es difícil hacer retratos interesantes si primero no te aceptan.
  • Nos hizo pasar a todos un buen rato, no sólo a nosotros sino especialmente a las trabajadoras, que casi lloraban de risa y no se lo podían creer.
  • Consiguió una experiencia vital, que guardará para siempre.
  • Y consiguió estas fotos:
Aquí tienes el truco que te prometí ayer 3
Aquí tienes el truco que te prometí ayer 4
Aquí tienes el truco que te prometí ayer 5

¿Te vienes a recoger arroz al norte de Vietnam, y de paso intentar hacer alguna foto? No te olvides la zoleta y el biergo, imposible hacer fotos en Vietnam sin ellas.

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Esto deberías saberlo si quieres viajar a Vietnam

Hay un detalle muy importante a la hora de plantearse un viaje por Vietnam:

¿Cuándo se pueden contemplar las famosas terrazas de arroz verdes y en pleno apogeo?

Una de las fotos más buscadas por los viajeros que visitan Vietnam es esa, los arrozales. 

La verdad es que es una foto preciosa, pero si no llegas en la época adecuada te encontrarás con los campos de arroz desolados y sin nada que fotografiar.

¿Y cuál es la mejor época? 

La respuesta depende de la zona, ya que hay sitios con 1 sóla cosecha de arroz al año, y otros con 2. Y hay algunas zonas en el sur, el delta del mekong, donde hay tanta agua que hay 3 cosechas al año.

Para las zonas montañosas, como Sapa, donde sólo hay 1 cosecha al año, ésta se suele recoger entre Septiembre y Octubre. Así que en esos meses o un poco antes te encontrarás increíbles terrazas de arroz.

Para las zonas donde hay 2 cosechas al año, como por ejemplo Pu Luong, también se suele recoger el arroz entre  Abril-Mayo, por lo que en esos meses y un poco antes será el momento perfecto para ir.

Y en el delta del Mekong te encontrarás otra cosecha entre Enero y Febrero, por lo que tendrás más posibilidades de fotografiar los campos de arroz en todo su esplendor.

Y adivina que… nosotros nos vamos en la mejor época, Septiembre, cuando las terrazas de arroz están más verdes y además podremos ver a algunos agricultores recogiendo la cosecha, lo que hará la foto aún más potente y especial.

Ya sabías ese truco, ¿no? Si quieres que tus paisajes sean mejores, añade un elemento humano a la composición.

Y mañana te cuento otro truco que se inventó Raúl cuando estuvo por allí conmigo.
Lo vas a flipar.

Pero recuerda, sólo 6 personas podrán hacer estas fotos, si tú quieres ser una de ellas click aquí.

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¡¡Yo también quiero jugar!!

El norte de Vietnam es un lugar mágico. 

Hay una provincia que se llama Ha Giang, una de las más bellas, pero una de las más pobres al mismo tiempo.

Esta combinación casi siempre da lugar a fotos muy potentes.

Una vez me encontré a un grupo de niños jugando, pero me fijé en una de las niñas, que llevaba una cesta a la espalda.

Estas cestas se suelen utilizar para recoger madera, y se llaman gùi tre.

La niña intentaba jugar con sus amigos, aunque casi no podía por culpa de la cesta.

Iban todos corriendo todo el tiempo, de un sitio a otro, y la niña los intentaba seguir.

Pero tenía que trabajar. 

Estuve un rato con ellos, jugando y haciéndoles fotos.

Era curioso sentir lo inocentes y maduros que eran al mismo tiempo.



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Justo lo que quería

Una vez, recorriendo el norte de Vietnam con un grupo, nos encontramos de repente con un fábrica de palillos, lo que en muchos países de Asia se utilizan como cubiertos.

En medio de la selva.

Lo curioso es que no era una fábrica aislada, sino que había varias, cada una especializada en una parte del proceso: en una cortaban el bambú y hacían los palillos, en otra los lijaban, en otra los mojaban, en otra lo pintaban. 

Estábamos en medio de una especie de pueblo-fábrica. Los trabajadores vivían allí mismo, en pequeñas casa prefabricadas, en condiciones muy humildes.

Y si nosotros estábamos sorprendidos, imagina la cara de los trabajadores.

Pero lo curioso es que nos dejaron hacerles fotos sin problemas, y además nos regalaron palillos. 

Fue una casualidad, pero ahora visitamos el pueblo-fábrica de palillos cada vez que viajamos al norte. 

Y siempre nos regalan palillos para todos.



Si también tú quieres llevarte a casa el regalo más original y auténtico que nunca vas a encontrar, click aquí.

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Las chicas buenas en Vietnam no se comen los plátanos enteros

Eso me dijo una vez una novia que tuve en Hanoi.

Me di cuenta que siempre que se comía un plátano, primero lo partía por la mitad, lo dividía en 2 trozos.

