No cambiarse de calzoncillos para hacer mejores fotos
Ayer te contaba sobre mi primera vez… en Nepal.
Y te hablaba de esta foto. Mucha gente me ha comentado que la foto inspira tranquilidad, paz, espiritualidad, grandeza, serenidad….
Pero no era precisamente mi estado de ánimo en ese momento.
Sí, estaba contemplando las montañas más altas del mundo.
Sí, había estado viajando durante 3 meses.
Sí, había sido un viaje increíble.
Pero en esa foto estoy sufriendo mal de altura. Parecía que me iba a explotar la cabeza.
Tenía pocas fuerzas, estaba reventao.
Llevaba una semana por los Annapurna, alrededor de un pueblecito sagrado llamado Muktinat.
En vez de hacer un trekking como hace todo el mundo, decidí quedarme en un sitio y hacer fotos por los alrededores, para así salirme de los caminos trillados.
Pero era el final de mi viaje y casi no tenía dinero, no podía permitirme un hotel con calefacción y cada noche me tenía que meter en la cama con TODA la ropa que tenía en la mochila.
La habitación que podía permitirme era como una cámara frigorífica.
Y tampoco había agua caliente. Me duché el primer día con agua congelada y casi muero.
Tampoco tenía dinero para lavar la ropa ni ganas para lavarla yo mismo.
Así que en esa foto tan bonita, bucólica, romántica, llena de paz…. tenía mal de altura, parecía que me iba a explotar la cabeza, y llevaba una semana sin ducharme ni cambiarme de calzoncillos.
Eso sí, hice unas fotos cojonudas.
Y ahora estarás pensando: «Joder, Germán, ¿pero es necesario pasar por todo eso para hacer fotos buenas??»
No, ni mucho menos.
Porque yo ya hice el trabajo sucio por ti (nunca mejor dicho lo de sucio).
Porque después de ese viaje, en 2010, he perdido la cuenta de las veces que he estado en Nepal. ¿13? ¿15? ¿20? Da igual.
Sigo yendo a Nepal, a veces solo, a veces con clientes. Pero te prometo que ahora sí me cambio de calzoncillos cada día.
Si quieres saber si puedes venirte conmigo, click aquí.
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