Del 15 al 28 de Marzo del 2020
14 días – 1200 €
Ver más¿Quieres dormir en una haima bajo el cielo más limpio y puro que jamás has visto en tu vida? ¿Quieres conocer la legendaria cultura y hospitalidad saharaui? ¿Quieres aprender la mejor fotografía de viajes? ¿Te interesa conocer y difundir la realidad de un pueblo olvidado desde hace 40 años en un campo de refugiados en una de las zonas más duras del planeta?
Si has respondido que sí, éste es tu viaje.
En Diciembre del 2015 será nuestra próxima aventura saharaui, estaremos 10 días en Tindouf.
Allí seremos hospedados en la vivienda típica saharaui, la haima, por Darjalha y su familia, que cuidarán de nosotros como si fuéramos hermanos. Y es que, en realidad, seremos parte de su familia para siempre.
Nuestra guía, Najwa, que habla español perfectamente, será la encargada de enseñarnos hospitales, colegios, varias asociaciones que visitaremos, tomaremos té con su familia y amigos, e intentará que asistamos a alguna boda o fiesta típica saharaui. A manos de ella conoceremos varias realidades del pueblo saharaui.
Y yo, Germán Gutiérrez, me encargaré de enseñaros a contar historias con la fotografía, a captar la esencia del retrato, os diré cómo acercaros a la gente para fotografiarlos, os revelaré algunos trucos para editar las fotografías como lo hacen los fotoperiodistas profesionales, y practicaremos fotografía nocturna en el cielo más increíble del planeta.
Mi promesa es clara: os llevaréis a casa las mejores fotos de vuestra vida. Asegurado.
Las dos asociaciones que visitaremos son:
En nuestro viaje fotográfico a los campamentos saharauis vas a conocer estas ONGs, y veremos y documentaremos como trabajan. Aprenderás fotografía documental en un proyecto real, en el campo de batalla, en un terreno adverso.
Además, y al igual que hacemos con todas las asociaciones con las que colaboramos, les donamos una parte de nuestros beneficios y les cedemos material audiovisual. Creemos que la labor que hacen es extraordinaria y, como fotógrafos, queremos ayudar a difundirla.
En 1975 España cedía la administración del tercio sur del territorio saharaui a Mauritania y los dos tercios septentrionales a Marruecos. Así que, Marruecos por el norte, y Mauritania por el sur, invadían el Sáhara Occidental.
Miles de saharauis huyeron entonces hacia Argelia. Los hombres se quedaron combatiendo en la guerra, y las mujeres gracias a su duro trabajo crearon los campamentos y toda una estructura de funcionamiento.
Desde el año 1975 los refugiados saharauis viven en esta zona, una de las más inhóspitas del mundo, donde se alcanzan temperaturas en verano de hasta 50ºC, mientras en invierno, durante la noche, llega a helar. No existe apenas electricidad y el agua es suministrada por medio de camiones cisternas que llegan cada quince días ya que carecen de agua corriente.
A este sitio se le conoce como La Hamada. Según la wikipedia, una hamada es un tipo de paisaje de desierto pedregoso, caracterizado en gran parte por su paisaje árido, duro, de mesetas rocosas y con muy poca arena.
Pero yo prefiero quedarme con otra definición, mucho más precisa y clara: en Hassania, la lengua saharaui, Hamada significa Infierno.
Actualmente la situación sigue sin resolverse. Hay un plan especial todavía de la ONU para asegurar un futuro referéndum para la autodeterminación, ya que el Sahara Occidental continúa dividido y militarizado en la mayor parte bajo gobierno marroquí, que también ocupó militarmente la inmensa mayoría de la zona sur abandonada por Mauritania.
Pero nadie hace nada, y allí siguen, después de 40 años, en el infierno.
Estaremos en un campamento de refugiados de guerra, por lo que no se recomienda este viaje a las personas delicadas o acostumbradas a viajar con todas las comodidades.
El viaje fotográfico a los campamentos saharauis está pensado para viajeros experimentados.
A cambio, te aseguramos que tendrás una experiencia de viaje auténtica y plena, y seguramente sea una de las mejores experiencias de tu vida.
Si estás interesado, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotros aquí, o llamarnos por teléfono al 664 557 843.
Aquí tienes todos los detalles del itinerario, precio, recomendaciones, material necesario, etc…
Recuerda que sólo hay 6 plazas, nuestros viajes son para grupos muy reducidos, y éste en concreto, para grupos super reducidos.
¿Serías capaz de una aventura así?
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Creo que esta puede ser una de las preguntas que más me hacen, tanto en cursos como en viajes fotográficos. ¿Hay que pedir permiso para hacer fotos?
La respuesta no es clara, y como casi todo en fotografía, depende de la situación en la que estés. Pedir permiso para hacer una foto puede hacer perder espontaneidad al fotografiado, que inmediatamente se pondrá a posar (más adelante te digo un pequeño truco para evitar esto), pero no pedir permiso puede ser muy violento para ciertas personas (tanto para el fotógrafo como para el modelo).