Le pregunté y me dijo eso: “Las chicas buenas no deberían comerse un plátano entero. No queda elegante”.

No sé si es algo del norte (que es más tradicional que el sur), o si es algo sólo de su familia.

O si se lo estaba inventando, que también puede ser.

Pero en cualquier caso, Thu Ha nunca se metía un plátano entero en la boca.

Pero tranquila, que si no eres vietnamita no creo que nadie te diga nada, puedes comerte todos los plátanos que quieras.

Aquí para jartarte de plátanos en Vietnam

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Era necesario

Lo he visto más en el norte que en el sur, sobre todo en la parte rural, en las pequeñas aldeas. 

Es bastante frecuente fumar en estas pipas de agua, hechas con bambú. Se llaman thuốc lào.

Me gusta encontrármelas porque los retratos salen muy bien, y porque siempre hay alguien del grupo que quiere probar y nos hartamos de reir.

No sé si es que el tabaco es más fuerte o qué, pero es difícil no toser.

Y a los vietnamitas les encanta que los guiris probemos sus cosas.

Y a eso hay que sumarle el licor de arroz que suelen hacer casero, el famoso Happy Water.

Vamos, que no nos aburrimos. No todo es hacer fotos y trekking…. 

De hecho, lo más importante para que esas fotos salgan bien no es la cámara, sino fumar un poco en thuốc lào y brindar con ellos con happy water. 


Si quieres fumar, beber y de vez en cuando hacer algunas fotos buenas, este newsletter es para ti:

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La mejor película de la historia

¿Cuáles son las cosas que hay que ver y hacer cuando llegamos a un país extranjero?

Pues lo típico sería: comer la comida típica, visitar algunos monumentos, ir a calles o plazas emblemáticas….

¿Pero qué me dices de ir al cine? Puede ser algo muy muy étnico, ya que en cada país se va al cine de una manera.

Yo he estado en varios cines alrededor del mundo, y en un país donde no puedes dejar de ir al cine es en India. Es espectacular ver cómo abuchean y tiran palomitas cuando aparecen los malos en pantalla, o como bailan las coreografías en medio de la sala.

Aquí en Saigon, donde vivo, también es muy curioso ir al cine.

Por ejemplo, nunca he podido comprar palomitas normales, con sal. Aquí triunfan las palomitas dulces. De hecho, le ponen azúcar a todo, incluso cuando cocinan.

Recuerdo la primera peli que vi en Vietnam, una peli Tailandesa. Teóricamente era una peli de miedo… y digo teóricamente porque se mezclaron en 3 horas todos los géneros posibles: a veces era una comedia romántica, a veces una de kung fu, otras veces un drama… y durante todo el tiempo humor del siglo pasado.

Ya sabes, humor de tartazo en la cara, o de me voy a sentar y te quito la silla. Con efectos de sonido incluídos.

Me imaginaba estar en un cine de hacía 100 años o algo así.

¡Y todo el cine descojonado! Menos yo, claro, que pensaba: “¿Qué pasaría si vieran a Chiquito? ¿Les gustaría? ¿Lo entenderían? ¿Se podría traducir?”


Por cierto, si no te gusta Chiquito ya te puedes ir dando de baja…

Y a los 5 segundos, todo el cine llorando con el corazón encogido. Dramón sin venir a cuento.

La verdad es que fue una experiencia curiosa….

Para más experiencias así, puedes seguir leyendo mi newsletter, o venirte conmigo directamente de viaje fotográfico. Depende de si eres un viajero de teclado o uno de verdad.

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Puntualización

Ayer te escribía esto:

Si quieres darme envidia con tu super cámara, (estoy seguro de que tu cámara es mejor que la mía) del 6 al 16 de Septiembre estaré en Vietnam con 6 viajeros.

Un amigo mío me llamó y me dijo: qué vacilón eres, seguro que tienes una pedazo de cámara.

Bueno, era buena en su momento, pero ni siquiera es full frame, y ya han sacado varias versiones mucho mejores.

A ver, es la nikon d7000, una cámara de 2010. Una cámara de 12 años, que ya sabéis que eso es muchísimo tiempo en digital.

Imagínate tener un móvil del 2010. ¿Había smartphones en 2010?? Espera, voy a mirarlo…..

…Sí, el iphone 4…. Imagínate andar ahora con un iphone 4….

Pero afortunadamente esto es fotografía y no móviles. Afortunadamente puedes hacer fotos increíbles con una cámara de hace 12 años. E incluso más. Puedes hacer fotos increíbles con CUALQUIER cámara que tengas entre tus manos.

La realidad es que hay 2 tipos de fotógrafos: los que tienen más cámaras buenas que fotos buenas, y los que tienen más fotos buenas que cámaras buenas.

