8 consejos para viajar a Budapest en Semana Santa

RSS feed

¿Sabes ya lo que vas a hacer en Semana Santa? Esos días son perfectos para conocer algún otro país. Tienes que tener en cuenta que la Semana Santa no se vive tan intensamente como la vivimos nosotros en casi ningún país del mundo. ¿Y qué te parece la idea de pasar estas fechas inmersos dentro de otra cultura?

Y no estoy hablando de irte a Japón, La India o Madagascar, sino pasar unos días diferentes sin tener que desplazarte tantos kilómetros. Sin salir de Europa puedes conocer cosas totalmente diferentes a las que estamos acostumbrados.

¿Qué te parece conocer Budapest?

Europa del Este siempre es una sorpresa para todo el mundo que la conoce por primera vez. Tenemos una idea quizás un poco negativa de estos países: pensamos que la gente es fría y antipática, que no saben divertirse, que no salen a la calle, que siempre llueve y hace frío, que son países peligrosos…

¿Aún crees todo lo que te dicen de otros sitios? ¿No crees que lo mejor sería ir para salir de dudas? Lo mejor de todo es que están aquí al lado, es rápido y barato llegar, y además, son países muy baratos: puedes alquilar una lujosa habitación en el centro de Budapest por menos de 15 € al día, y puedes hartarte de comer por 5€. Teniendo en cuenta que por un plato de gambas en Sevilla en Semana Santa tienes que firmar una hipoteca, te sale mucho más barato viajar que quedarte en casa. Haz números si no me crees, te sorprenderá.

Estos son los 8 consejos para disfrutar más de Budapest en Semana Santa

1. La importancia del perfume en la Semana Santa húngara

Los húngaros echan perfume o agua a las chicas en la cabeza, y ellas a cambio les dan huevos pintados y adornados. Con el agua los chicos simbolicamente purifican y fertilizan a las chicas, y el huevo es simbolo de la nueva vida y también del resurgimiento de la naturaleza depués del invierno.

Así que no te asustes si estás paseando por Budapest y alguien te echa colonia en la cabeza o te regala un huevo. ¡Puede ser el comienzo de una gran amistad!

2. En esa época del año amanece MUY temprano

La Semana Santa del 2016 cae del 21 al 27 de Marzo, y en Budapest amanece esos días sobre las 5.30 de la mañana.

Sí, es muy temprano, pero por el contrario anochece a las 6, por lo que intenta estar en la cama lo más pronto posible para aprovechar el día. Fíjate que empezará a haber gente en la calle desde antes de las 5 de la mañana.

3. Aprende algo del idioma

El húngaro es considerado uno de los idiomas más complicados del mundo. Yo que estuve 6 meses viviendo allí te lo puedo asegurar. Tienen 14 vocales diferentes, muchos casi iguales para nosotros, pero muy diferentes para un húngaro. Para que te hagas una idea, el idioma español tiene 24 sonidos diferentes, y el húngaro.. ¡¡44!! Esto significa que hay 20 sonidos nuevos que nunca has escuchado, y que te será casi imposible reproducir.

Los húngaros son perfectamente conscientes de ello, por lo que se muestran muy sorprendidos y agradecidos si un extranjero chapurrea cuatro palabras.

Las más fáciles son (te las pongo tal como se pronuncian, no como se escriben):

Sía: Hola y adiós

Kosonom: Gracias

Hoch Voch: ¿Cómo estás? (La H es una H inglesa, no es muda, como en House, y la V es como la B, pero poniendo los dientes como si fueras a pronunciar una F).

Germán vuayiok, españolor sagbol: Soy Germán, de España.

4. No tengas miedo de la gastronomía local

La cocina húngara es una de las más famosas y ricas del mundo, y además sus sabores no son tan diferentes de los nuestros, así que no temas. No dejes de visitar el Mercado Central de Budapest. Algunas sugerencias son:

 – Gulash: quizás el plato más famoso de Hungría. Es un estofado con carne, verduras y paprika. Como curiosidad, en realidad no se escribe ni se pronuncia así. En húngaro es Gulyásh, y se pronuncia  «guiash», con i, por lo que si lo pides así seguro que se sorprenden gratamente. Cuando vayas por Budapest vas a ver carteles donde lo anuncian de las 2 maneras, gulyásh y gulash, ya que los turistas no conocen normalmente la palabra original y la escriben así para nosotros.
Goulash_hungaro

 – Paprikas krumpli: literalmente patatas con paprika, es un guiso de patatas, salchichas y, por supuesto, paprika.paprikas krumpli

– Salami húngaro: estás en el país del salami, y créeme, está muuuuucho más rico que cualquier salami que hayas probado nunca.

– Langos: se sirve normalmente en la calle, en los puestos callejeros. Es una masa parecida al pan, que se fríe y a la que se le puede echar por encima queso, cebollas, tomate, etc…langos

 – Palacsinta: es un crep que se rellena de algo dulce, como nutella o mermelada.palacsinta

– Hortobágyi húsos palacsinta: es como la palacsinta, pero en vez de rellenarla de algo dulce se hace de carne. Hortobagy es una región muy famosa en Hungría, de donde salió esta maravilla, y «húsos» significa q tiene carne.250px-Hortobagy_palacsinta

– Tokaj: (pronunciado tokai), es el vino más famoso de Hungría. Es barato y muy rico, no dejes de probarlo

5. Date un baño en las termas

Budapest tiene más de 100 fuentes termales ricas en calcio, magnesio, sulfatos… un buen cóctel para reumáticos, cardiacos y estresados varios. Los más famosos son los baños Gellért, en Buda, o los baños Széchenyi, en Pest (el complejo termal más grande de Europa).

6. Pregúntale a los húngaros

Los húngaros están orgullosos de su país y estarán muy contentos de que te intereses por él. En un principio suelen ser tímidos, pero ya verás lo que se sueltan en cuanto empiezas a hacerles preguntas sobre su ciudad. Son un pueblo con un pasado increíble, el gran imperio austrohúngaro, y que ahora están casi olvidados para el resto del mundo. Muéstrales tu respeto y tendrás amigos para siempre.

7. Emborráchate con los locales tomando palinka

Hay una palabra mágica que te abrirá muchas puertas en Hungría: palinka. El palinka es un aguardiente de alta graduación, y para los húngaros es casi una religión. Les encanta, y les encantarás tú si bebes palinka con ellos. Es la mejor manera para conocer gente, para romper el hielo, para hacer amigos…

Eso sí, ten en cuenta que es muy fuerte y que es imposible seguirle el ritmo a un húngaro. He visto a muchos borrachos que han caído en el intento.

8. Visita lo más típico, pero deja tiempo para perderte por la ciudad y callejea

Budapest tiene muchos sitios que son casi obligatorios, como el Bastión de los Pescadores, el Puente de las Cadenas, la Basílica de San Esteban, la Plaza de los Héroes…. pero también tiene millones de rincones que no aparecen en las guías, y que sólo callejeando y perdiéndote por la ciudad podrás descubrirlos. De nuevo te recomiendo el punto 6, preguntarle a los propios húngaros. Ellos te llevarán a sitios que no conoce nadie.

budapest


¿Has estado alguna vez en Budapest? ¿Se te ocurre algún otro consejo? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este post si crees que le puede interesar a alguien. Y no olvides suscribirte a fotoMundos. Es gratis, y así te llegarán a tu correo nuestras ofertas, tutoriales, consejos, trucos… ¡Gracias por leernos!

Cómo recorrerte Vietnam por menos de 40$

RSS feed

Vietnam es un país grandísimo, donde puedes hacer de todo: buscar tribus en la jungla, relajarte en playas paradisiacas, trekking por montañas, navegar por el Mekong, irte de fiesta, de compras… ¡e incluso hay un desierto de arena roja! Hay 1800 kilómetros entre sus principales ciudades, Hanoi y Ho Chi Minh City, al norte y al sur respectivamente, y eso unido a que las carreteras no son buenas, hace que los desplazamientos por Vietnam no se midan en kilómetros sino en horas.

Por eso quizás el problema para los que visitan este país por primera vez sea la parte logística: decidir qué sitios visitar y cuáles descartar, intentar no perder mucho tiempo en los desplazamientos y buscando estaciones de autobús, y no gastarte una fortuna, claro.

¿Es posible esto en Vietnam? ¡Por supuesto! Hay una solución fácil y barata, que te permitirá recorrer el país entero por menos 40$, y que te vamos a explicar ahora mismo en fotoMundos.

El Open Tour Bus

El Open Tour Bus es un circuito de autobuses que recorren el país, de Hanoi a Ho Chi Minh City y viceversa. Es una gran opción, porque pasa por varias de las ciudades más importantes: Hanoi, Hue, Hoi An, Dalat, Mui Ne, Nha Trang, Saigon.

¿Dónde compro el Open Tour Bus?

Puedes comprar el billete en cualquier ciudad de las que componen el recorrido. Sólo acércate a una agencia de viajes, de las mil que hay en cada calle, o más fácil todavía: pregunta en tu hotel, seguro que ellos también lo venden.

Si alguna ciudad no te interesa siempre puedes quitarla al contratarlo, lo que abaratará el billete.

Los precios dependen de las paradas que hagas, de la época del año, de la demanda, y por supuesto de la agencia donde lo contrates. A título orientativo, normalmente rondan los 30-40 $. Seguro que algunas veces te lo ofrecerán por más de 40 $, pero si es así, ya sabes lo que tienes que hacer… ¡regatea!

¿Cómo se utiliza el Open Tour Bus?

Cuando lo contrates, te preguntarán cuándo quieres salir para tu primer viaje, para reservar asiento. Una vez que llegas al destino, puedes estar los días que quieras allí, y cuando quieras salir hacia el siguiente destino sólo tienes que buscar en esa ciudad la misma agencia donde has reservado (recuerda que hay varias), y avisarles del día que quieres salir.

Es recomendable avisarles al menos un día antes, para asegurarte de que haya plazas, aunque yo te aconsejo que reserves con al menos 2 días de antelación.

También tienes que tener en cuenta que el autobús no para en una estación de autobuses, sino en algún hotel que tiene algún acuerdo con la agencia de viajes. Esto tampoco supone mucho problema, sólo tienes que ver las habitaciones y decidir si te gustan o no. Y si no, te largas a otro de los miles de hoteles que hay en cada ciudad. No tienes la obligación de quedarte, aunque hay veces que los hoteles están un poco separados del centro de la ciudad.

Según mi experiencia, casi todos los hoteles en donde nos dejaron eran baratos y limpios. Había uno incluso que tenía piscina, y nunca pagamos más de 10$ por habitación.

¿Merece la pena?