Entonces, ¿qué hago? ¿Pido permiso o no para hacer fotos?
Antes de contestar, quiero que veas estos 2 vídeos, donde 2 conocidos fotógrafos afrontan sus retratos de manera diferente. El primer vídeo es de Bruce Gilden, fotógrafo de la agencia Magnum que basa mucha parte de su obra en las calles de Nueva York. El segundo vídeo es del fotoperiodista James Nachtwey, donde explica su particular y delicada forma de acercarse a la gente que fotografía.
¿Veis que dos estilos tan dispares? Y sin embargo, los dos funcionan, cada uno a su manera.
Seguramente piensas que si Bruce Gilden viviera en Sevilla, o Madrid, o cualquier otro sitio que no fuera Nueva York, ya le habrían partido la cara varias veces.
Ok, Nueva York es un sitio especial, vale, pero… te asombraría saber lo receptiva que es la gente… si sabes acercarte.
Te puedo decir que yo, por mi parte, pocas veces pido permiso para hacer una foto. Y por ahora nunca me han pegado. Además, que yo recuerde, nunca me han pedido que borrara una foto. ¿Cómo lo hago entonces? ¿Hay algún secreto?
El secreto, aplicable a cualquier faceta de la vida, es ser honesto y sincero con tu fotografía. Si eres capaz de eso, la mayoría de la gente no tendrá problemas en que le hagas una foto. Con ser honesto me refiero a que si quieres hacerle una foto a una persona, no te pongas a 40 metros, con un teleobjetivo, medio oculto detrás de un coche. ¿No creerás que así desconfiarán mucho más de ti? Además… ¿qué valdrá esa foto?
Si quieres hacerle una foto a una persona, aquí te dejo estos dos ejercicios que seguro que te van a ayudar a ir perdiendo miedo. Uno es sin pedir permiso y el otro pidiendo permiso:
El segundo método es más fácil que el primero, pero te aconsejo que pruebes los dos. Evidentemente, no existen sólo estos dos, cada fotógrafo tiene su forma de acercarse a la gente. ¿Te atreverías a hacer lo que hace Bruce Gilden?
Para concluir, te diré los pros y los contras de pedir permiso o no a la hora de hacer una foto:
Mi último consejo es que no seas tímido y pruebes lo que te he dicho. Verás, estoy seguro, de que la gente es mucho más receptiva de lo que parece.
Para eso, en primer lugar, somos nosotros los que tenemos que estar convencidos que lo que llevamos en la mano es una cámara de fotos, no una pistola, y que hacer fotos no es una especie de terrorismo, y más cuando hoy día estamos hartos de publicar en redes sociales fotos de nuestros hijos pequeños, amigos, familiares, y de nosotros mismos.
¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Tú pides permiso a la gente que fotografías? ¿Cómo te acercas a la gente? ¡Déjanos tus comentarios y experiencias!
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Cuando nombramos la palabra «Camboya», en seguida se nos viene a la cabeza Angelina Jolie pegando saltos y disparando en Tomb Raider, y aquellos árboles gigantes creciendo encima de los muros. Son los famosos templos de Angkor.
Y no es para menos. El sitio es espectacular. Es inmenso, harían falta años para verlo entero.
Precisamente por los templos, mucha gente conoce Camboya como una extensión de Tailandia. Desde Bangkok puedes coger un autobús hasta Siem Riep y en unas 8 horas te plantas en los templos.
Camboya ofrece algunas playas de ensueño, miles de aldeas acogedoras perdidas entre la selva cuyos habitantes pocas veces han visto occidentales, gente hospitalaria y risueña por todas partes, deseosas de hablar con extranjeros y de conocer cómo se vive fuera de su país, y sobre todo atesora miles de momentos y vivencias que se guardarán en el viajero para siempre.
El problema de Camboya es que cuando se empieza a rascar la superficie, además de todas estas cosas maravillosas, uno encuentra cosas brutales.
Para empezar, algo que todo el mundo sabe, es uno de los países con más minas antipersona aún activas y con más mutilados.
El trabajo infantil es algo aceptado y extendido por todo el país.
Por si esto fuera poco, la prostitución es algo abierto y sin tapujos, y la prostitución infantil algo que no se esconde demasiado.
Aún recuerdo en una playa llamada Serendipity Beach a muchos turistas agarrados a niños y niñas, o bares enteros llenos de chicas camboyanas, algunas seguro que menores de edad, donde ellas mismas me explicaron que una mujer camboyana nunca la vas a encontrar en un bar, ya que son muy tradicionales, y que todas las que estaban allí eran prostitutas.
«I work with men», me dijo una camboyana de edad indefinida cuando le pregunté a qué se dedicaba. Podía tener entre 15 y 30 años, aunque ella me dijo que tenía 21. Le pregunté después a varias, y todas me decían la misma edad.
En cuanto uno empieza a conocer camboyanos y sus historias, el dolor es inmenso.