Y luego estoy yo, que ni tengo cámaras buenas ni fotos buenas, pero hago estos viajes fotográficos.

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No tienes un buen objetivo en tu vida

Eso fue lo que me dijo una vez un profesor cuando estudiaba cine.

“Debes tener al menos un buen objetivo en tu vida”.


Yo que en esa época era bastante cortito, pensaba que me hablaba de filosofía, en vez de fotografía.

“Hacer mucho el amor”, 
le dije yo. Aunque lo pensé con otras palabras, claro, pero ya me conoces, soy un tío educao.

La cuestión es que mi profesor no me hablaba de metas vitales que quisiera alcanzar, se refería a los objetivos de la cámara. Las lentes, los cristales, la óptica.

Siempre nos repetía que nos gastasemos el dinero en la óptica, y que nos olvidáramos de la cámara.

Y yo ahora repito lo mismo. Hay una cosa mucho más importante que tu cámara: la óptica que le pongas.

¿Me estás diciendo que te has gastado 2000 € en una cámara y le vas a poner un objetivo de 100€?

Piensa esto: La luz, antes de entrar en esa cámara tan cara de 1 millón de euros que te han regalado los Reyes, pasa primero por el objetivo. 

Si tienes un objetivo de 5€, la luz cuando llegue a tu cámara va a ser una luz de 5€, así que da igual que tu cámara valga 1 millón de euros.

Mi recomendación es que te compres una cámara de gama media, gástate no más de 500 €, y cómprate 1 ó 2 objetivos buenos. Vas a ver la diferencia. Lo vas a flipar, asegurado.

Y además, recuerda que las cámaras digitales se quedan obsoletas con rapidez, pero un buen objetivo es para toda la vida.

Y último punto: si tienes dinero suficiente para comprarte una súper cámara y unos cuantos super objetivos, olvida todo lo que he dicho.

Estos consejos en realidad son sólo pa los tiesos. Para la gente que se gasta todo su dinero en la cámara y no le queda para objetivos. Si tú tienes pasta suficiente, no he dicho ná.

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El día del cojón

Hay un día en Vietnam dedicado al cojón. No es broma, el 12 de Agosto, se celebra en Vietnam el día del cojón.

Un día mi novia estaba un poco intranquila, y me dijo:

“Amor, estoy un poco asustada porque mañana es el día del cojón”

Esto no es broma, literalmente me dijo eso, palabra por palabra. 

Yo que soy un tío sensible, pasé por alto que estaba abriéndome su corazoncito y fui directamente a lo importante:

“¿¿Cómo has dicho?? ¿Has dicho…. cojón?”

“Sí, sí, …. cô hồn day. El día de los espíritus, de los fantasmas.”

Pues sí, amigos, cô hồn significa fantasma en vietnamita. Y suena igual igual que nuestras partes nobles. Además suena en andaluz, con la J aspirada tan maravillosa que tenemos nosotros.

¿Y qué es eso del cojón day? 

Pues según los vietnamitas, es el día en el que el infierno abre sus puertas, y le da una última oportunidad a esas almas que hicieron cosas malas en su vida, para que vuelvan a la tierra y puedan ver al menos 1 día en el año a sus seres queridos.

Ese día los espíritus de esas personas que fueron malas y acabaron en el infierno, vuelven a la tierra. Sólo por 1 día.

Así que la gente ofrece ofrendas a estas almas. Ese día puedes ver en Vietnam un montón de altares, ofreciendo comida a los fantasmas.

Pero cuidado, el altar no se debe colocar en tu casa, si no tienes el riesgo de que el fantasma se quede en tu hogar. Los altares se colocan fuera, en las aceras, en las entradas del pueblo, en los cruces…

¿Y por qué se ofrece comida a estos espíritus? 

Pues porque al fin y al cabo, estos fantasmas antes fueron personas. 

Hicieron cosas malas y por eso acabaron en el infierno, vale, pero eran personas.

Y como son fantasmas que ahora viven en el infierno, nadie se acuerda de ellos, por lo que cuando se reza o se hace alguna ofrenda, siempre es para los buenos espíritus, para los que están en el cielo.

Así que al menos durante 1 día al año, puedes alimentar a tus familiares que hicieron algo malo y acabaron en el infierno.

Y además, muy importante: como todo el mundo estará rezando y recitando mantras budistas, se tiene la esperanza de que estos malos espíritus, al escuchar estas sagradas oraciones, se arrepientan de sus actos y así puedan ir al cielo.

¿Sabes qué? Llevo viniendo aquí desde 2011 y viviendo desde hace 3 años, pero me enteré hace poco por primera vez de todo esto.

Vietnam nunca deja de sorprenderme….

¡Imagínate lo que te sorprenderá a ti, que nunca has estado!

