Vrindavan, la ciudad del Dios Krishna
Vrindavan es una parada casi obligatoria en un viaje por el norte de La India, aunque en realidad pocos turistas la visitan.
Esta ciudad, a medio camino entre Delhi y Agra, tiene algunas peculiaridades que a mí personalmente consiguieron que me enganchara, como por ejemplo:
Es la ciudad donde el dios Krishna pasó su infancia
En Vrindavan está el origen del Krishnaismo, religión basada en el Hinduismo (los famosos Hare Krishna). Es por lo tanto una ciudad santa y es muy complicado encontrar alcohol o carne. Hay millones de occidentales, que vienen precisamente por el punto anterior. De hecho, da la sensación de que hay muchos más occidentales que indios dentro del Krishnaismo. No te preocupes, no son los típicos guiris, no te vas a encontrar hordas fotografiando cada calle. De hecho, te dará muchas veces la sensación de ser el único extranjero, ya que los Hare Krishna suelen quedarse en los ashram cantando, bailando y meditando.
No conozco en profundidad nada de esta religión, pero la sensación que transmiten es de un buen rollo impresionante. Son gente abierta y amable, siempre sonriendo y deseando responder a todas tus preguntas. Y como uno me dijo una vez: «aquí no está prohibido nada. Si quieres sentarte te puedes sentar, si quieres irte te puedes ir, si quieres bailar o cantar, puedes hacerlo… puedes hacer lo que tú quieras».
Hay millones de monos
Por todas partes. Es increíble, he llegado a pensar que hay más monos que personas. Están por todas partes, y tienes que tener cuidado de que no te roben las gafas, la comida, o cualquier cosa que lleves en las manos. Para los locales es un fastidio continuo. Muchos vendedores tienen un tirachinas con los que los ahuyentan.
Y sin embargo, cada mañana les preparan comida, los llaman y les dan de comer.
Asombrado, le pregunté al dueño de un puesto de comida que por qué cada mañana le preparaba la comida a los monos, con el fastidio que les suponía. Su respuesta fue: «yo como, tú comes…. y los monos también comen».
Lógica pura y aplastante. De un viaje así siempre se vuelve siendo mejor.
Hay mucha vida junto al río, el Iamuna
Te aconsejo que te levantes antes de amanecer, cojas un rickshaw y te vayas a los ghats. Por supuesto, los vas a encontrar mucho menos masificados que en Varanasi, y con muchas posibilidades fotográficas: sadhus, comerciantes, gente rezando, realizando pujas, tocando tambores, haciendo yoga…
Pero no sólo de fotografía vive el viajero, ya que si eres un poco suelto y te dejas querer, la gente que habita las orillas del Iamuna son increíblemente hospitalarias.
Sin casi darte cuenta estarás dentro de una choza compartiendo un té con desconocidos. ¿Sabes cómo hice esta foto?
La respuesta es fácil: tan sólo tuve que apretar el disparador. Eso fue lo más sencillo. Lo realmente interesante de esta foto es el cómo llegar allí, cómo entrar en su casa, cómo ponerte tan cerca, cómo tener la confianza para que no se moleste por hacerle un retrato tan cercano en íntimo…
La única manera de poder hacer esta foto es acercarse a ellos y vivir, aunque sólo sean unos segundos, como viven ellos. Aceptar su té, sentarse en sus mantas sucias y compartir unas horas con alguien que quedará plasmado en tu retina toda una vida.
Aquí otra toma más general:
Vrindavan, la ciudad de las viudas blancas
En nuestro viaje fotográfico a India Norte nos interesa esta ciudad por todos los puntos anteriores, y en especial el de las viudas blancas. Es un tema terrible que aún hoy día muchas mujeres tienen que soportar.
En algunas zonas de La India, hasta hace pocos años, existía una ceremonia llamada Sati por la cual obligaban a las mujeres a inmolarse en la pira funeraria del recién fallecido marido. En el siglo XIX se prohibió esta cruel tradición, aunque hoy día se ha sustituido por algo no menos duro. Una muerte en vida: cuando el marido muere la viuda debe vestir ropas blancas (el color de la muerte en La India), raparse la cabeza, no ponerse maquillaje ni joyas, y eliminar cualquier rastro de belleza. Se considera que traen mala suerte, por lo que son repudiadas y muchas veces son echadas de casa.
Y casi todas acaban allí, en Vrindavan, donde vagan por las calles pidiendo limosna y cantando por los templos, intentando expiar sus pecados y que Krishna les conceda el perdón.
A día de hoy ya hay algunas ONGs que ayudan a estas mujeres, sacándolas de las calles, dándoles un sitio donde vivir e intentando recuperar la dignidad arrebatada.
Nosotros llevamos unos años visitando la asociación Guild of Service, empapándonos de algunas historias duras y documentando una India de la que nunca se habla. Y también aprovechamos para donar un poco de dinero, como siempre hacemos con las asociaciones que visitamos.
Cómo llegar a Vrindavan
Para llegar a Vrindavan primero tienes que llegar a Mathura. Desde Delhi o Agra se llega fácilmente en tren o autobús. Una vez allí puedes coger un taxi o un rickshaw que por por pocas rupias te dejarán en Vrindavan, a 12 kilómetros.
Para alojarte tienes muchas opciones, aunque yo te aconsejo que lo hagas en un Ashram, para poder vivir de primera mano una parte de la magia que encierra este sitio. Algunos ayudan a niños, otros ofrecen cursos de meditación, y en todos puedes disfrutar de una belleza y una tranquilidad increíbles por poco dinero.
Conclusión
La India tiene miles de rincones sorprendentes, y uno de ellos es sin duda Vrindavan. Si te gustan los sitios auténticos y no tienes miedo de ver y vivir cosas que te cambiarán para siempre, te aconsejo que cuando estés planeando tu viaje por el norte de La India intentes hacer una pequeña parada entre Delhi y Agra. Casi te aseguraría que no te vas a arrepentir.
¿Has estado alguna vez en Vrindavan? ¿Conocías el tema de las viudas blancas? ¿Conoces algún otro rincón sorprendente en La India? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!
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Gracias por la recomendación! Lo apuntaré para mi próximo viaje a la India que haré en enero. ¿Algún lugar imperdible fuera de los itinerarios turísticos que me recomiendes?
¿Algún lugar en Vrindavan o en La India en general?
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Sulem comenta , : si les gusta la lectura pueden aprender mucho sobre ese enigmático país leyendo LAS TORRES DEL SILENCIO y CENIZAS EN EL RÍO GODAVARI, dos estupendas novelas de la misma autora (L.M. MONERT) pueden leerse por separado ( Amazón)