Otra de las historias más fuertes que vivió Camboya hace relativamente poco, fueron los Khmer Rouge, o los Jemeres Rojos.
Es extraño, pero algo tan sumamente brutal y reciente es desconocido para mucha gente.
Le he hablado de los Khmer Rouge a mucha gente, y más de la mitad no sabía de lo que le estaba hablando, ni siquiera les sonaba el nombre.
Los Jemeres Rojos es el nombre con el que fue conocida la organización guerrillera camboyana que, tras la Guerra de Vietnam, la salida de los Estados Unidos y el derrocamiento del general Lon Nol (que regía una dictadura militar desde 1970), tomó el poder el 17 de abril de 1975. Su líder fue Pol Pot. Seguro que este nombre sí que te suena de algo, ¿verdad?
El sistema de gobierno se basó en un sistema de economía radicalmente agraria. Al día siguiente de tomar el poder evacuaron las ciudades y mandaron a todo el mundo a trabajar al campo, en jornadas de más de 14 horas.
Querían reconstruir la sociedad camboyana desde los orígenes y recuperar la cultura jemer ancestral, y absolutamente todo lo que pudiera representar pasado debía desaparecer: la moneda, el mercado, la educación, las maneras de vestirse, la religión, los libros, lo que viniese del extranjero, las formas tradicionales de gobierno, la familia, etc. fueron declaradas muestras del feudalismo. Saber un idioma o llevar gafas conllevaba la pena de muerte.
Para ahorrar balas, muchas de las ejecuciones las hacían con utensilios de labranza.
Durante los cuatro años que duró su régimen, desde abril de 1975 a enero de 1979, sus acciones y maneras de imponer su política condujeron a lo que se conoce como el «genocidio camboyano», actos que en la actualidad están siendo juzgados por un tribunal internacional en Phnom Penh por crímenes contra la humanidad.
El fin del régimen de los Jemeres Rojos, tuvo lugar en 1979 debido a una intervención militar de Vietnam en el país. Se calcula que en esos 4 años murió una cuarta parte de los habitantes de Camboya, cifra no inferior a los dos millones de personas, más las secuelas que ello significó para el país en general.
Fíjate bien en las fechas. Todo esto pasó hace muy pocos años. De hecho, había un representante de los Jemeres Rojos en las Naciones Unidas, y contaba con el apoyo diplomático de potencias como China, Estados Unidos, los países de la ASEAN, Reino Unido o Australia. Increíble.
No sólo eso, sino que quizá el aliado más relevante de los Khmer Rouge desde el punto de vista diplomático fue Estados Unidos, proporcionando a las guerrillas de Pol Pot 85 millones de dólares entre 1980 y 1986.
Y si todo esto te parece poco, te dejaré un detalle aún más espeluznante que hará que entiendas mejor la realidad actual de Camboya:
los Khmer Rouge tenían de espías dentro de cada familia a los miembros más influenciables, los niños.
Cuando los padres eran sospechosos de traición al régimen, (recordemos que llevar gafas o hablar otro idioma lo era), tenían que acusarlos. Y como prueba de lealtad total, eran los propios hijos los que tenían que matar a sus padres.
Para que un niño llegara al extremo de matar a sus propios padres, los Khmer Rouge utilizaban torturas y técnicas de manipulación que alteraban la escala de valores de los niños, y no eran capaces de distinguir el bien y el mal.
El problema es que esos niños son ahora los adultos que hay en Camboya. Esto no pasó hace cientos de años, sino sólo 35.
¿Te puedes hacer ahora una idea de Camboya?
A modo de resumen: primero Camboya sufrió durante décadas los rigores del poder colonial francés, más tarde durante la guerra de Vietnam el país fue devastado por los bombardeos masivos ordenados por Nixon, después le tocó el turno al régimen de terror de los Khmer Rouge, que concluye en 1979 con la invasión vietnamita que inicia a su vez doce años de ocupación….
Y sin embargo, y después de contarte todo esto, puedo decir que no hay gente más buena y más hospitalaria que los camboyanos, y que no hay un país más seguro por donde viajar que Camboya.
Suena raro escuchar esto después de todo lo que ha pasado allí, pero cuando conoces a camboyanos y hablas con ellos, no puedes creerte que hace tan poco tiempo estuvieran matándose entre ellos como salvajes. Son inocentes como niños.
Sobre todo si te alejas de la capital, Phnom Penh, de las playas, o de los templos de Angkor, te pierdes por las miles de aldeas desconocidas, y descubres la verdadera Camboya, un sitio fascinante y mágico, donde querrás volver una y otra vez.
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En fotoMundos estamos organizando últimamente unos cursos de fotografía nocturna urbana, y uno de los puntos que más cuesta a nuestros alumnos es la configuración de la cámara. Así que, atentos siempre a sus peticiones, hemos decidido escribir un post sobre la configuración de la cámara a la hora de afrontar este tipo de fotografía. Esta configuración también serviría para fotografía nocturna en general, aunque dependiendo de cada situación habría que hacer ligeros cambios.