Las ventajas están claras: es barato, puedes recorrer todo el país, puedes quedarte en cada ciudad los días que quieras….

Yo creo que es una muy buena opción si es tu primer viaje a Vietnam y quieres hacerte una idea del país. Eso sí, que sepas que vas a estar continuamente rodeado de extranjeros. Y no es que eso sea malo, sólo que tienes que tenerlo en cuenta.

Si lo que quieres es hacer un viaje profundo, conocer gente local y salirte de las rutas trilladas, este circuito no es para ti, ya que el Open Tour Bus lo coge todo el mundo, así que Hanoi, Hue, Hoi An, Dalat, Mui Ne, Nha Trang y Saigon son las ciudades que todo el mundo recorre.

También tienes que tener en cuenta que realmente merece la pena conocer todas ellas, puesto que son sitios preciosos y únicos, y si nunca te has comprado un traje en Hoi An, te has deslizado por las dunas en Mui Ne o te has ido de fiesta en Hanoi, tienes que hacerlo.


¿Conocías el Open Tour Bus? ¿Lo has utilizado alguna vez? ¿Te fue bien? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este post si crees que le puede interesar a alguien. Y no olvides suscribirte a fotoMundos. Es gratis, y así te llegarán a tu correo nuestras ofertas, tutoriales, consejos, trucos… ¡Gracias por leernos!

El nepalí que subió una colina pero bajó una montaña

RSS feed

En la famosa película de Christopher Monger, El inglés que subió una montaña pero bajó una colina,  dos cartógrafos llegan a un pueblo de Gales para elaborar el nuevo mapa del país. Los habitantes del lugar están orgullosos de una colina cercana al pueblo, a la que denominan «la primera montaña de Gales». Al realizar la medición, los cartógrafos informan que por la altura que tiene no puede ser considerada montaña, sino colina, ya que le faltan 20 pies, unos 6 metros.

Y es que teóricamente, una montaña es una elevación superior a 700 metros. Si no llega a esa altura se le considera colina.

Pero no para un nepalí. Ellos no se andan con tonterías, ni se van a poner a medir montañas. Los nepalís, que de montañas saben un rato, ya que su país alberga 8 de los 14 ochomiles, tienen un método mucho más fácil para diferenciar entre colina y montaña: para ellos, una montaña adquiere esa categoría solamente cuando hay nieve en la cima durante todo el año. Lo demás, son todo colinas, aunque tenga 5000 metros de altitud. Si no tiene nieves eternas no es una montaña. Así de fácil.

Es muy curioso a veces cuando estás realizando un trekking a 4000 metros y, como no hay nieve, los nepalís te dicen tan tranquilos que «estamos andando por una colina». ¿Una colina de 4000 metros? ¡Que el Teide es el pico más alto de España y tiene 3700 metros! «Que sí, que sí, pero…. ¿tiene nieve siempre? ¿No? Pues entonces no es una montaña».


¿Sabías esto? ¿Has hecho algún trekking por Nepal? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este post si crees que le puede interesar a alguien. Y no olvides suscribirte a fotoMundos. Es gratis, y así te llegarán a tu correo nuestras ofertas, tutoriales, consejos, trucos… ¡Gracias por leernos!

Cómo regatear

RSS feed

Esto no va a ser un post sobre fútbol, no. No soy el más adecuado para enseñarte a regatear con un balón. El título de este post se refiere al diálogo entre comprador y vendedor para intentar que el precio de algo sea lo más bajo posible. 

Y aquí te voy a enseñar a cómo regatear, basado en mi experiencia.

No en todos los sitios el regateo es algo culturalmente aceptado. En España, por ejemplo, hasta hace algunas generaciones sí que era algo casi normal, aunque se ha perdido con el tiempo. En occidente, en general, no vas a poder regatear, y el que intentes que un vendedor te deje un precio más barato es incluso considerado algo insultante, por lo que tienes que tener mucho cuidado.

Pero en Asia y África, en general, es algo muy extendido e incluso es casi obligatorio. Regatear puede ser todo un arte. Te aconsejo que si estás en Nepal, Tailandia, Marruecos, etc, no te cortes. Para ellos es algo normal, su día a día. Entre ellos regatean continuamente.

Eso sí, tienes que respetar las reglas del juego. Porque el regateo tienes que tomártelo como lo que es, un juego.

¿Cómo regatear? Reglas básicas

  • La más importante: no empieces a regatear por algo que no vayas a comprar. Si finalmente ganas, NO PUEDES decir que no lo quieres. Es muy ofensivo.
  • Sonríe siempre: Es un juego, no te cabrees. Si te topas con un vendedor que se cabrea regateando, vete a otro.
  • Vas a conseguir un precio mucho más barato si sabes algunas frases y números en el idioma local: cuando saludas al vendedor en su idioma, o le dices que te haga una rebaja, automáticamente no te va a considerar un extranjero más, sino alguien que se ha tomado la molestia de aprender un poco de su idioma, por lo que te tratará de manera mucho más cercana y conseguirás un mejor precio.
  • Poli bueno – poli malo: la táctica que mejores resultados me ha dado a mí. Mi novia siempre hace de poli mala y yo de poli bueno. Me pongo de lado del vendedor e intentamos los dos convencer a Gloria de que lo compre. Te aconsejo que veas películas americanas de policías y cojas ideas de ahí.
  • No tengas miedo por bajar demasiado: el juego comienza con el precio que tú les ofrezcas. ¿Ves que siempre te preguntan cuánto pagarías tú? Ese va a ser el precio base, el precio que al final consigas será siempre mayor que el primero que digas, por lo que ten cuidado con la primera cifra que dices.
  • Para hacerte una idea, casi siempre vas a poder conseguir algo por menos de la mitad del primer precio que te dicen ellos.
  • Tu última carta debe ser la de irte de la tienda: tienes que jugarla en última estancia, ya que si te dejan marchar no puedes volver con el rabo entre las piernas.
  • No muestres interés por lo que realmente te interesa, pues lo notarán y subirán mucho el precio. Múestrate indiferente, como si realmente no quisieras comprar.
  • Siempre puedes bajar el precio si te llevas muchas cosas. Pero si te quieres llevar, por ejemplo, 5 imanes, no empieces diciendo que quieres 5 imanes. Pregunta por el precio de uno, y después de un rato de regateo, le preguntas: ¿Y si me llevo 2? Y poco a poco, ve subiendo el número hasta llegar a 5.
  • Intenta no exprimir demasiado: lo bonito del regateo es que las dos partes queden contentas. A veces nos lo tomamos como una competición, a ver quien es el que consigue la cosa más barata. No se trata de eso, te lo vuelvo a repetir: es un juego. Disfrútalo y respeta al vendedor.

¿Has regateado alguna vez? ¿Se te ocurre algún otro consejo? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este post si crees que le puede interesar a alguien. Y no olvides suscribirte a fotoMundos. Es gratis, y así te llegarán a tu correo nuestras ofertas, tutoriales, consejos, trucos… ¡Gracias por leernos!

+ Instagram: @german_fotomundos

Facebook

Canal YouTube

No te vayas con las manos vacías, ¡aquí tienes un regalo!

Cómo tener suerte haciendo fotos

RSS feed

Una de las cosas de las que siempre hablo cuando doy clases de fotografía o estoy en un viaje fotográfico, es de la suerte.

La suerte en la fotografía puede ser un elemento importante, y hay que tenerla siempre en cuenta.

De hecho, la fotografía que encabeza este post es un claro ejemplo: es una foto tomada en los campamentos saharauis de Smara a una niña autista, dentro de un centro para enfermos psíquicos llamado Centro Castro. Siempre me ha encantado esta foto, me gusta mucho como inclina la cabeza hacia abajo, con los ojos cerrados, y sobre todo me encanta el desenfoque de la cara, creo que es una muy buena manera de representar su autismo.

Pero ese desenfoque no lo hice queriendo… sencillamente tuve suerte. Era una habitación con muy poca luz y el autofoco de mi cámara no lograba enfocar la cara de la niña. Cuando vi que cerraba los ojos disparé, sin saber si había salido enfocada o no. Cuando vi la foto, me encantó.

Tuve suerte, así de fácil.

¿No os ha pasado nunca algo así? ¿No habéis hecho alguna vez una foto que no querías y por suerte ha salido bien? Alguien que abre una ventana en el momento justo, una mirada que se dirige a cámara justo en el instante que disparas, algo que se cruza y que acaba haciendo interesante una foto que quizás hubiera sido aburrida….

Por supuesto, también puede pasar lo contrario, el tener mala suerte. Y además suelen ser los mismos elementos: alguien que pasa cuando no debe, la cámara no enfoca en el momento que lo necesitas, una mirada a cámara que no quieres y que te estropea la foto…

Llegados a este punto, me imagino que más de uno estará pensando: «Ok, vale, muy bien, pero… la suerte es algo que no puedo prever, puede que tenga buena suerte o mala suerte haciendo fotos, pero no sé cuando va a pasar».

Sí, no os falta razón, la suerte en la fotografía es algo que nunca sabemos cuándo va a llegar. Pero la cuestión es ésta: la suerte hay que buscarla y trabajarla.

Me explico con un ejemplo: si quiero hacer una foto de un pájaro dándole de comer a su cría, tengo 2 opciones:

  1. Salgo a pasear con mi cámara por el campo, esperando tener suerte de que vea a una madre alimentando a la cría.
  2. Hablo con varios amigos que se dedican a la fotografía de naturaleza, y les pregunto la localización de algún nido. Voy al lugar a verlo, y busco un sitio donde tenga un buen ángulo. Me voy allí a las 4 de la mañana, mientras duermen, me oculto tras un hide y espero.

Evidentemente, voy a tener muchísimas más posibilidades de hacer la foto que quiero si opto por la segunda opción. Después quizás no tenga suerte y el primer día llegue a casa sin nada porque los pájaros han sido demasiado rápidos, no se fiaban, etc… Pero puedo seguir buscando la suerte yendo otro día, y otro, y otro…

Siguiendo con el ejemplo de la foto de la niña autista: si yo no me hubiera informado sobre el Centro Castro nunca hubiera podido conocerlo y nunca hubiera podido entrar allí. Si no me hubiera ganado la confianza de los trabajadores y de los niños, nunca hubiera podido entrar en esa habitación. Si no hubiera ido varios días no hubiera conseguido que dejaran de posar cuando les hacía fotos. Estaba en el sitio que tenía que estar.

¿Veis ahora por dónde voy? Si estás en el sitio adecuado y en la hora correcta, es mucho más fácil que la suerte te sonría. A eso me refiero con «la suerte hay que buscarla».