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Este cabrón es de mi pueblo

Me encantan las historias de personajes anónimos, no puedo remediarlo. Y si son historias de viajes, más.

Los que pasan desapercibidos, los que acompañan a los héroes pero nadie se acuerda de ellos. 

Tienen un encanto especial, ¿verdad?

Bueno, pues no hace mucho un amigo mío terminó de escribir un libro sobre unos de estos héroes anónimos. Y además un héroe de nuestro pueblo, Sanlúcar la Mayor.

Alguien que para mí era totalmente desconocido. Para mí y para casi todo el mundo.

Pero no para mi amigo Antonio Salado, que descubrió que un vecino de nuestro pueblo estuvo enrolado en la expedición que acabaría dando la primera vuelta al mundo.

Además hace poco se cumplieron 503 años de la salida de las 5 naves que emprendían la vuelta al mundo. Salían el 10 de Agosto de 1519 de mi ciudad, Sevilla, y en La Trinidad, la nao que comandaba el mismísimo Fernando de Magallanes, se encontraba un vecino de Sanlúcar la Mayor, Marcos de Bayas.

En palabras de mi amigo Salado: 

“La grandeza de su historia personal surge de lo desapercibido y la indiferencia, del admirable desdén con el que hombres como él se atrevían a presentarse frente a la insaciable Hidra del mar y el tiempo, sin temer ser condenados para siempre a un destierro lejos de todo recuerdo. Es por ello que estas páginas nacen desde la vocación por recuperar su desconocida figura de las profundidades del olvido, con la pasión incansable de librar a aquel hombre de la cara oculta de la posteridad. En definitiva, este trabajo es una particular muestra de fascinación, reconocimiento y admiración por parte de uno de sus paisanos cinco siglos después.”

Imagínate lo que era viajar hace 500 años. Imagínate subirte a un barco, a vela, sin motor, sin saber muy bien donde vas, lo que vas a comer, o si vas a sobrevivir…

La diferencia con la actualidad es enorme: ahora no sabemos ni ir a la ciudad vecina sin el google maps, antes de irnos de vacaciones buscamos por internet hasta el tamaño del bigote del cocinero que nos va a servir la mejor pizza de Nápoles, nos llevamos meses preparando hasta el más mínimo detalle de cada día para irnos a Portugal….

¡Menudos huevos tuvieron esa gente! Me da risa cuando alguien me califica a mí de aventurero o viajero…

Apasionante creo que es una palabra que se queda corta para describir esta historia. ¡Un tío de mi pueblo dando la primera vuelta al mundo!

Si quieres saber lo que es un aventurero de verdad, y no tu primo el que se fue a Londres a aprender inglés 2 meses, aquí puedes comprar el libro por menos de 13 €.

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La muerte de un ídolo

Hace unos meses murió uno de mis ídolos deportivos.

No sé si ha salido en las noticias en España, ya que el deporte que hace no es de los más mediáticos.

Se trata de Leandro Lo, uno de los mejores atletas de Jiu Jitsu. 8 veces campeón del mundo.

La palabra leyenda se le queda corta.

Estaba en una discoteca, tuvo una discusión con alguien, y le metieron un balazo en la cabeza.

Ha sido un impacto para mucha gente, y evidentemente internet y las redes sociales se han llenado de mensajes de tristeza y apoyo a la familia.

Y ya sabes lo que pasa en estos tiempos de postureo en las redes sociales: la gente escribe un montón de cosas bonitas que en realidad no piensa, e intenta siempre quedar bien.

Yo es lo que pensé al principio: “Puro postureo”.

Pero empecé a leer los mensajes, a ver los vídeos y las fotos que ponía la gente junto a Leandro Lo, y cambié de opinión rápidamente.

Se notaba, se podía palpar, que la gente lo apreciaba de verdad. Que tenía un carisma capaz de calar en la vida de la gente.

Podías sentir que era alguien que no sólo había destacado en un deporte, sino que había disfrutado de la vida al máximo y que había hecho mucho mejor la vida de los que le rodeaban en todo momento.

Me acordé de repente de una frase que me dijo un amigo indio, de Varanasi, mi amigo Vinod.

No sé si conoces a alguien de La India, pero muchos hablan siempre de una manera filosófica y poética al mismo tiempo. Es una pasada, la verdad.

Y recuerdo que estaba hablando con Vinod y unos amigos suyos, y yo le dije medio en broma:

“Vinod, tenemos que hacernos ricos de una vez”.

Y Vinod me dijo, muy serio:

“Yo no estoy en esta vida para conseguir mucho dinero. Mi finalidad en esta vida es conseguir 4 hombros.”

“¿Cuatro hombros? ¿Qué coño dices, Vinod?

“Sí, cuatro hombros que me lleven al Ganges cuando muera”.

Esa frase se me ha quedado grabada desde entonces. Y creo que Vinod tiene razón.