La fotografía urbana nocturna es un tipo de fotografía muy interesante, ya que se mezclan la fotografía callejera con la fotografía nocturna. Te vas a enamorar rápidamente de ella porque puedes obtener resultados espectaculares y sus posibilidades son muy variadas: no te limites a disparar con trípode y a monumentos, atrévete con retratos, autorretratos, sin trípode, juega con el balance de blancos, mezcla las luces de la ciudad con varios flashes, utiliza filtros en los flashes, etc….
Pero para no llegar a casa y maldecir tu vida al ver que las fotos han salido mal, primero tienes que saber configurar tu cámara de esta manera:
Este punto, que a veces puedes obviar en otro tipo de fotografía, es fundamental en la fotografía nocturna. ¿Has intentado corregir la temperatura de color en jpg? Entonces estarás de acuerdo conmigo en que es infinitamente más fácil hacerlo con un archivo RAW. Y créeme, con la cantidad de tipos de luces diferentes que te vas a encontrar en las calles de tu ciudad, vas a tener que corregir dominantes casi seguro.
Lo mismo pasa con otros parámetros que vas a tener que editar casi seguro: contraste, saturación, recuperación de blancos, empaste de negros…
Las imágenes te van a salir muy contrastadas, seguramente tendrás que subir negros y bajar brillos. Todo eso podrás corregirlo después. Por lo tanto, configura tu cámara para que la saturación, el contraste, etc, estén lo más neutro posible, ya que así te será mucho más fácil recuperar blancos y negros.
Pasa una cosa muy curiosa con los estabilizadores: funcionan muy bien cuando sujetas tu cámara con la mano, pero suelen fallar cuando pones la cámara en un trípode. Ignoro porque pasa esto, y si en los nuevos estabilizadores lo han podido corregir. Si alguien conoce más de este punto, que lo añada a los comentarios.
En cualquier caso, desactiva el estabilizador de imagen cuando vayas a utilizar el trípode, si es que tu objetivo o tu cámara lo tiene.
El software de la cámara siempre va a ser inferior al software especializado que podamos instalar en nuestro ordenador, y con el ruido tenemos un claro ejemplo.
Durante la noche, mientras casi todo el mundo duerme, otra faceta de la ciudad despierta, por lo que en la fotografía urbana nocturna vas a tener la posibilidad de hacer fotos muy originales, conocer gente muy peculiar, y disparar retratos brutales. Para ello, tendrás que disparar sin trípode y subiendo el ISO, lo que inevitablemente se traducirá en mucho ruido.
Pero no quieras quitarlo con esta opción que tienen casi todas las cámaras. Olvídate del ruido, y después lo tratas en casa. Y no te obsesiones con quitarlo, hay más opciones: puedes convertirlo en grano, o jugar con él, buscar retratos contrastados, en blanco y negro y con mucho grano.
Éste quizás sea el único parámetro que tu cámara lo maneja mejor que el ordenador. Cuando hacemos exposiciones largas, el sensor se calienta y genera ruido, un ruido diferente al ocasionado por subir la sensibilidad. ¿Y por qué con esta opción se quita muy bien este tipo de ruido? Lo que hace la cámara cuando activas esto, es primero hacer la foto que quieres, y luego hace la misma foto, pero en negro, como si tapáramos el objetivo con la tapa.
De esta manera, se obtienen 2 fotos: 1 foto, donde tienes la imagen y ruido, y otra foto donde no tienes imagen, pero sí ruido. Lo que hace la cámara es simplemente restar la segunda foto a la primera: foto + ruido – ruido = foto.
Evidentemente esto es mucho más complejo y ocurre a nivel electrónico, ya sabes, unos y ceros, pero a groso modo y para que te hagas una idea, funciona así.
El resultado es una foto muy limpia, casi sin ruido.
¿El problema? Que, como hemos dicho, la cámara hace 2 veces la foto, con la misma duración. Si has puesto una velocidad de obturación de 10 minutos, tendrás que esperar otros 10 minutos para poder tirar otra foto. Los tiempos se duplican…. y eso puede ser un engorro.
Depende de ti entonces activar o desactivar esta opción. Ten en cuenta que tampoco vamos a utilizar tiempos de exposición tan largos como en la fotografía nocturna de naturaleza, o del cielo, así que quizás lo mejor sea activarlo.
No tengas miedo, los objetivos tienen capas de protección, lo que significa que para rayar alguno de tus objetivos tiene que pasarle algo gordo.
El problema de los filtros protectores cuando haces fotos o grabas vídeo de noche, es que debido a tantos puntos de luz viniendo desde ángulos diferentes, de vez en cuando salen artefactos y luces raras que no ves hasta que no llegas a casa, pudiéndote estropear todo el trabajo de una larga noche.
Así que no es ninguna tontería… quítale el filtro protector a tus objetivos que seguramente no les vaya a pasar nada.