Conclusión

Déjate de excusas y trabaja tu fotografía. Si te gusta la fotografía de viajes tienes que preparar bien los viajes que hagas. Infórmate de los sitios a los que vas, mira las opciones que tienes, sal siempre antes del amanecer, habla con la gente, interactúa con ellos, acepta las invitaciones que te hagan…. Si lo que haces es ir a los sitios donde va todo el mundo a la hora a la que va todo el mundo, vas a tener las mismas fotos que tiene todo el mundo.

No dejes al azar la preparación, porque si estás en el sitio adecuado a la hora correcta, es cuestión de tiempo que la suerte se ponga de tu parte.


¿Qué te ha parecido este post? ¿Tienes alguna foto que te encante y que la hayas tomado de pura suerte? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este artículo si crees que puede serle útil a otr@s, y no olvides suscribirte para que te lleguen al correo todas nuestras entrevistas, tutoriales, trucos y ofertas. ¡Gracias por leernos!

Resumen del último viaje fotográfico a Nepal Oculto

RSS feed

En Octubre del 2015 realizamos un viaje fotográfico a Nepal, y por cuestiones de tiempo, no he podido aún haceros un resumen de lo que vivimos y fotografiamos. Pero ahora que han pasado las Navidades y nos hemos quedado todos un poco más tranquilos, voy a aprovechar para hablaros de él.

Para empezar, tengo que decir que éste ha sido uno de los mejores viajes que hemos tenido en fotoMundos, sin duda. Y no sólo porque Nepal sea uno de nuestros destinos favoritos y que mejor conocemos, sino también porque los 4 viajeros han sabido adaptarse al país, a su idiosincrasia, y además a las circunstancias que nos ha tocado vivir en Nepal, donde la escasez de gasolina ha hecho que en determinados días fuera más difícil desplazarse.

Sesión de moda en Kathmandu

Desde el primer día empezamos con la inmersión en fotografía: Ruza, la hija de la familia donde nos quedamos los primeros días, se vistió con el traje típico nepalí y pudimos hacer una sesión de moda con ella.

viaje fotográfico nepal

Autor: Irene Traid

Trekking Nepal Oculto

Al día siguiente el viaje continuaba fuerte, con un trekking bautizado como Nepal Oculto, ya que es desconocido por la masa turística. Y efectivamente, no nos encontramos con ningún extranjero.

Fueron 5 días en los que atravesamos poblados, montañas, conocimos a muchos nepalís, nos invitaron a sus casas, comimos con ellos, vivimos un montón de experiencias muy profundas y pudimos tomar fotos de un Nepal casi desconocido. Y por supuesto, tuvimos la oportunidad de fotografiar uno de los cielos más bonitos que he visto jamás:

fotomundos 001-2

Autor: José Núñez Pocero

viaje fotográfico nepal

viaje fotográfico nepal

Autor: Raúl Martín Izquierdo

viaje fotográfico nepal

Autor: Rosa Sierra Vega

viaje fotográfico nepal

Quizás el mejor fotógrafo de Nepal

Después del trekking, y al volver a Kathmandu a la casa de la familia que nos hospedaba, tuvimos la visita de uno de los mejores fotógrafos de Nepal y que tengo la inmensa suerte de contar entre mis amigos: Narayan Maharjan. Es una delicia pasear por algunas de las fotos de este maestro de la luz, que además aprovechó para dar una clase magistral a nuestros viajeros. Me sigue sorprendiendo la visión tan diferente que tiene cada fotógrafo en cada rincón del mundo, y lo enriquecedor que es conocer a fotógrafos de sitios tan lejanos.

viaje fotográfico nepal

Autor: Narayan Maharjan

viaje fotográfico nepal

Autor: Narayan Maharjan

viaje fotográfico nepal

Autor: Narayan Maharjan

viaje fotográfico nepal

Autor: Narayan Maharjan

viaje fotográfico nepal

Autor: Narayan Maharjan

viaje fotográfico nepal

Autor: Narayan Maharjan

Un poco de cultura

Y por supuesto tocaba la pequeña pero obligada visita cultural. Al fin y al cabo estábamos en una de las ciudades más antiguas y con más historia del mundo: Kathmandu.

Así que empezamos por una de las ciudades medievales mejor conservadas del mundo: Bakthapur. Éste ha sido uno de los sitios más dañados en el terremoto de Abril, y donde más casas derrumbadas se pueden ver.

Una cosa muy curiosa es que casi todos los templos antiguos están en muy buenas condiciones. Los edificios que han sufrido más son los más nuevos, sobre todo las viviendas.

bakthapur bakthapur bakthapur

Al día siguiente nos fuimos a uno de los puntos más importantes del hinduismo mundial: Pashupatinah.

Pashupatinah es un sitio estremecedor, donde te encuentras con peregrinos que llegan desde todas partes para quemar a sus muertos junto al río Bagmati, fieles que hacen abluciones en el río o que vienen al templo a rezar, y también es casa de muchos sadhus que viven de las propinas de los fotógrafos.

pashupatinah

Autor: Raúl Martín Izquierdo

También fuimos a ver el Monkey Temple, el Templo de los Monos ( o Swayambhunath), donde disfrutamos de hermosas vistas de la ciudad. Aunque en primer lugar pueda parecer un lugar Budista, ya que una enorme estupa preside el lugar, en realidad se pueden distinguir muchos símbolos y templos Hindúes en el mismo sitio.

No es el único sitio donde se puede ver el budismo y el hinduismo conviviendo juntos, ya que en Nepal la mayoría de la gente practica las 2 religiones. De hecho, lo más seguro que te responda un nepalí cuando le preguntas por su religión, es que es Hindú, pero con un estilo de vida Budista.

monkey temple

monkey temple monkey temple

Para terminar, estuvimos en el centro del Budismo en Nepal, Bouda, uno de los pocos lugares del mundo donde la cultura tibetana es accesible.

Tengo que admitirlo, éste es mi sitio favorito en Kathmandu. Hay una energía tremenda, y siempre, vayas a la hora que vayas, hay gente alrededor de la gran estupa, dando vueltas, rezando, recitando mantras….

Hay gente que llega andando desde muchos kilómetros de distancia, y el sitio está lleno de monasterios budistas que puedes visitar y ver como viven los monjes.

Es un sitio muy fotogénico, por lo que siempre nos quedamos un par de noches y aprovechamos para explicar algunas técnicas fotográficas y poder realizar algunas fotos:

viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal

Creciendo en Nepal

Antes de abandonar Kathmandu teníamos algo pendiente, y era visitar el orfanato de niñas al que ayuda la asociación Creciendo en Nepal. Estaba deseando que los viajeros conocieran por fin a una de las personas más fuertes que he conocido nunca: Purna Gurung.

Esta mujer ha quitado de la calle o de casas donde estaban en situación de esclavitud a un buen grupo de niñas, que ahora pueden ir al colegio, educarse, jugar, alimentarse como es debido…

La mayoría de estas niñas provienen de Karnali, una de las zonas más remotas, inaccesibles y pobres de Nepal, y además la mayoría son de casta baja. Muchas han llegado a Kathmandu para servir en casas de gente rica, donde trabajan todo el día y no reciben ningún tipo de educación.

Purna ha conseguido rescatar a muchas de ellas, lo que le ha llevado a recibir amenazas de muerte casi cada día.

Siempre colaboramos con las asociaciones que visitamos, y en este caso fotoMundos aportó 20.000 rupias al orfanato y Creciendo en Nepal, unos 175 €. Como siempre en estos casos, uno se va con la sensación de haber recibido más de lo que ha dado.

creciendo en nepal

El Templo de Manakamana

Nuestra siguiente parada era el templo de Manakamana, ya fuera de Kathmandu, y de camino a Pokhara.

El templo de Manakamana es uno de los pocos sitios del mundo donde aún se realizan sacrificios de animales. Se accede a él a través de un teleférico, y una vez arriba, se puede contemplar la fila de fieles acompañados de cabras o pollos.

Estas ofrendas se hacen en honor a Manakamana, una de las encarnaciones de Parvati, esposa de Shiva. Cuando alguien tiene que pedir por algún familiar o amigo, y el deseo se le cumple, van a darle las gracias a Manakamana y sacrifican algún animal.

Nuestra sorpresa fue que cuando llegamos al templo…. ¡no había templo! Había sido totalmente destruido por el terremoto, y estaba en plena restauración. Pero eso no significa que los sacrificios deban parar: en una esquina de la plaza aún seguían con el ritual.

viaje fotográfico nepal

Autor: Raúl Martín Izquierdo

Bandipur

Nuestra siguiente parada era Bandipur, un pueblo newar cerrado al tráfico y en el que el tiempo parece haberse detenido hace ya muchos años. Nos costó un poco de trabajo llegar, ya que aunque desde Manakamana está bastante cerca, debido al bloqueo de gasolina circulaban muy pocos autobuses, y los que pasaban estaban repletos, con gente incluso en el techo. Después de varios intentos y mucha espera, un camión paró y nos metimos los 5 en la cabina, además del conductor y 3 ó 4 amigos más que viajaban con él.

El camión nos dejó en Dumre, desde donde pudimos coger un autobús que subía la carretera hacia Bandipur. A estas alturas del viaje estábamos ya tan adaptados al país que nos dio igual esperar más de 1 hora a que el autobús se llenara para salir.

En muchos países asiáticos los autobuses no salen cuando llega una hora determinada, sino cuando se llenan. Al principio puede ser un poco frustrante y te pueden entrar ganas de matar al conductor, pero si te relajas e intentas adaptarte al estilo de vida de ellos, llegará un día que te sorprendas a ti mismo esperando una hora dentro de un autobús, totalmente relajado y sin un ápice de estrés.

Por cierto, Jose y Raúl, dos de los viajeros, estaban deseando probar cómo es eso de viajar en el techo de un autobús, así que se subieron e hicieron el último trayecto a lomos de un autobús nepalí. Toda una experiencia.

En Bandipur pudimos fotografiar escenas típicas del Nepal rural, como gente lavando en los lavaderos públicos, haciendo yoga antes del amanecer en Tudikhel, y también visitamos una de las grutas más grandes del país, Siddha Gufa.

viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal viaje fotográfico nepal

Dormir en un monasterio budista

Y quedaba la última parte del viaje, Pokhara. Allí no nos fuimos a alojar en la zona mochilera, sino que nos fuimos directamente a un monasterio budista, donde dormimos 2 noches. Fue una experiencia única y muy profunda, ya que pudimos hablar en varias ocasiones con algunos monjes, e incluso con el Lama jefe del monasterio…. bueno, no sé cual será su título, pero vamos, me habéis entendido. El mandamás, el jefe del cotarro, el dueño del cortijo.