Si al final de nuestra vida no hemos sido capaces de conseguir 4 personas que hagan eso por nosotros, algo tan personal, algo tan importante, el último viaje…. habremos fracasado aunque tengamos muchas riquezas.

Y quizás una de las claves sea algo que Leandro Lo sabía hacer muy bien: hacer feliz a la gente a tu alrededor.

Y ésta quizás también sea una clave para disfrutar en los viajes. No centrarte tanto en ti, en pasártelo tú bien, en disfrutar tú, en ser tú el centro de todo, sino enfocarte en los demás.

Y no sólo en tus compañeros de viaje, sino sobre todo en la gente de ese país, en la gente local. 

Y no estoy hablando de ir con la mentalidad de: “Soy del primer mundo y vengo a repartir un poco de dinero entre estos pobres tercermundistas”.

Hablo de interactuar, de agradecer, de interesarte por la vida de la gente, por su cultura, de respetar….

Y entonces ocurre la magia.

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¿Te lo dije o no te lo dije?

No necesitas una cámara nueva, ni un ordenador más potente.

Cómpratelos si quieres, tú haces lo que quieras con tu dinero. Pero no vas a hacer mejores fotos.

Y si no me crees, deberías ver este vídeo.

Mientras nosotros nos planteamos estas cuestiones, hay genios por ahí que, aparte de ponernos los pelos de punta con lo que hacen, nos dan una lección de humildad.

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El albañil viajero

Mi amiga África acaba de mandarme una entrevista que me ha encantado. Gracias, África. Te quiero a jierro.

La entrevista es a una persona que, aunque vive cerca de mi pueblo, yo nunca había sabido de su existencia.

Y mira que me gustan este tipo de personas, este tipo de historias.

José Fuentes ha sido albañil toda su vida, pero siempre ha tenido curiosidad por el arte. 

Y esa curiosidad le ha llevado a ser escultor y escritor, y a conocer a una buena cantidad de artistas y gente pública.

Además, es un viajero apasionado. Y en cada viaje largo que ha hecho, ha escrito un libro. 10 libros en total. Alguno incluso premiado.


En la entrevista a José Fuentes puedes escuchar y aprender varias cosas:

– En el minuto 3:08 te explica como lidiar con las críticas. 
– Su opinión sobre los pueblos pequeños (aunque él vive en uno), en el minuto 4:45.
– El sitio que no olvidará jamás. El viaje que más le ha marcado. Eso lo cuenta en el minuto 5:02. 
– ¿Qué es lo más importante que uno aprende al viajar? José lo responde en el minuto 5:45.
– Lo mejor de la entrevista. José nos revela su definición de artista. Y seguro que no te deja indiferente. No es broma ni clickbait, mira el minuto 9:16, por favor.
– En el minuto 11:20 nos explica su secreto para que mucha gente famosa se hagan amigos suyos. Esto deberíamos probarlo todos. 
– Consejo final: Para  qué coño estamos aquí. Lo escucharás en el minuto 14:50. 

Aquí puedes ver la entrevista

Por cierto, le hacen una pregunta. La pregunta típica. La pregunta que más le hacen a aquel que viaja. ¿Cuál es tu país favorito?

Eso lo responde José en el minuto 5:02. 

¿Sabes cuál es el país favorito del artista albañil? 

“Hay un lugar que no se me olvidará jamás”, dice. Una pista aquí: 

Viaje fotográfico a Nepal

Échale cuenta a ese hombre. Sabe lo que dice. Mucho más que yo.

Al fin y al cabo, ha escrito 10 libros más que yo, ha vivido 35 años más que yo, sabe de la vida mucho más que yo. 

Viaje fotográfico a Nepal

PD: “Tenemos la obligación de ser feliz. No hay que ir a la Universidad para eso, ni rodearse de gente grande”. Palabra de sabio. 

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¿¿Otra vez??

… ¿Otra vez lunes?

Si eres de los que temen que llegue el lunes, de los que sufren el síndrome del domingo por la tarde, quizás este email te duela bastante.

Hay una frase que me encanta: 


“Mondays are not so bad. It´s your life that sucks.”
“Los lunes no son tan malos. Es tu vida la que es una mierda”.

Creo que fue Ricky Gervais quien la dijo, un humorista inglés bastante polémico. 

¿Crees que tiene razón? ¿Nos deberían gustar los lunes? 

¿Hay alguna manera de que nos dé igual el día en el que estamos?

Hay varias formas: meditación, ser rico, no trabajar…. 

Una de las que a mí mejor me funcionan es viajar. Cuando estás contemplando la luna llena en la bahía de HaLong, bebiendo happy water en la cubierta de un barco con la tripulación y llorando de risa, es fácil no saber si es lunes o viernes.