El balance de blancos automático suele fallar mucho por la noche, se vuelve un poco loco con tantas luces diferentes. Y aunque siempre se puede corregir en postproducción, si cogemos una hoja de papel en blanco y lo hacemos en manual, vamos a corregir dominantes raras que no son tan fáciles de encontrar después.
Y hasta aquí la configuración básica para empezar a hacer fotografía urbana nocturna. Ahora sólo tienes que esperar a que se oculte el sol y salir a la calle a practicar. Otro día hablaremos más en profundidad sobre este tipo de fotografía tan interesante, por lo pronto, quédate con este pequeño consejo: no te limites a monumentos y pierde la vergüenza a los retratos.
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Siempre he sido un defensor acérrimo del modo Manual, y nunca he utilizado los modos automáticos de disparo. Ni siquiera los modos semiautomáticos.
Sí, lo reconozco, he sido de aquellos que miran con desdén a esos fotógrafos que osan desplazar el dial de la M. «Eso es porque no saben hacer fotos, y tienen que recurrir a trucos». No creas que es un pensamiento aislado, muchos fotógrafos piensan lo mismo. Disparar en Modo Manual es una especie de distinción, una señal de que eres un buen fotógrafo.
Pero de vez en cuando me daba cuenta de que perdía la oportunidad de hacer algunas fotos, sobre todo en situaciones en las que algo pasaba rápidamente, y había algún cambio brusco de luz. Por ejemplo, saliendo o entrando de una casa, saliendo o entrando de un ascensor, cambiando de habitación, etc…
Precisamente para estas situaciones vienen muy bien los modos semiautomáticos. Yo tardé en darme cuenta… llevaba tanto tiempo disparando exclusivamente en Modo Manual que no lograba encontrar la solución… y la tenía frente a mis narices. Estaba tan encabezonado con no cambiar el modo de disparo que no concebía disparar si no era en Modo Manual… no hay más ciego que el que no quiere ver.
Así que, y aunque esta frase quizás suene a sacrilegio para muchos puristas, a veces nos viene muy bien utilizar los modos semiautomáticos.
Si miras el dial de tu cámara, donde aparecen los modos de disparo, verás muchas siglas y algunos dibujos. Todos esos modos son automáticos, menos dos, que son semiautomáticos, y uno, que es el modo Manual, representado siempre por una M.
Te aconsejo que los automáticos los vayas eliminando de tu uso normal, y te quedes con el Manual y los 2 semiautomáticos.
Los modos semiautomáticos son los que aparecen en el dial de tu cámara como A y S, ó Av y Tv. Las letras A ó Av se refieren al modo de prioridad a la apertura, y las letras S ó Tv se refieren al modo de prioridad a la obturación.
En este modo vas a poder elegir el diafragma y la cámara elegirá la velocidad de obturación para que la exposición sea la correcta. Por ejemplo, vas a poder elegir un diafragma f4.0, y la cámara decidirá cual es la velocidad de obturación correcta para cada foto. Para eso mide la luz de la escena, y elegirá una velocidad rápida si hay mucha luz, y una lenta si hay poca luz.
En este modo vas a poder elegir la velocidad de obturación y la cámara elegirá el diafragma para que la exposición sea correcta. Por ejemplo, vas a poder elegir una velocidad de 1/125, y la cámara decidirá cual es el diafragma correcto para cada foto. Igual que antes, mide la luz de la escena y abre diafragma si hay poca luz, o lo cierra si hay mucha.
Los modos semiautomáticos nos van a salvar la vida sobre todo en los casos en los que no tengamos tiempo para ajustar la cámara en manual, ya sea porque la acción está pasando demasiado rápido o porque hay cambios rápidos de luz, o por una mezcla de las dos cosas.
También puedes utilizar cualquiera de estos dos modos cuando no te apetezca centrarte en la parte técnica y quieras dejar todo tu cerebro libre para que trabaje la parte creativa a tope. Conozco incluso a grande fotógrafos que a veces trabajan en modo totalmente automático por esto mismo. Yo personalmente nunca trabajo en automático porque disfruto mucho de la parte en la que visualizo la foto antes de disparar, midiendo la luz y ajustando parámetros, pero puede ser una forma interesante de trabajar.
Con este modo de disparo podemos seleccionar el diafragma que queramos. ¿Y qué es lo que determina el diafragma? Exacto, la profundidad de campo.
¿Te acuerdas? Si abrimos diafragma, la profundidad de campo disminuye, por lo que los fondos nos saldrán más desenfocados. Si cerramos diafragma, la profundidad de campo aumenta, por lo que los fondos nos saldrán enfocados.
Por lo tanto, podemos utilizar este modo si estamos haciendo retratos o paisajes y nuestra prioridad es enfocar o desenfocar el fondo. Por ejemplo:
Con este modo podemos seleccionar la velocidad de obturación, con lo que podremos congelar la imagen o dar dinamismo a la escena.