Era un tipo bastante joven, de unos 40 años, que se nos acercó una vez para preguntarnos si necesitábamos algo. Empezamos a hablar con él y enseguida nos atrapó su manera de hablar, tranquila y calmada, amable y abierta. Pensábamos que era un monje más. Empezamos a preguntarle por detalles del budismo: si tienen cielo o infierno, qué es eso del karma y la reencarnación, si tienen que rezar muchas veces al día… y cosas así.

Después de un rato le preguntamos si tenían un jefe allí, un Lama superior o algo así, y nos respondió que sí, que era él. «Pero bueno, en este mundo todos somos iguales, aquí estamos de paso, al final de la partida el peón y el rey se guardan en la misma caja».

Al final de la conversación, en la que hablábamos sobre las diferentes religiones en el mundo, nos dijo: «Mirad, al final, si no queréis seguir ninguna religión, eso da igual. Da igual que seáis cristianos, musulmanes, hindúes, budistas, judíos o lo que sea…. Lo importante es respetar a los demás y estar en paz».

En ese momento entendí el porqué cada vez hay más gente que se acerca al budismo…

monasterio budista pema t´sal pokhara monasterio budista pema t´sal pokhara

El monasterio está emplazado justo al lado de un barrio de refugiados tibetanos, que han llegado aquí después de que China invadiera el Tíbet, a principios de los años 50.

Fue allí, en casa de una familia tibetana, donde pudimos probar el famoso té tibetano salado. En mis varios años visitando Nepal aún no había tenido la oportunidad, ya que no quería probarlo en un bar o restaurante, sino que quería hacerlo con una verdadera familia tibetana, que me lo prepararan de manera tradicional.

Y allí, en ese barrio de refugiados, una familia nos invitó a conocer el famoso té salado hecho con mantequilla de yak, té negro y sal.

Me habían dicho de todo sobre este té: que era asqueroso, que provocaba nauseas, que era grasiento e imposible de tragar… y de nuevo pude comprobar que no hay que fiarse de lo que nos cuentan sobre otros países o costumbres, y que hay que comprobar esas cosas personalmente.

Y la verdad es que está bastante bueno. Simplemente hay que olvidar que es la típica bebida o el típico té. Es más bien una sopa, y muy buena por cierta. De hecho, nos tomamos 2 tazas.

te tibetanoviaje fotográfico nepalviaje fotográfico nepal

En el barrio tibetano tuvimos la oportunidad de conocer a jóvenes tibetanos, con pintas mucho más modernas y actuales de lo que tenemos en la cabeza que es el «look» tibetano. Nos explicaron la problemática que tienen, ya que aunque tienen libertad para moverse por Nepal, tienen mucha dificultad para encontrar trabajo en un país en el que hay un gran porcentaje de paro, y además, siempre contratan antes a un nepalí que a un tibetano, por lo que la mayoría se dedican a intentar vender artesanía.

Por supuesto también visitamos Lake Side, que aunque es un sitio puramente turístico, a mí personalmente me encanta. Es un sitio perfecto para relajarse después de un duro e intenso viaje, tomarse una cerveza y disfrutar tranquilamente de unas vistas al lago maravillosas. Por cierto, está todo mucho más limpio y con menos basura que la última vez que estuve por aquí, hace 1 año y medio. Una gran noticia.

viaje fotográfico nepal

Opción para los beatlemaníacos: ¿puede haber algo mejor que tomarte una cerveza Everest tumbado en una hamaca junto a un lago y unas montañas, mientras escuchas TODO el día a los Beatles?

No pudimos ponerle la guinda al pastel y despedirnos con un amanecer desde Sarangkot, el sitio más alto de Pokhara y desde donde se puede ver como los rayos de sol van poco a poco bañando los Himalaya. Están tan cerca que extiendes la mano y casi puedes tocarlos. Algo obligatorio y que te corta la respiración.

Pero lamentablemente estaba nublado y no hubiéramos podido ver nada, así que tomamos un avión a Kathmandu, donde pasamos un último día de relax, guardamos las cámaras, nos dimos un masaje y dedicamos las últimas horas del viaje a comprar regalos en Thamel.

No preocuparos, viajeros… a Nepal siempre se vuelve. Y es bueno dejar alguna cosa por hacer, y así tener la excusa perfecta para poder volver.

Estoy seguro de que algún día volveréis a Nepal y podréis disfrutar de una de los amaneceres más bonitos del planeta.

Conclusión

Este viaje resume muy bien la esencia de fotoMundos: si quieres hacer fotografías buenas de viaje, no basta con tener un equipo bueno, y tampoco basta ni siquiera con tener grandes conocimientos de la técnica fotográfica. Si no te metes dentro del país tus fotos serán siempre de turista.

Durante 15 días nos metimos en sus casas, hicimos autoestop, nos montamos en camiones, coches, barcas, comimos con ellos, dormimos en un monasterio budista, caminamos por las rutas menos trilladas… ¿ha merecido la pena?

Mirad ahora este vídeo y lo comprobaréis vosotros mismos. He hecho un resumen con las fotos de los viajeros, al principio están las fotos que hicieron los primeros días, y después hay un resumen de las que han conseguido hacer tras dos semanas de viaje fotográfico con fotoMundos.

¿Veis el cambio? Las primeras fotos no dicen mucho, son fotos bastante sosas, algunas están incluso desenfocadas, tienen demasiados elementos que distraen, están hechas a una hora y con una luz malas, etc…

Las últimas sin embargo son fotos que emocionan. No sólo te transportan al país y parece que estás allí, sino que además nos cuentan historias, nos hablan de sus habitantes… en definitiva, son fotos que no dejan indiferente.

Y ahora os pregunto de nuevo: ¿Creéis que ha merecido la pena?


¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este artículo si crees que puede serle útil a otr@s, y no olvides suscribirte para que te lleguen al correo todas nuestras entrevistas, tutoriales, trucos y ofertas. ¡Gracias por leernos!

El biciclown saca un nuevo libro

RSS feed

Hace unos días recibí un email de un viejo conocido, informándome de que estaba lanzando un nuevo libro. En seguida le ofrecí mi apoyo y decidí escribir un post para darle un poco de publicidad. Y no es para menos, el tipo se lo merece de sobra: este libro lo ha escrito con muchos litros de sudor.

La persona de la que te estoy hablando se llama Álvaro Neil, aunque seguramente te suena más su nombre artístico: el biciclown.

¿Cómo? ¿Que no sabes quien es Álvaro Neil, el biciclown?

Si sigues asiduamente este blog, seguro que te acuerdas de esta entrevista que le hicimos hace justo un año, en noviembre del 2014.

Si no, te cuento que Álvaro Neil, el Biciclown, seguramente sea uno de los viajeros en bici más famoso del mundo. Lleva 13 años viajando en bicicleta, 11 de manera ininterrumpida, ha recorrido 83 paises y más de 150.000 kilómetros.

Durante todo este tiempo ha escrito varios libros. Yo tengo el de África con un par, un libro delicioso y que aconsejo a todo el mundo. En breve me compraré Donde termina el asfalto, un recorrido por mi continente favorito, Asia, con miles de historias y anécdotas increíbles. Por ejemplo, el tío recibió un visado gratuito para visitar uno de los países más misteriosos del mundo, Bhutan. Vaya crack.

Y por supuesto, me compraré también este último, el que está lanzando ahora.

Una declaración de intuiciones

Así se llamará el nuevo libro del biciclown: Una declaración de intuiciones. ¿Y de qué va este nuevo libro? Para describirlo os dejo las propias palabras de Álvaro:

«Ser nómada provoca mucha curiosidad en las personas con las que cada día me encuentro pedaleando. Mi estilo de vida, inseguro para los canones occidentales, provoca una infinidad de preguntas en aquéllas personas con las que me cruzo en el camino. Y han sido muchas en estos once años.

Me veo obligado a responder a cuestiones del tipo ¿Por qué haces esto? Cómo te financias? ¿Qué harás depués?… que, por raro que parezca, acostumbro a improvisar y variar segun mi interlocutor y mi sentido del humor ese día.

He ofrecido charlas o conferencias para miles de personas y he descubierto que la gente escucha con atención lo que cuento y mis pensamientos han provocado hasta mudanzas de vida.

De todas esas conversaciones y de muchas otras que he tenido conmigo mismo atravesando varios desiertos, han surgido algunas intuiciones que ahora reúno en este libro.»

Como puedes intuir, debe ser un libro lleno de perlas… 13 años viviendo encima de una bici debe ser increíble.

Pero aunque el libro ya está escrito, Álvaro necesita la ayuda de todo el mundo para el diseño, impresión y distribución. Si entras aquí puedes aportar tu granito de arena para que esta joya de la literatura de viajes se haga realidad. Y además, ¡ya tienes regalo de Navidad! Por sólo 12 € tienes el libro en casa.

Puedes seguir las aventuras del Biciclown en su web, seguirlo en twitter o facebook.


¿Conocías al biciclown? ¿Has leído alguno de sus libros? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este artículo si crees que esta entrevista puede serle útil a otr@s, y no olvides suscribirte para que te lleguen al correo todas nuestras entrevistas, tutoriales, trucos y ofertas. ¡Gracias por leernos!

Joylent para viajar, o cómo no arruinarte en los aeropuertos

RSS feed

Una de las peores cosas a la hora de viajar son las interminables horas en los aeropuertos, y la ruina que supone comer algo en ellos. A veces se pasan demasiado y parece que el bocadillo que te estás comiendo está hecho con carne de unicornio. La solución más fácil es no comer ni beber nada, pero si tenemos que estar muchas horas se puede hacer demasiado largo y es fácil caer en la tentación.

¿Alguna otra solución? La respuesta me llegó hace unos meses, cuando leí que un americano había ideado unos polvos que teóricamente contienen todos los nutrientes que el cuerpo humano necesita para sobrevivir. De hecho, el tipo se alimenta desde entonces exclusivamente con estos polvos mezclados con agua, lo que da lugar a un batido al que bautizó como Soylent.

La réplica europea no se hizo esperar y un emprendedor del viejo mundo hizo una fórmula parecida y la bautizó como Joylent.

¿Alimentarse exclusivamente de batidos?

Sí, teóricamente es posible, Joylent contiene todas las vitaminas, minerales, aminoácidos, hidratos de carbono, fibra, grasas, etc, etc… que el cuerpo humano necesita para sobrevivir. Bueno, no sólo sobrevivir, sino llevar una vida normal e incluso trabajar y practicar deporte.

En un principio la idea no me atrajo demasiado, pensé que era algo parecido a las proteínas que se meten los culturistas o los productos que te prometen adelgazar de manera milagrosa, pero después de informarme un poco me di cuenta de que ésta no es la idea ni la filosofía de Joylent.