Si quieres olvidarte de los lunes, aquí te dejo una posible solución:

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Algo muy estúpido

«Es absolutamente estúpido pasar el tiempo haciendo cosas que no te gustan para seguir haciendo cosas que no te gustan, y enseñando a nuestros hijos el mismo camino».

Esta frase es de Alan Watts, un filósofo británico muy conocido por introducir y popularizar las filosofías asiáticas en occidente. 

Hay un vídeo muy cortito donde podemos escuchar un pequeño extracto de sus pensamientos, repleto de perlas como:

– ¿A qué te gustaría dedicarte si el dinero no fuese el objetivo?
– Es mejor tener una vida corta llena de las cosas que te gusta hacer, que una vida larga vivida de una manera miserable.
– Es muy importante hacerse esta pregunta: ¿Qué es lo que deseo?

De vez en cuando me gusta llenar mi vida de momentos increíbles. ¿Que cómo lo hago?

Aquí te lo cuento

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Resulta que sí

El tipo de fotografía que suelo hacer es bastante desagradecido. 

Vas a algún sitio jodido, haces fotos, intentas que algo cambie, que la gente se entere de lo que está pasando allí, que hay gente jodida, que hay gente que sufre….. pero la realidad es que el tiempo pasa y no ves cambios.

Entonces te preguntas si lo que haces sirve para algo, la frustración es brutal.

Pero déjame que te cuente algo que me pasó y que me alivió un poco. Algo que me hizo pensar que sí que mi trabajo sirve para algo.

Fue hace unos 4 años, mientras estaba con unos clientes visitando una asociación de niños víctimas del agente naranja. 

Visito este sitio cada año desde 2013, y he visto a los niños crecer.

Imagino que muchos no se acuerdan de mí, ya que todos tienen diferentes secuelas físicas y mentales, por este producto que Estados Unidos lanzó durante la guerra de Vietnam, y por culpa del cual siguen naciendo cada día niños con malformaciones. 

El terrible Agente Naranja.

Ese día vi a una de las niñas que hacía tiempo que no veía. En mis últimas visitas nunca se encontraba allí, pero ese día estaba, y me acerqué a hablar con ella.

Ya no era una niña, sino una adolescente. Hacía años que no la veía, pero por los problemas físicos que le había ocasionado el Agente Naranja, no había crecido casi nada y casi no había cambiado. 

Le dije: “Seguramente tú no te acuerdas de mí, pero yo sí que me acuerdo de ti”. 

Sonrió, cogió mi mano y me llevó a su habitación. 

En esta asociación viven más de 100 niños, en habitaciones compartidas según sexo y edad. Evidentemente no son habitaciones de lujo, sino sencillas y humildes.

Cada uno tiene un pequeño camastro y una mesita de noche, donde tienen fotos de sus padres, de sus hermanos, y poco más. Son todos de familias humildes o muy pobres, gente que no se pueden hacer cargo de ellos, así que viven en esta asociación hasta que se hacen mayores de edad.

En su mesita de noche tenía una caja con pendientes, fotos de su familia, y otras cosas de valor. Buscó hasta que encontró lo que quería enseñarme: era una foto de ella conmigo, los 2 sonriendo a cámara, hacía 5 ó 6 años, cuando era una cría.

Esa foto, junto con otras, la hice yo la primera vez que estuve allí, y al año siguiente cuando volví a visitarlos, imprimí un montón de fotos y se las entregué a los niños.

Nunca pensé que la iba a guardar, y menos durante tantos años, y entre sus bienes más preciados.

Me emocioné bastante, incluso se me saltaron las lágrimas.

Quizás nunca he conseguido los grandes cambios en el mundo con los que soñaba cuando era joven y quería ser fotógrafo… pero es cierto que a veces la vida me recuerda que sí que podemos crear momentos importantes para algunas personas.

Visito esta asociación 2 veces al año, con otros 6 viajeros. ¿Quieres ser uno?

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Un duende a rayas

Me dicen muchas veces que no debería hacer esto o aquello. O que si soy de una manera o de otra.

Depende de a quién le preguntes, te dirán de mí que soy alto, que soy bajito, que soy gordo, que soy delgado, que soy fuerte, que soy débil, que soy muy hippie, que soy muy pijo, que soy rico, que soy pobre, que soy guapo, que soy feo, que soy simpático, que soy antipático, que mis fotos son increíbles o que mis fotos no les dicen nada.

Siempre me acuerdo mucho de un libro que leí cuando era pequeño. Un duende a rayas, de la colección El barco de vapor. Qué recuerdos, ¿eh?


En el libro explicaban que hay diferentes duendes, dependiendo del color con el que se vistan: está el duende gris, que se dedica a formar torbellinos de arena, el duende verde, que se encarga de hacer crecer las malas hierbas, o el duende morado, al que le encanta entrar en las habitaciones de los niños que están solos para hacerles pensar que todos los demás niños se están divirtiendo mucho.