Utilizaremos este modo cuando estemos involucrados en escenas rápidas y con velocidad, por ejemplo:
Un último detalle del que seguramente ya te hayas dado cuenta si has empezado a utilizar estos modos: no funcionan con la medición puntual. Si quieres que funcionen bien tienes que elegir la medición matricial, es decir, que la cámara mida la luz de toda la escena.
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¡Italia, oh Italia! La bella Italia, uno de los países que todo el mundo sueña conocer alguna vez. Sin embargo, y pese a tenerlo tan fácil, hay mucha gente que aún no conoce a nuestros casi hermanos italianos.
Hace poco, un alumno de un curso de fotografía me comentaba que siempre había tenido algo especial con Italia, que se siente muy cercano a todo lo referente a ese país, que cuando era el mundial, siempre quería que ganara Italia…. pero que aún no la conocía. Me comentó que cuando se casara, iría de viaje de novios a Italia.
Aún tenemos la idea de que viajar por Europa es caro y complicado, pero no siempre es así. Y menos a Italia, un país al que viajar es más fácil de lo que crees.
Aquí te damos varias razones:
Hay muchas ofertas desde España, sobre todo con Ryanair y Vueling, y si tienes flexibilidad de fechas y buscas con antelación, podrás ir y volver a Italia por menos de 100 €.
Como Venezia, Florencia, el museo Vaticano, la torre inclinada de Pisa…
Siempre que un italiano y un español se encuentran fuera de España existe química. Nuestras costumbres son parecidas, nuestra gastronomía, nuestros intereses, la forma de ver la vida…. incluso nuestros idiomas.
En Italia no solamente vas a probar la mejor pasta, pizza y helado de tu vida, sino manjares como risotto al spumante (arroz al cava), polenta con i funghi (polenta con setas), cacciucco, una fiorentina, cassoeula milanese, fegato alla veneziana, gnocchi…
Sé de lo que te hablo: ¡mi novia es italiana!
No olvidemos que allí nació el metrosexual. Los italianos se cuidan mucho, van siempre a la última moda, y les encanta ligar con extranjeras.
Si te da palo viajar fuera de España porque crees que no vas a poder comunicarte con nadie, en Italia casi no vas a tener problemas. Nuestros idiomas son tan parecidos que es posible hacerse entender.
¿Te he convencido? Por estos y muchos otros motivos, Italia debería estar ya en tu lista de países visitados. Pero ahora queda lo más complicado: elegir a dónde vas a ir. Aunque es un país pequeño, tiene tantas cosas que es muy complicado descartar alguna.
Hoy en fotoMundos te proponemos algo alternativo, que se sale fuera del circuito más típico. Atento:
La mayoría de la gente que conozco ha hecho un tour en Italia visitando Venezia, Florencia y Roma. Es una buena opción, son 3 sitios obligatorios para todos los viajeros, 3 lugares únicos en el mundo.
Eso sí, no hagas la barbaridad que hace mucha gente de visitarlos en una semana, si no vas a necesitar después unas vacaciones para recuperarte de tus vacaciones.
Si sólo tienes una semana, céntrate en Roma, o en Venezia y Florencia, o mejor aún en esta alternativa que poca gente conoce:
¿Cómo? ¿Trieste? ¿Eso está en Italia? ¿Por qué demonios debería ir allí en vez de visitar Roma, Venezia, Florencia… ? Tranquilo, no tires el ordenador por la ventana y sigue leyendo:
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El retrato es una de las disciplinas dentro de la fotografía más apasionantes y a la vez más difíciles.
Se han escrito ríos de tinta sobre el retrato, y se siguen escribiendo consejos, tutoriales, tips, trucos, etc, con los que mejorar en este apartado fotográfico.
El problema es que la mayoría de los tutoriales y consejos de fotografía que podemos encontrar actualmente en internet se limitan a la parte técnica. Pero para hacer un buen retrato no basta con dominar tu cámara: debes saber expresar toda la complejidad de una persona en una sola fracción de segundo, y eso no es algo que se consiga tan fácilmente.
Hoy en fotoMundos, aparte de pararnos un poco en la parte técnica, te vamos a dar consejos de otra índole para mejorar algo tan apasionante y complicado como es la fotografía de retratos. Ten en cuenta que cuando hablamos de retrato, no sólo estamos hablando de fotografía de moda. El retrato se utiliza en todas las disciplinas de la fotografía: fotografía de viaje, moda, street photography, fotografía conceptual, de bodas, de niños….
Empezando por la parte técnica, ten siempre en cuenta esto:
Pero como decíamos al principio, la técnica es sólo la punta del iceberg. Por mucha técnica que tengas, para que tus retratos sean algo más que fotos correctas, tienes que hacer algo más. Sigue estos consejos y verás como tus retratos cogen mucha más fuerza:
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París es una obligación. Es uno de esos sitios que hay que ver al menos una vez en la vida. No le des más vueltas, es así: tienes que ir a París.