Joylent es, simplemente, un sustituto de la comida. Nació con la idea de utilizarse para los que no quieren perder el tiempo cocinando, para aquellos a los que comer no les parece algo tan sublime y lo hacen para subsistir. Algo que te permite no cocinar y sin embargo comer de manera sana y equilibrada, ya que estás metiéndote en el cuerpo justo lo que éste necesita.

La idea entonces empezó a parecerme realmente interesante. No para hacerlo de manera radical y alimentarme sólo de batidos, pero sí que se me vinieron a la mente muchas situaciones en las que había tenido que comer una hamburguesa, un sandwich, un donut o cualquier otra cosa porque tenía que comer y no tenía tiempo para cocinar, dinero para comer en un buen restaurante, o estaba en algún sitio que me impedía comerme algo decente.

Y por supuesto, lo primero que pensé fue en las posibles utilidades que podía tener Joylent en una parte muy importante de mi vida: los viajes.

¿Cómo te puede salvar la vida Joylent cuando estás de viaje?

  • Lo primero que se me vino a la cabeza: la malísima y prohibitiva comida de los aeropuertos. Si te llevas en tu equipaje de mano alguna bolsa de Joylent, sólo necesitarás una botella de agua y ya no tendrás miedo de arruinarte en los aeropuertos, donde comprando un café y un bocadillo se te puede ir medio presupuesto en comida que tenías para 15 días en La India.
  • Lo puedes utilizar para ir acostumbrándote poco a poco a la comida del país al que vas. Los primeros días suelen ser bruscos para nuestro organismo, que puede reaccionar con vómitos o malestar general a la ingesta de una comida totalmente diferente y a la que no estamos acostumbrados: excesivo picante, especias nuevas, verduras nuevas, carne en mal estado…. además, hay que tener en cuenta que aunque bebamos agua embotellada, las verduras y los cubiertos los lavan con agua del grifo, por lo que inevitablemente entran en nuestro cuerpo microorganismos nuevos. Lo que suelo recomendar a los nuevos viajeros es que hagan al menos una comida o dos al día con Joylent durante 2 ó 3 días, y así nuestro cuerpo se adaptará poco a poco y evitaremos diarreas y sorpresas de ese tipo.
  • Me ha pasado algunas veces, cuando estoy en algún reportaje en un sitio muy remoto, que la comida es demasiado brutal para mí. Por ejemplo, recuerdo que pasé unos días con una familia vietnamita, viviendo con ellos y fotografiándolos, y me era muy complicado comer todos los manjares con los que me brindaban su hospitalidad. Muchas veces el menú estaba compuesto por trozos de carne con huesos, piel y pelo del animal, y otras veces no sabía si estaba comiendo perro o no… Por supuesto, tuve que engullir y rezar para no vomitar las primeras veces, no quería que se sintieran mal al rechazarles su comida, me estaban dando sus mejores platos y era una familia muy humilde. Como era una zona sin turismo, no había ni un restaurante en muchos kilómetros a la redonda, así que opté por comer sólo un poco con ellos y beber Joylent cuando nadie me miraba. De otra forma no hubiera podido aguantar el ritmo de trabajo y exigencia que requiere un reportaje de este tipo.
  • Hace poco lo tuve que utilizar en Nepal, durante una ruta que hice por la frontera con el Tíbet. La zona por la que andaba estaba totalmente destrozada por el terremoto de hacía unos meses, y lo que me encontré al llegar superó todas mis expectativas: pueblos enteros sepultados bajo montañas que se habían caído literalmente encima de ellos, caminos destrozados por los que no podían pasar ningún vehículo, hoteles y restaurantes abandonados, casas partidas por la mitad, puentes caídos, gente viviendo en tiendas de campaña, y por supuesto ni luz ni agua en ningún sitio. Durante tres días me fue muy complicado encontrar algún sitio donde me ofrecieran algo de comer, así que puedo decir que Joylent me salvó la vida. En esta ocasión ni siquiera pude encontrar agua embotellada, así que tuve que mezclarlo con Sprite, que curiosamente fue más fácil de conseguir. El sabor fue más o menos el mismo, pero un poco más dulce.
  • Cuando te estás recuperando del mal del viajero, las temidas diarreas, puede ser una muy buena idea no recargar el estómago con demasiadas comidas sólidas. Tomando Joylent estás tomando todos los nutrientes que tu cuerpo necesita y no estás forzando el estómago.
  • En rutas de trekking, o haciendo el Camino de Santiago: Puedes ir dando sorbos de tu batido mientras andas, dosificando así la energía y sin sentirte pesado o soñoliento.

Como ves, hay muchas opciones para utilizar este tipo de alimentos en los viajes. Y seguro que se nos irán ocurriendo más en el futuro.

Si ya te está picando el gusanillo y quieres probarlo en tus viajes, solo tienes que entrar en su web y hacer un pedido. Además allí tienes la toda la información nutricional.


¿Qué te ha parecido este consejo viajero? ¿Conocías este tipo de alimentos? ¿Crees que puede ser interesante tomar Joylent para viajar? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este artículo si crees que esta información puede serle útil a otr@s, y no olvides suscribirte para que te lleguen al correo todas nuestras entrevistas, tutoriales, trucos y ofertas. ¡Gracias por leernos!

Intentando llegar a Kodari, en la frontera con el Tibet

RSS feed

Llegué a Kathmandu justo empezando con una crisis del petroleo, que hacía que moverse fuera mucho más difícil y caro. Había muchos menos autobuses, pero aún así se me había metido en la cabeza visitar Kodari, un pueblo al norte de Kathmandu y frontera con el Tibet.

Allí se encontraba el famoso Puente de La Amistad, que cruzaba el río Bhote Koshi y separaba Nepal de China, hasta no hace mucho, Tibet.

Por supuesto, es imposible cruzar al otro lado sin un visado chino, unos permisos carísimos para entrar al Tibet, y una agencia que te coloque un guía que te acompañe todo el tiempo por caminos establecidos de los que no te puedes desviar.

No era mi intención entrar en el Tibet, sólo quería estar unos días por las montañas, hacer unas fotos, ver como había afectado el terremoto a esa parte del país, y darme baños relajantes en las termas de Tatopani, un pueblo cercano a Kodari, famoso por sus fuentes termales. De hecho, Tatopani significa literalmente «agua caliente» en nepalí.

A priori parecía un sitio fácil de llegar, sólo había que coger un autobús en Kathmandu que te dejaba directamente allí, en unas 8 horas.

Pero sobre la 1 de la tarde, después de 6 horas de autobús, paramos en Barabise. No tenía ni idea de si quedaba mucho o poco hasta Kodari. El conductor no sabía nada de inglés, así que no podía responderme a mi pregunta: ¿Qué pasa? ¿Por qué hemos parado?

Tan sólo respondió cuando escuchó el nombre de la ciudad fronteriza:

¿Kodari? – le pregunté con mi mejor acento nepalí.

No, no, no, imposibol….

Vi varios autobuses y pregunté si alguno salía para Kodari, y todos me respondían lo mismo: imposibol.

Alguien me llevó a un jeep, donde me pedían 3000 rupias, unos 30$, por llevarme. Teniendo en cuenta que había pagado 500 rupias por un viaje de 6 horas, me pareció una locura y que me estaban tomando por tonto.

Seguí preguntando por el pueblo pero todos me respondían lo mismo una y otra vez: imposibol. El jeep me seguía a paso lento, intentando regatear, pero sin bajar de las 2500 rupias.

No podía más, estaba deseando salir de aquel pueblo que no me quería dejar marchar, así que me puse a andar hasta que dejé el pueblo atrás. Eran cerca de las 2 y oscurecía sobre las 6, así que tenía unas 3 horas para andar. Calculé que podría hacer unos 15 kilómentros, y pensé que seguramente me encontraría con alguna bonita aldea donde hubiera un precioso hostal con vistas a las montañas, o que en cualquier caso me podría alojar en casa de alguien, como ya había hecho muchas veces.

Me animó ver los paisajes increíbles que cruzaba: a mi izquierda un río furioso, a mi derecha montañas de las que caían cascadas por todas partes. Estaba todo lleno de vegetación, parecía el paraíso. La gente me saludaba alegremente: «¡Namaste!», aunque también notaba en sus miradas incredulidad: «¿Qué haces aquí, amigo?».

Pronto entendí el por qué…  el terremoto de marzo se había cebado con esta zona. Había muchas casas destrozadas, pueblos enteros bajo tierra, gente viviendo en tiendas de campaña… literalmente estaba pasando por encima de casas, caminando por sus tejados. La montaña se había desprendido encima de Nepal, engullendo a sus gentes.

Y seis meses después, el espectáculo seguía siendo dantesco.

fotomundos 004 fotomundos 005 fotomundos 006 fotomundos 007

También empecé a entender el por qué me decían que era imposible llegar a Kodari: a medida que avanzaba el camino se hacía más impracticable, los desprendimientos habían hecho que en algunas zonas del camino fuera imposible de cruzar por cualquier vehículo.

Comprendí entonces que me sería complicado encontrar un sitio para dormir aquella noche, los pocos hostales con los que me había cruzado estaban destrozados y abandonados, y tampoco iba a quedarme en alguna tienda de campaña o alguna chabola de los supervivientes.

Después de más de 2 horas andando ya estaba contemplando la posibilidad de dormir con el saco de dormir en cualquier sitio… lo malo es que parecía que iba a llover. Intentaría encontrar al menos un techo, y pasar la noche como pudiera. De repente un jeep con al menos 10 personas paró detrás mía. Le pregunté de nuevo al conductor:

¿Kodari?

¿Kodari? – me dijo abriendo los ojos de la sorpresa – Imposible, hermano… te puedo dejar en The Last Resort, un sitio para dormir que seguramente sea el único sitio donde puedas pasar la noche por aquí.

Me monté y por 200 rupias pude disfrutar de un paseo de 20 minutos de locura en la parte de atrás de un jeep descapotable, rodeado de nepalís. Alguno casi se cae en uno de los saltos. Aunque el camino era impracticable, el tío conducía muy rápido.

Llegamos a mi destino, fui el último en bajarme, y el tipo se volvió por donde había venido. Para llegar hasta el resort tuve que cruzar un puente nepalí, que luego me enteré que era uno de los más altos del país, y desde donde se hacía puenting. Cuando entré, el sitio estaba medio destruido. Había gente trabajando y cuando me vieron llegar se quedaron todos quietos, callados, uno con una tabla en el hombro, otro con el martillo a medio camino. Era lo último que pensaban ver ese día, un guiri perdido.