Pero el protagonista de la historia es un duende que nunca ha podido decidirse por un color concreto, así que se viste con rayas de todos los colores.

Su familia le dice que no puede seguir así, que tiene que sentar cabeza y decidirse, y su abuelo le dice estas sabias palabras:

“-Deberías hacer un viaje, muchacho. No hay nada como vivir en otros ambientes, oír otras opiniones y compararse con otras gentes para llegar a conocerse uno mismo. Si yo fuera tú, me iría por ahí a ver mundo…”.

Y el duende a rayas le hace caso a su abuelo y se va de viaje y vive mil aventuras.

Al final, nuestro protagonista vuelve a casa y todos le preguntan qué va a hacer después de todo lo que ha aprendido. Y el duende a rayas contesta: 

– ¡Creo que añadiré tres rayas más a mi traje!

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Con el rabo entre las piernas

Así me sentí la primera vez que estuve haciendo fotos en el hospital Tu Dú, en Saigon.

Era el año 2011, y yo soñaba con ser un fotógrafo famoso, había dejado mi trabajo y me había puesto a viajar con mi amigo Jose, que también había dejado su trabajo y que soñaba con ser escritor.

El plan era perfecto: viajar, buscar historias que contar, hacer fotos, escribir sobre ellas, venderlas a los medios de comunicación más importantes, y hacernos ricos y famosos.

Y con este plan sin fisuras nos encontramos de repente en un hospital en Vietnam, rodeado con niños con malformaciones tan brutales que no sabíamos si estábamos despiertos.

Lamentablemente sí, era real. 

Y estábamos totalmente sobrepasados. 

En mi cabeza resonaban varias preguntas, una y otra vez:

“¿Qué coño haces aquí? ¿Por qué estás haciendo estas fotos? ¿Por qué le estás quitando la intimidad a estos niños? ¿Crees que son monos de feria? ¿Crees que tienes derecho a mostrarlos al mundo como monstruos?


Pero lo que me hizo apretar el obturador de mi cámara esa tarde, fueron otras preguntas que también resonaban con fuerza en mi cabeza:

“¿Por qué nadie sabe esto? ¿Por qué esto no sale en las noticias? ¿Por qué no se estudia en las clases de historia? “

Ese primer día allí, haciendo fotos en esas 5 habitaciones llenas de niños que nadie quería ver, fue lo que me repetí a mí mismo una y otra vez para poder seguir apretando el botón de mi cámara.
Han pasado 11 años, ahora estamos en 2022, y sigo sin ser un fotógrafo rico y famoso.

Nunca he conseguido que ningún medio de comunicación le prestara la más mínima atención a las fotos que he estado haciendo allí durante varios años, y que sigo haciendo.

Pero ése dejó de ser mi objetivo hace ya mucho tiempo.

Ahora lo que quiero es ayudar de alguna forma. Y se me ocurrió que llevar gente allí podría ayudar.

Para que vieran otra realidad de Vietnam, para que les impacte y lo cuenten, para que algo les remueva por dentro y donen dinero o consigan donaciones.

Por eso siempre llevo a conocer estos niños a los viajeros que quieran.

Es duro, está claro, pero las palabras de los que se atreven a hacer esta visita siempre son de agradecimiento.

Bueno, menos mi amigo Asterio, que me dijo: “Menos mal que me has traído aquí al final del viaje, si veo esto al principio me vuelvo a España”.   😅

Pero al final creo que sirve de algo, porque más de uno que ha estado allí dona dinero regularmente. Llevamos siempre medicinas, y por supuesto, yo siempre que los visito dejó allí algo de dinero.

Si quieres ver más de estas fotos y saber más detalles sobre esta historia, puedes visitar mi blog.

Pero te advierto que son imágenes muy duras.

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Te han engañado

Te han dicho que para hacer buenas fotos tienes que saberte el manual de tu cámara, entender para qué sirve cada botón, estudiar un montón de teoría durante años, y sólo así, quizás, algún día puedas hacer buenas fotos.

Te lo han dicho tantas veces y tanta gente que has acabado creyéndotelo.

Te lo pondré aún más claro con un par de ejemplos:

¿Necesitas saber mecánica de motores para saber conducir?

¿Necesitas licenciarte en física para ser bueno en cualquier deporte?

Y no digo que sea peor que sepas de mecánica o de física… sólo que no es necesario.

Es mentira que tengas que leerte el manual de tu cámara para hacer buenas fotos.

Es mentira que tengas que tener una cámara profesional para hacer buenas fotos.

Es mentira que necesites gastarte mucho dinero en una cámara.

Es mentira que necesites saber para qué coño sirve cada botón de tu cámara.