Y más ahora, con lo fácil que lo tenemos desde España.
¿Cómo? ¿Que no es una ciudad muy barata? ¿Que París es caro?
Sí, seguro que te han dicho eso, y no es mentira. París puede llegar a convertirse en una pesadilla si no sabemos algunos pequeños trucos:
Lo más caro en París no es la comida, como muchos piensan, sino la bebida. Grábate a fuego esta frase y repítela hasta la saciedad: garrafe d´eau (se pronuncia garraf do), que significa «jarra de agua».
En cuanto la pronuncies, estés en un restaurante de 20 tenedores o en un bar de carretera, el camarero te traerá de manera gratuita una jarra de agua. Y no te apures, nadie te mirará mal ni pondrán cara de «gástate algo, miarma», como pasaría en España.
Fíjate bien y verás que todos los franceses tienen una jarra de agua en sus mesas.
Existen, incluso en las zonas más turísticas como Sacre Coeur o Montmartre. Y tampoco tendrás que llevarte 3 horas buscando. ¿El truco? Sólo tienes que buscar en alguna calle secundaria y ¡voilá!
El alojamiento suele ser lo más caro cuando viajamos, y en París los hoteles no suelen bajar de 70-100 euros la noche. Aunque si reservas con tiempo, la cadena Ibis suele tener ofertas y te puede salir por 50 € la noche.
Pero hay vida más allá de los hoteles.
¿Conoces Airbnb o webs similares? Puedes conseguir habitaciones por 20 ó 30 euros, tal como estás escuchando.
Pero aún hay más. ¿Me creerías si te digo que puedes dormir gratis en París?
¿Conoces couchsurfing o hospitality club?
Son webs donde la gente te ofrece sitio para dormir. ¿A cambio de qué? Porque pedirán algo, ¿no? ¿O te van a dejar dormir gratis en su casa?
Pues sí, gratis, aunque siempre queda bien llevarle un regalo de tu país a tu anfitrión. (Consejo: el mosto y el chorizo siempre son muy bien recibidos).
Olvida ya la idea de que la comida fuera de España es mil veces más cara. Con la llegada del Euro se han igualado los precios en Europa (no así los sueldos), y comprar en un supermercado en cualquier parte de Europa te va a salir casi por el mismo precio. Sí, ya sé que ahora mismo no te lo crees, sigues con la idea de que de los Pirineos para arriba todo es mucho más caro, pero haz la prueba.
Compra tu desayuno en las panaderías parisinas. Aparte de ser una opción económica, disfrutarás de algo tan bueno que pensarás que debería estar prohibido: croissants, tartaletas de frutas, baguettes, etc…
Si me lee algún taxista, que me perdone… pero puedes llegar a cualquier parte de París a través del metro, tranvía, batomouche, tren, etc…
Y además, si te compras el Paris Visit Pass, podrás cogerlos gratis cada vez que quieras.
Ésta es una de las mejores recomendaciones para cualquier ciudad del mundo, pero en especial para París. Sí, ya sé que hay tantas cosas que ver y la ciudad es tan grande, que no puedes perder el tiempo callejeando. Aún así, te recomiendo que al menos dediques 1 día a perderte por París. Es la ciudad perfecta para eso, y te sorprenderá en cada esquina. Encontrarás sitios y rarezas que sólo los parisinos conocen.
Garrafe d´eau. Te lo repito otra vez por si se te había olvidado. El mejor consejo de la historia para el que viaja a París. Te darás cuenta en cuanto estés allí y veas el precio de las bebidas.
A bientôt!!
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Llegué a Nepal por primera vez en 2011.
Había dejado mi trabajo y quería hacer un gran viaje, hacer fotos, probarme como fotógrafo, y me decidí por India y Nepal. Había contactado con un orfanato en Pokhara, quería conocer algunas realidades de ese país y me habían dicho que ésa era una.
Tenía 3 meses para recorrer esos 2 países, y pensé en un principio estar un mes y medio en cada uno, pero La India me agotó antes de lo que pensaba y sólo estuve 3 semanas. El resto fue en Nepal, y me supo a poco.
Nepal tiene algo que engancha. Algo que te hace quererlo mucho. Algo que te hace sentirte muy a gusto en todas partes.
La prueba está en que la red se ha llenado de mensajes de personas que han estado allí alguna vez y que sienten el terremoto como si hubiera pasado en su propio país, que sienten que las casas que se han derrumbado son las suyas, que cada templo destruido es una parte rota de su alma, y cada nepalí muerto un amigo íntimo que nunca volverá.
Y así es justo como ahora me siento yo.
¿Qué tendrá ese país que te da con tanta fuerza?
Hay un dicho sobre Nepal: «Se va por sus montañas, se vuelve por sus gentes».
Por eso, por sus gentes, por lo que están pasando, los que hemos estado allí estamos viviendo días muy angustiosos.
Personalmente tengo muchos amigos allí, además de haber estado en varias asociaciones y orfanatos, donde he colaborado y tengo un recuerdo increíble de muchos niños.