Me dijeron que desde el terremoto no habían vuelto turistas, y que estaban aprovechando para arreglar lo que se había caído. Me ofrecieron una tienda de campaña, cena y desayuno. Uno de ellos volvía al día siguiente en su jeep a Kathmandu y me ofreció también volver con él.

Estuve tentado de decirle que sí, pero cuando me dijo que estaba tan solo a 13 kilómetros de Kodari, mi cabezonería me impidió abandonar. Al día siguiente me levantaría temprano y en 3 horas estaría en mi destino. Y quien sabe, era un pueblo mucho más grande de los que había pasado, seguramente habría algún sitio donde poder dormir. Y además tenía en la cabeza a Tatopani, quería probar las termas y descansar.

En el resort las duchas estaban todas rotas, así que tuve que ducharme con un cubo de agua fría. Me daba igual, iba a pasar la noche bajo techo y caliente, iba a cenar dal bhat y estaba muy cerca de pasar unos días relajado, bañándome en termas y haciendo fotos de sitios increíbles.

Cuando salí de la ducha, estaba anocheciendo y había empezado a llover. Fue una suerte encontrarme con ese jeep.

fotomundos 001 fotomundos 002

A la mañana siguiente seguía lloviendo, no había parado en toda la noche, y tuve que esperar hasta las 9 para empezar a andar.

Ese día la Naturaleza estaba en todo su esplendor, regalándome las imágenes más bellas que había visto nunca, pero al mismo tiempo me mostraba su lado más cruel. De nuevo casas devastadas, gente mal viviendo sin luz ni agua, pueblos enteros desaparecidos…  una puta locura. ¿A quién se le había ocurrido intentar vivir aquí? La Naturaleza era tan grandiosa que te hacía sentir una hormiga, una minúscula mota de polvo. Podías intuir que un pequeño estornudo allí de una de esas montañas significaba una muerte segura.

Seguí andando con ese sentimiento encontrado, maravillado y horrorizado por lo que estaba viendo y viviendo. Pensaba en lo que estarían haciendo mis amigos, mi familia, mi novia. Yo estaba paseando por el paraíso y por el infierno, solo. No era la primera vez ni sería la última.

fotomundos 003

fotomundos 010 fotomundos 013 fotomundos 014

fotomundos 012

fotomundos 016

Después de 3 horas llegué a Tatopani. Era un pueblo algo más grande, aunque en realidad sólo eran casas a lo largo del camino. Pregunté por un hotel, y empezaron de nuevo las miradas de incredulidad y los movimientos negativos de cabeza. Insistí a varias personas, pero todos me decían lo mismo: los hoteles estaban destruidos, abandonados.

No podía ser, había casi llegado a mi destino, y ahora no tenía tiempo de volver atrás. Tenía que quedarme allí o seguir 3 kilómetros más hasta Kodari, mi última esperanza.

Entonces unas chicas me dijeron que esperara en la puerta de un hotel cerrado a cal y canto. La fachada estaba resquebrajada por varias partes y parecía que iba a caerse en cualquier momento. Al rato apareció un tipo, el dueño, y me hizo señas para que le siguiera. Curiosamente no hablaba ni una palabra de inglés. Lo seguí y entramos  por una puerta trasera en su ruinoso hotel. Me condujo a la última planta, la cuarta creo que era. Muchos muros estaban caídos, había restos de muebles, cristales, papeles y mil cosas más por el suelo. Abrió una puerta y me enseñó una habitación que a diferencia del resto del hotel, estaba casi ordenada, aunque se notaba que hacía meses que no entraba nadie allí.

No había ni luz ni agua, y creo que me dijo que intentaría arreglar lo del agua, para que por lo menos pudiera ir al baño.

Una vez sin la mochila a cuestas llegaba la segunda parte: encontrar un sitio para comer. Después de preguntar un rato me metieron en el único sitio del pueblo que quedaba, una especie de tasca oscura donde pusieron frente a mí un plato de noodles. Fui el centro de atención un buen rato, hasta creo que ligué con un borracho que me pagó la comida y quería que durmiera con él en su casa.

Volví a mi habitación y me di cuenta de que no podía estar en ese sitio más de una noche, llevaba medio año abandonado, seguramente había ratas, cucarachas y chinches, o quizás se me iba a caer encima el techo o se derrumbaría el edificio. Mi última opción era Kodari, a 3 kilómetros de allí. Eran las 4, tenía 2 horas para ir, ver si había algún sitio mejor para quedarme y volver. Podía ir sin mochila, así que era tiempo suficiente.

Salí aunque estaba lloviendo, incluso corrí varias veces. Cuando estaba casi llegando el camino desapareció, se había producido una brecha de unos tres metros por la que se abría furiosamente una masa de agua. Habían puesto unos troncos tumbados a modo de puente, y al cruzarlo tuve que trepar con manos y pies por montones de piedras. Después de media hora subiendo, por fin llegué a Kodari.

Por fin había llegado a mi destino.

Pero el espectáculo era increíblemente triste. Chabolas y tiendas de campaña por todas partes, el pueblo casi desierto, destrozado, casas derrumbadas, la lluvia seguía empapando todo y yo no podía creerme que tanto esfuerzo no hubiera servido para nada.

Conocí primero a un chaval que me quería alojar en la chabola de algún amigo, y después a un médico que estaba allí ayudando a la gente y que quería que me quedara a dormir en alguna tienda de campaña libre. Me conmovió semejante prueba de hospitalidad, pero no quería dejar a nadie sin un sitio para dormir, aparte de que no podía arriesgarme a ponerme enfermo allí. Tampoco tenía nada para purificar el agua y no vendían agua mineral en ningún sitio, por lo que tuve que volver, mojado y deprimido, a mi hotel abandonado.

Esa noche dormí con la navaja en una mano debido a varios ruidos que escuché a mitad de la noche. Parecía que alguien había entrado, incluso escuché pasos subiendo la escalera, pero finalmente no tuve que batirme en duelo con nadie. Y también dormí con el temor de que me mordiera alguna rata o de sentir en mitad de la noche insectos sobre mi cara, así que me metí en el saco y lo cerré lo máximo que pude.

A las 5 de la mañana ya estaba fuera del hotel, deshaciendo el camino andado.

Llegué a Kathmandu ese mismo día, bien entrada la noche. Mi amigo Babu me recibió en su casa, me dio de cenar y por fin pude descansar tranquilamente.

Esa pequeña incursión en las montañas me sirvió para entender la magnitud del terremoto, para ver con mis propios ojos lo que supone una desgracia de tal envergadura, y para comprobar lo que ya suponía: todo el mundo se vuelca al principio con un país que sufre un desastre natural, pero pasados unos pocos meses todos nos olvidamos. Pero las consecuencias perduran durante mucho tiempo.

Y allí, en el norte de Nepal, perdidos entre las montañas, aún sigue mucha gente viviendo en tiendas de campaña o en chabolas, sin luz ni agua, sin acceso a hospitales ni colegios, olvidados para casi todo el mundo.

fotomundos 008

fotomundos 011

¿Qué te ha parecido esta noticia? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este artículo si crees que puede serle útil a otr@s, y no olvides suscribirte para que te lleguen al correo todos nuestros tutoriales, trucos y ofertas. ¡Gracias por leernos!

 

Agente Naranja, la guerra de Vietnam aún no ha terminado (II parte)

RSS feed

Este post es continuación de éste otro, donde explico mi primera experiencia con el Agente Naranja.

Suscríbete para recibir gratis en tu email historias como ésta.


Tenía claro que tenía que volver a Vietnam. Ya había retratado el horror de las consecuencias de una guerra química, pero necesitaba ahora algo mucho más íntimo, no sólo víctimas anónimas. Al fin y al cabo, estaba documentando sin contar nada. Necesitaba contar una historia, esa era la clave.

Además, necesitaba crear ese mismo impacto con fotografías que la gente pudiera soportar. Ya me había dicho mucha gente que era imposible ver más de 3 fotos seguidas, y lo que yo quería era que todo el mundo conociera lo que estaba pasando en Vietnam.

Por eso, mi idea era contactar con una persona que hubiera nacido con alguno de los problemas que causa el Agente Naranja, pero que hubiera podido salir adelante, trabajar, incluso formar una familia.

Para ello me puse en contacto con una organización que ayuda desde hace tiempo a las víctimas, no sólo niños, sino también veteranos de guerra. Se llama Friendship Village, es estadounidense y tiene sede en Hanoi. Una super mujer, Mrs. Ha, es la encargada de que todo funcione allí. Sí, es una asociación que nació en EEUU, hay muchas ONGs americanas en Vietnam. Una cosa es lo que el gobierno haga y otra diferente lo que sus ciudadanos piensen….

La Friendship Village está a las afueras de Hanoi, en el barrio de Van Canh, y cuenta con habitaciones para alrededor de 120 niños, comedor, colegio, talleres, campos de fútbol, un hospital de veteranos de guerra, un huerto y varios animales. Y también tiene un edificio donde duermen los voluntarios, que fue mi casa durante una semana. Me abrieron sus puertas, me enseñaron muchas más cosas sobre el Agente Naranja, y por fin las víctimas ya no fueron rostros anónimos para mí, conocí sus nombres, sus historias, cómo habían llegado allí, lo que querían hacer en el futuro, estuve viviendo con ellos, comiendo, jugando.

La señora Ha me presentó al que sería mi guía y amigo durante mi estancia en Hanoi, un antiguo alumno que había pasado a ser uno de los profesores de allí, concretamente de informática, y que medía poco más de un metro a sus 31 años. Otra secuela más del Agente Naranja. Irónicamente, su nombre era Long (largo en ingles).

fotomundos 001

Long hablaba un inglés muy básico, pero nos entendíamos más o menos. Cuando le conté lo que quería, rápidamente me habló de un amigo suyo, Hung. También era víctima del Agente Naranja, se habían conocido en la Friendship Village y ahora vivía en alguna parte de Hanoi, se había casado y tenía 2 hijas. Monté a Long en la parte de atrás de una moto y me guió a la casa de Hung. Cuando llegamos parecía que estábamos en el pueblo más profundo de Vietnam, no había hoteles ni restaurantes, y por supuesto ningún extranjero a kilómetros a la redonda.

Hung vivía con su mujer, Hoa, sus 2 hijas, Dien y Linh, y 5 familiares más en una casa de 3 plantas. En la parte de abajo tenían el negocio, una especie de bar donde daban desayunos, y en las 2 plantas de arriba vivían las 9 personas.

agent_orange_1

Hung había nacido con problemas en sus extremidades, sobre todo en los brazos, que le caían muertos y con los que casi no tenía fuerza. Sus piernas estaban retorcidas, aunque podía andar no demasiado rápido. Había estado varios años en la Friendship Village, donde le habían dado una educación y, sobre todo, le habían enseñado a valerse por sí mismo y a no rendirse.