Atiende, porque esto es importante. Tan importante que si logras asimilar esto, no hay mucho más que tengas que saber de técnica en fotografía:

Lo único que podemos controlar con cualquier cámara de fotos, es la cantidad de luz que entra en la cámara. Ya está. No hay más. Es lo único que puede hacer una cámara de fotos. Cantidad de luz. Que entre más o menos luz en la cámara.

¿No te lo crees, verdad?

Nadie se lo cree al principio. 😉

Es jodido, ¿verdad? Hemos gastado tanto dinero y tiempo en fotografía, que siempre ponemos excusas y peros a este hecho. 

¿¿¿Cómo no voy a hacer mejores fotos con una mejor cámara??? Eso es de cajón, ¿no?

Un pequeño dato que te explotará la cabeza: el 99% de las mejores fotos que se han hecho en la historia de la fotografía se han hecho con cámaras de carrete antiguas. 

Cámaras 40 mil veces peores que las cámaras que tiene cualquiera de nosotros actualmente.

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Preguntas que me suelen hacer

“¿Pides permiso para hacer las fotos? ¿Cómo me acerco a alguien para fotografiarle? ¿Necesitas a alguien que te lleve el trípode? ¿Cuánto dinero ganas? ¿Eres tonto?”

Buenas preguntas… esto es clave para la fotografía de viajes, ya que muchas de las fotos van a ser (o deberían ser) de personas.

¿Hay que pedir permiso para hacer fotos? 

La realidad es que no hay una respuesta clara. Depende mucho de tu personalidad, y de cómo entiendas la fotografía.

Busca vídeos de Bruce Gilden y entenderás lo que te digo.

Pero lo más importante desde mi punto de vista, el secreto para conseguir los mejores retratos, es ser honesto y sincero con tu fotografía. 

Si eres capaz de eso, la mayoría de la gente no tendrá problemas en que le hagas una foto. 

Con ser honesto me refiero a que si quieres hacerle una foto a una persona, no te pongas a 40 metros, con un teleobjetivo, medio oculto detrás de un coche. ¿No creerás que así desconfiarán mucho más de ti? Además… ¿qué valdrá esa foto?

Y ahora os imagino pensando: “Bueno, ya está el fotógrafo flipao éste hablando de historias raras. Yo quiero que me digas que botones tengo que apretar en la cámara para hacer mejores fotos, no me vengas con cuentos.”

Lo sé, es tan fácil que duele. 

Te han dicho que para hacer buenas fotos tienes que saberte el manual de tu cámara, entender para qué sirve cada botón, estudiar un montón de teoría durante años, y sólo así, quizás, algún día puedas hacer buenas fotos.

Y ahora llega este cabrón y te dice que el secreto para hacer fotos es…. ser honesto.

No te pido que me creas, tan sólo te pido que lo pruebes.

Te sugiero un ejercicio fácil:

  • Prepara la cámara antes, y después acércate a la persona a la que le quieres hacer fotos. Pregúntale cómo está, cómo se llama, y explícale quien eres, lo que estás haciendo, y por qué quieres hacerle una foto precisamente a él o a ella.

Y ya está. 

Te aseguro que la mayoría de las veces no sólo volverás a casa con unas bonitas fotos, sino con historias que nadie más habrá vivido. Y serán tuyas para siempre.

¿No es eso al final lo que queremos conseguir cuando viajamos?

Si te gusta lo que lees, esto te gustará más aún.

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El mejor guía de la historia

Conozco al mejor guía de la historia de la humanidad, y encima es amigo mío.

Se llama Hung, que en Vietnamita significa “Héroe”.

Yo le llamo la Hungpedia, porque nunca he conocido a nadie que supiera tanto sobre un país.

De verdad, no exagero si te digo que Hung sabe TODO sobre Vietnam, sobre su historia, cifras, datos…

No sólamente es un pozo de sabiduría, sino que es empático, resolutivo, y conoce a todo el mundo. Eso es muy importante en Vietnam, donde a veces los planes se tuercen.

Por ejemplo, una vez el barco que teníamos reservado para la bahía de HaLong se estropeó unas horas antes de que llegáramos. 

Hung hizo un par de llamadas y en unos minutos teníamos otro barco.


Hung ha solucionado SIEMPRE cualquier inconveniente, es una máquina.

Y también, muy importante, puedo asegurar que sin él nunca podríamos haber hecho las fotos que hemos hecho en Vietnam.

Porque sabe que nosotros vamos buscando experiencias auténticas,

no nos va a meter en nada turístico, no nos mete prisa, va buscando los mejores sitios,

habla con la gente local para que podamos hacerles fotos…

Definitivamente, estas fotos hubieran sido imposibles sin él:

El mejor guía de la historia 23
El mejor guía de la historia 24
El mejor guía de la historia 25

Si quieres conocer a Hung en persona, aquí.

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