Me recibió en su casa y se alegró de que quisiera contar su historia y hablar sobre el Agente Naranja. No le importó que estuviera con ellos varios días, casi 24 horas al día. De hecho, casi lo veían un honor, cuando en realidad yo sentía que era al revés. Intenté explicarles esto, pero fue imposible. Allí nadie hablaba inglés excepto Long, que hacía de traductor, pero esa parte no pudo entenderla.

agent_orange_2 agent_orange_7 agent_orange_8

germangutierrez09 germangutierrez10 germangutierrez06

En los sucesivos días me di cuenta de que Hung no sólo era el sustento de su numerosa familia, sino que era muy activo y hacía de todo: montaba en bici, pescaba, iba al parque con sus hijas, jugaba con ellas, las columpiaba, trabajaba en el bar, llevaba los desayunos, recogía las sillas, limpiaba… Además, era un experto jugador de ajedrez vietnamita. Un día le vi jugar durante varias horas con varios jugadores, uno detrás de otro, y ninguno pudo ganarle. En la última partida estaban todos alrededor de la mesa, intentando vencerle, y sólo consiguieron empatar. Un tipo sumamente inteligente, mucho más inteligente y trabajador que la mayoría de gente que conocía, incluido yo. Tenía una fuerza increíble en sus palabras y en su mirada. Era muy cariñoso con sus hijas, a las que abrazaba mucho, a pesar de que en realidad no podía rodearlas con sus brazos.

agent_orange_11

Una de las pocas cosas que no puede hacer Hung es bañarse él mismo y peinarse. Eso lo tiene que hacer su mujer, Hoa.

agent_orange_4germanfotografo 009germanfotografo 021

Hoa también es una víctima del Agente Naranja. A simple vista no lo parece, porque no tiene ningún problema físico. Tiene simplemente un ligero retraso mental. Se conocieron precisamente en la Friendship Village, donde se enamoraron. Me encantaron las fotos de boda, donde aparece preciosa, parecía una modelo.

agent_orange_5

Sus dos hijas, Dien y Linh, nacieron sin ningún problema. Bien pensado, fue una locura, ya que tenían muchas probabilidades de que no fuera así. Estuvimos hablando un buen rato sobre eso, y me contaron que vivían con el miedo de que en cualquier momento el Agente Naranja diera la cara. A veces pasaba, según me contaron. Crees que has nacido sano, que te has salvado, que te ha tocado la lotería, pero un día te encuentras mal, vas al médico y tienes leucemia.

Y viven con el miedo diario de que eso le pase a sus hijas.

Son una familia humilde, que van tirando como pueden, pero no les preocupa el dinero o la falta de trabajo. Su principal preocupación es que sus hijas, el día menos pensado, pasen a engrosar la lista de víctimas del terrible Agente Naranja.

agent_orange_3 agent_orange_10 agent_orange_13germangutierrez08germangutierrez05 germangutierrez03

fotomundos 001-2 fotomundos 001-3 fotomundos 001

Después de unos días con ellos me despedí. No querían aceptar nada de dinero, así que fui al mercado con la mujer del padre de Hung y compramos carne y verduras para preparar un super almuerzo todos juntos.

Mis últimos día en la Friendship Village los pasé haciendo pocas fotos y jugando mucho con los niños. También les di a algunos clases de inglés. Sentía que tenía una deuda con ellos, y a día de hoy sigo sintiendo lo mismo.

El día antes de irme llegó un autobús cargado de veteranos de guerra. Cada mes llegaban unos 40 veteranos, gente que había luchado en la Guerra de Vietnam y que había estado en contacto directo con el Agente Naranja. Casi todos tenían malnutrición y allí los cuidaban, les daban bien de comer y les hacían las curas que cada uno necesitaba. Al menos durante un mes estaban bien atendidos. Esos delgados y bajitos ancianos habían estado peleando en la jungla durante 10 años, recibiendo cientos de bombas cada día, metralla, napalm, productos químicos… y el mayor ejército del mundo no había sido capaz de vencerlos.

Cuando intenté hacerles algunas fotos enseguida me rodearon y empezaron a hacerse fotos conmigo, con sus propios móviles. Reían, felices de poder hacerse fotos con aquel extranjero alto y de ojos redondos. Les pregunté, y uno que medio hablaba inglés me comentó que para ellos era un honor que yo estuviera allí, que era una experiencia increíble. Les intenté explicar que tenía que ser al revés, que yo era un tipo que si tuviera que defender mi país seguramente saldría corriendo y no pararía en un año, que era un europeo blanco y débil con una vida fácil, que nunca había sufrido una guerra y que lo que hacía para ganarme la vida era apretar un jodido botón … pero de nuevo nadie me entendió. Y siguieron haciéndome fotos durante un buen rato, para así poder mostrar a sus familias y contarles con orgullo que me habían conocido.

fotomundos 002fotomundos 001-2 fotomundos 001

Si te interesa colaborar de alguna manera con la Friendship Village, aquí tienes más información. Puedes donarles dinero, visitarlos o hacer un voluntariado con ellos.

Si crees que esta historia debería conocerse, compártela. Y no olvides suscribirte para que te lleguen al correo todos nuestros tutoriales, trucos y ofertas. ¡Gracias por leernos!

Agente Naranja, la Guerra de Vietnam aún no ha terminado (I parte)

RSS feed

Según los libros de historia, este año se cumplen 40 años del final de la Guerra de Vietnam.

Pero yo soy de lo que opinan como el fotoperiodista Gervasio Sánchez:
«Una guerra no termina hasta que no terminan sus consecuencias».
Si esto es así, nadie sabe cuando acabará la Guerra de Vietnam. Es imposible. Nadie sabe cuando dejarán de nacer niños deformados debido a los productos químicos que se lanzaron durante la guerra.

Llegué a ese país por primera vez en Julio del 2011. Viajaba con un amigo escritor, José Luis López, y estábamos en medio de un viaje de varios meses por el sudeste asiático con la intención de documentar algunas historias que nos parecían interesantes. Acabábamos de salir de Camboya, habíamos estado fotografiando a familias viviendo en un basurero llamado Steung Meanchey y gente a las que el gobierno les había quitado la casa y se habían tenido que ir a vivir a las afueras de Phnom Penh, a un sitio bautizado como Andong.

Y habíamos leído que en Vietnam había muchos enfermos mentales, quizás debido a los productos químicos que se habían lanzado durante la Guerra de Vietnam. Nos pareció una idea interesante para documentar. Él escribiría y yo haría las fotos, el tándem perfecto.

Llegamos a Saigon y empezamos a buscar información, a preguntar a gente y a mandar emails. Pronto nos dimos cuenta de que los propios vietnamitas no tenían ni idea de lo que les hablábamos, sobre todo los más jóvenes. Siempre era complicado mantener una conversación sobre la guerra. Al principio pensamos que debido a la barrera idiomática era difícil entendernos, ya que muy pocos vietnamitas hablan inglés, después creíamos que era porque querían olvidar ese pasado tan cruento y se hacían los suecos, pero también teníamos la sensación de que no nos mentían, se les veía muchas veces en los ojos que realmente sabían muy poco sobre la guerra que había pasado en su propio país.

Al final conseguimos un nombre, Tu Dú. Era un hospital en Saigon. Nos dijeron que allí había una zona llamada Peace Village (aldea de la paz), donde cuidaban de niños que nacían con problemas físicos o psicológicos y que eran abandonados por sus padres.

También nos hablaron por primera vez de algo que lamentablemente se ha convertido en una parte de mi vida: Agente Naranja.

El día antes de llegarnos a la Peace Village estuvimos viendo vídeos de gente que había estado de voluntarios en esa zona del hospital, y nos quedamos horrorizados: no eran simplemente niños autistas o con síndrome de Down, como habíamos pensado. Estuvimos viendo imágenes de lo que parecía ser una película macabra de terror, con niños amarrados en camas de hospital, algunos sin brazos, otros sin piernas, casi todos con deformaciones que ni la mente más enferma de Hollywood hubiera podido imaginar. ¿Pero qué coño era esto?

Al día siguiente fuimos al hospital y preguntamos por la Peace Village. Al llegar allí nos dijeron que para hacer fotos había que tener un permiso que nosotros no teníamos. Nos dijeron donde conseguirlo y allí fuimos. De allí nos mandaron a otro edificio, y de ese a otro diferente. Nos estuvimos recorriendo Saigon durante horas, buscando un permiso que nadie parecía tener. Finalmente, un soldado nos impidió pasar al último edificio donde nos habían mandado. Lo intentamos de todas formas, pero fue imposible. El chaval no sabía nada de inglés y simplemente nos decía que no podíamos pasar, le dijéramos lo que le dijéramos. En medio de la pelea, un chico vietnamita que pasaba por allí nos intentó ayudar, explicándole lo que queríamos al soldado, pero nada. Allí no podía entrar nadie. El chico vivía en Estados Unidos, por eso sabía inglés. Cuando le contamos que llevábamos varias horas recorriendo la ciudad buscando un papel y que nos llevaban de un lado a otro, sonrió y nos dijo: «Welcome to Vietnam!»

Cansados, sudando por cada poro de nuestra piel, y abatidos, nos fuimos al hospital de nuevo decididos a jugar nuestra última carta.

Cuando llegamos de nuevo a la Peace Village nos volvieron a preguntar por el permiso. Les dijimos:

– Sí, hemos estado donde nos habéis dicho. Nos han dicho que no hay problema, que podemos hacer fotos.

– ¿Y no os han dado el permiso escrito? – nos preguntó la enfermera.

– No, nos han dicho que no hace falta. Que ellos nos dan el permiso, pero que no hace falta ponerlo por escrito. Eso es lo que nos han dicho, literalmente.

Joder, lo sé, nuestra última carta era una mierda. ¿Quién se iba a tragar eso? Estábamos seguros de que no íbamos a poder entrar.

Pero nos equivocamos. Ni siquiera se lo pensó. La enfermera dijo con una sonrisa: «OK», y nos mandó seguirla.

Subimos a una segunda planta. El pasillo donde estaban las habitaciones de los niños estaba cerrado con una verja. Nadie podía entrar ni salir de allí.

germanfotografo (21 de 32)

Había 5 habitaciones, donde los niños estaban distribuidos por edades y sexo, desde los recién nacidos hasta los mayores, de 18 años. Entramos en la primera y la realidad nos pegó en la cara con fuerza. Ahora ya no estábamos viendo vídeos, ya no parecía una película. Estábamos dentro del documental, éramos parte de él.

A nuestro alrededor decenas de niños con deformaciones inimaginables: uno sin ojos, otro con la cabeza inmensa y llena de úlceras, otro con piernas y brazos retorcidos, rostros desfigurados….

germanfotografo 014

germanfotografo 015

germanfotografo 016

germanfotografo 017

germanfotografo 010

germanfotografo 011

germanfotografo 012

germanfotografo 013

El Agente Naranja es considerado el producto químico más dañino jamás creado por el hombre. El ejército americano lo utilizó para eliminar la selva vietnamita, donde su enemigo se movía como pez en el agua, y así intentar tomar ventaja. Mataba absolutamente todo.

El veneno invadió ríos, se metió en la tierra, y no sólo afectó directamente a mucha gente, provocando quemaduras y miles de casos de cáncer. También afectó a los descendientes, a las nuevas generaciones, convirtiendo en monstruos a bebés que han estado naciendo durante 40 años y que nada tienen que ver con esa guerra. Decenas de niños nacen cada día en Vietnam con deformaciones físicas inimaginables y /o enfermedades mentales, a lo largo de todo el país, desde Hanoi a Saigon, de norte a sur. Y lo peor de todo es que nadie sabe cuando parará. No hay manera de saber si algún día dejarán de nacer tantos niños así, si algún día desaparecerá el maldito Agente Naranja. Además, puede que los padres estén aparentemente sanos pero alguno de sus hijos nazca mal. O que nazcan sanos pero en algún momento de su vida aparezca una extraña enfermedad, o empiecen a retorcerse sus extremidades, aparte de los numerosos casos de cáncer y leucemia en la población infantil vietnamita.

¿Por qué nadie sabe esto? ¿Por qué esto no sale en las noticias? ¿Por qué no se estudia en las clases de historia? 

Ese primer día, allí haciendo fotos en esas 5 habitaciones llenas de niños que nadie quería ver, fue lo que me repetí a mí mismo una y otra vez para poder seguir apretando el botón de mi cámara. Para intentar hacer callar las voces de mi cabeza que me preguntaban: ¿Qué coño haces aquí? ¿Por qué estás haciendo estas fotos? ¿Por qué le estas quitando la intimidad a estos niños? ¿Crees que son monos de feria? ¿Crees que tienes derecho a mostrarlos al mundo como monstruos?

Después de un rato dando vueltas por allí, los niños que se podían mover se pegaron a nosotros y nos pidieron que les hiciéramos fotos. Se pusieron a posar con sus amigos, haciendo con sus dedos la V de victoria. Muchos casi no podían, tenían los dedos deformados o simplemente no tenían dedos, pero aún así sonreían. Cuando me pidieron ver las fotos, me negué. Estaba sobrepasado por la situación. Pensé que los niños en realidad no sabían cómo eran, que a lo mejor ellos pensaban que tenían un aspecto normal, que nunca se habían visto en una foto, y que quizás el verse les pudiera ocasionar un trauma brutal.

Insistieron, y yo seguí negándome. Después de un rato, no pude negarme más, tragué saliva y giré mi cámara para que pudieran verse.

Se reconocieron, y se rieron. Empezaron a llamar a todos para que pudieran ver sus fotos. Bromeaban, jugaban y se reían. Como cualquier niño del mundo, como unos niños normales y corrientes. Daba igual lo que parecían: no eran unos monstruos, seguían siendo niños.

_DSC2547

agente naranja 007

germanfotografo 009

Después de un par de horas haciendo fotos y tomando notas salimos de allí. Necesitábamos aire y unas cuantas cervezas. No hablamos mucho ese día.

Después de eso estuvimos durante un mes recorriendo Vietnam de sur a norte, hasta Hanoi, y visitamos varios centros más. Es curioso, pero los que nos pusieron más pegas fueron los centros gestionados por extranjeros, que nunca permitieron que hiciéramos fotos. ¿No es la fotografía una manera de luchar por esta injusticia, una manera de que todo el mundo sepa lo que está pasando? Para los occidentales, cada vez más, la fotografía parece ocasionarnos más problemas que soluciones. No queremos que nadie haga fotos a nuestros hijos, y sin embargo subimos sin problema fotos y vídeos de ellos a facebook y otras redes sociales, donde cualquiera puede verlas o incluso descargarlas.

_DSC2542

_DSC2549

_DSC2571

_DSC2575

_DSC2659

_DSC2739

_DSC2819

10

¿Cómo es posible que algo así no sea más conocido?

Nuestra intención con estas fotos es precisamente esa, dar a conocer un hecho que, según nuestra lógica, todo el planeta debería saber. Me impactó tanto esta historia y se ha metido tan dentro de mí, que quise transmitir a todo el que viera mis fotos esa dureza retratando deliberadamente las deformaciones, sin esconderlas, sin dignificar a las víctimas. Quise que la gente sintiera ese puñetazo en la cara que sentí yo cuando entré por primera vez en las habitaciones de esos niños abandonados por sus familias. ¿Servirá para algo? ¿Sirve para algo la fotografía? ¿Puede hacer que algunas cosas cambien?

Muy poca gente ha escuchado hablar del Agente Naranja. Yo hasta que no llegué a Vietnam y me enfrenté a ello no tenía ni idea. Ahora al menos tú que estás leyendo esto sabrás lo que ha pasado en Vietnam, lo que sigue pasando cada día. Sabrás que cada día siguen naciendo en un país lejano y exótico decenas de niños con deformaciones inimaginables, consecuencia de una guerra que, según dicen los libros de historia, terminó hace justo 40 años.

germanfotografo 001

 

 

Nepal afronta su segundo mes sin gasolina

RSS feed

Foto de portada de Rosa Sierra Vega


 

¿Os imagináis que se cierran las gasolineras y se acaba la gasolina? ¿Cuánto podríamos aguantar?

Sin transporte público, sin poder moverte de casa, sin gasolina para que los camiones nos traigan comida, ropa, o los pedidos de eBay… ¿cómo harían las tiendas? ¿Y los supermercados? ¿Cuánto aguantaría un país así? ¿Un día? ¿Dos?

¿Os lo podéis imaginar? Sería la hecatombe, la III Guerra Mundial, vendrían los Jinetes del Apocalipsis y les robaríamos los caballos para poder escapar de semejante locura.

Bueno, pues dejemos de imaginar, porque Nepal lleva ya más de 1 mes sin gasolina. Exactamente 46 días, desde el 19 de Septiembre, día en el que se aprobó la nueva constitución en ese país. Cuarenta y seis largos días sin gasolina, con el país paralizado y las calles vacías.

Pero no sólo eso, también se ha cortado la llegada de gas y medicinas, por lo que ahora la gente tiene que cocinar con madera, y muchos hospitales están a punto de cerrar porque les es imposible aguantar más esta situación.

¿Pero qué ha pasado? ¿Por qué se ha llegado a este punto?

El 19 de Septiembre Nepal aprobó una nueva Constitución. Llevaban sin ella varios años, desde que se abolió la monarquía en el año 2008 y el país pasó a ser una república democrática.

Desde entonces no habían podido ponerse de acuerdo los partidos políticos y habían pasado 7 años sin que se pudiera redactar una serie de leyes con las que todos estuvieran contentos. Hasta el pasado 19 de Septiembre.

Pero al parecer, no todo el mundo ha quedado contento. De hecho, el problema viene porque al gobierno indio no le gusta la constitución nepal.

¿Por qué le importa tanto a La India la constitución de Nepal?

Llegados a este punto, tengo que decir que únicamente he podido preguntar personalmente a gente de Nepal, ya que he estado allí un mes y he vivido en primera persona el problema de la gasolina. De hecho, llegué justo el día 19, el día que comenzó todo.

Me gustaría saber la opinión de los indios, ya que cada uno cuenta la historia a su manera, pero ninguno de mis amigos de La India ha querido opinar en este tema. Cuando les he preguntado por WhatsApp me han desviado la conversación o directamente me han dicho que son cuestiones entre políticos y que no tienen una opinión formada.

¿Y qué dicen los nepalís?

La respuesta siempre es la misma:

«El gobierno indio ha cerrado las fronteras para que los camiones con gasolina no entren en Nepal».

Y ante mi segunda pregunta:

– «¿Qué le importa al gobierno indio las leyes que hagáis vosotros en vuestro país?».

– «La India geográficamente abraza a Nepal, así que Nepal no tiene salida al mar y no puede hacer negocios con otros países. Obligatoriamente tiene que ser con India, al sur, o China, al norte.
Aunque los pasos fronterizos con China, con los Himalaya de por medio, son mucho más complicados, y sobre todo después del terremoto, cuando muchos caminos han quedado destrozados.
Así que, forzosamente, casi todo lo que entra en Nepal lo hace por La India, lo que ha originado en ese país una sensación de poder y superioridad sobre Nepal. Y ahora, con la nueva Constitución, La India no va a poder tener esa situación de privilegio con nosotros, ya no van a poder pisotearnos más. Y por eso se han cabreado tanto y nos han cerrado la gasolina, el gas y las medicinas».

Eso fue lo que me contaron todos los nepalís a los que pregunté.

Ignoro cuánto de verdad hay, o si se trata de propaganda que el gobierno está volcando sobre sus ciudadanos. También ignoro lo que la nueva constitución dice que ha cabreado tanto a los indios. ¿Qué pone, que hay que matarlos a todos? ¿Que se prohibe dejarse bigote y teñirse de rojo el pelo?

La cuestión, como siempre, es que es la gente de a pie la que paga, inevitablemente, los caprichos políticos.

Es triste escuchar a los nepalís contándote las esperanzas que tienen puestas en occidente, en Europa, en la ONU, en las Naciones Unidas, en la Unión Europea… siempre me decían que algo tan exageradamente injusto no podía durar mucho, ya que «seguro que en todos los informativos y periódicos occidentales están informando del problema nepal, y algo harán dentro de poco».

Los pobres no saben que de esta locura no se ha hablado casi nada en los medios de comunicación, que nadie se ha enterado de nada, que Nepal no cuenta para nosotros, que nos la pela si están sin gasolina o si los hospitales tienen medicinas. Ignoran que estamos más pendientes del nuevo peinado de Cristiano Ronaldo o de la patada de Rossi.

Y mientras tanto, los nepalís siguen esperando pacientemente que todo se resuelva.

Un pueblo acostumbrado a sufrir desde siempre y que, una vez más, acepta lo que le echen con una sonrisa.


¿Qué te ha parecido esta noticia? ¿Qué crees que pasaría en España si se agotara la gasolina? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!

Comparte este artículo si crees que puede serle útil a otr@s, y no olvides suscribirte para que te lleguen al correo todos nuestros tutoriales, trucos y ofertas. ¡Gracias por leernos!

Sorry, no posts matched your criteria.

Get in touch