Afortunadamente, todos están bien.
Por otra parte, el patrimonio cultural que se ha perdido es incalculable: el 90% de los edificios han sido afectados, y muchos han quedado destrozados.
Millones de templos, esculturas, incluso ciudades medievales enteras han desaparecido.
¿Te imaginas que de repente se cae la Giralda y la Catedral de Sevilla, queda destrozada la Cibeles y la Plaza Mayor de Madrid, se derrumba la Sagrada Familia y Toledo queda arrasada?
Pues algo así ha pasado en Nepal.
La próxima vez que vaya, muchas de las cosas que conocía ya no existirán. Muchas de las maravillas que les he contado a mi novia, a mis amigos y familiares sobre Nepal han desaparecido.
Es una sensación muy jodida, saber que ninguno de ellos podrá ver el Nepal que yo vi. Todos los que nunca habían estado en Nepal, jamás podrán saber todo lo que se han perdido.
No podrán admirar, por ejemplo, el templo Kashthamandap, en la plaza Durbar de Katmandu. Este templo, dedicado al dios Ghanesa, fue construido con la madera de un solo árbol. Los ancianos solían acercarse al templo para frotar sus cuerpos dolidos contra la madera sagrada y así curarse con su magia. Tampoco podrán disfrutar en esta misma plaza del templo de Vishnu ni del templo de Shiva, el templo de los hippies, lugar de reunión en los 70.
También han caído en la plaza Durbar de Patán el templo Vishwanath o el templo de Krishna, construido exactamente en el lugar donde el Rey vio al Dios Krishna, justo enfrente de su palacio.
Y tampoco podrán pasear por Bakthapur, la ciudad medieval que lucía perfectamente conservada desde hacía cientos de años y donde se han destruido no solo casi todos los templos de su plaza central, sino también muchas de las casas tradicionales de la zona.
Afortunadamente, a Nepal se regresa por sus gentes.
Afortunadamente, en Nepal podrás seguir asomándote por una ventana y ver los Himalaya como si pudieras tocarlos.
Podrás seguir disfrutando de los monjes budistas, de las sonrisas de los niños más felices del mundo, de poder hincharte de momos por 1 euro, de pasear por las montañas más altas del mundo, de noches de fiesta y risas con nepalís locos….
En Nepal, afortunadamente, podrás seguir conociendo a la gente más hospitalaria del mundo y lo que significa un viaje auténtico, y eso ningún terremoto podrá cambiarlo.
¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Conocías Nepal? ¿Crees que alguna vez volverá a ser como era? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!
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Aún con la noticia fresca del atentado en el Museo del Bardo, en Túnez, donde murieron 21 turistas, o con el reciente accidente aéreo de Germanwings en Francia, donde murieron 150 personas, se nos viene a la mente esa pregunta: ¿Es peligroso viajar ahora? ¿Hasta qué punto merece la pena salir de casa? ¿Hay países donde es mejor no viajar solo?
Cada cierto tiempo nos llegan noticias de otros países: han raptado a unos turistas y los han matado, han violado en La India a varias mujeres, uno se ha despertado en una playa de Tailandia con un riñón menos, se caen aviones, naufragan barcos….
¿Qué hay de cierto en los que nos cuentan en las noticias?
Se nos ha metido el miedo en el cuerpo con las últimas noticias de accidentes de aviones, y no es para menos: en apenas 12 meses han tenido lugar cinco graves accidentes de aerolíneas comerciales en los que han fallecido más de 700 personas.
Hace justo un año, el 8 de marzo de 2014, desapareció un Boeing 777-2000 de la compañía Malasya Airlines que hacía la ruta Kuala Lumpur-Pekín. En el avión volaban 239 personas.
Unos meses más tarde, en julio, fallecieron los 298 ocupantes del avión de Malasya Airlines que volaba desde el aeropuerto de Amsterdam y que fue derribado por un misil tierra aire lanzado desde Ucrania, en pleno conflicto secesionista entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes prorusos.
También en julio se estrelló el avión MD83 de la española Swiftair, que estaba operado por Air Algerie. En aquel accidente murieron 116 ocupantes, de los cuales seis eran españoles.
En diciembre el Airbus 320-200 de la aerolínea AirAsia desapareció al suroeste de Borneo cuando viajaba de Surabaya a Singapur.
Y hace poco, el accidente aéreo de Germanwings en Francia, donde murieron 150 personas.
¿Tenemos entonces que preocuparnos? ¿Se está volviendo el avión un medio de transporte poco seguro?
Pues no, ni mucho menos. Saca tus propias conclusiones:
¿Sabes cuántos vuelos hay al día en el mundo? Es muy difícil saber la cifra exacta, pero se calcula que más de 90.000 vuelos diarios que conectan diferentes ciudades, países y continentes, por lo que se calculan más de 30 millones de vuelos al año.
¿Quieres saber cuántos accidentes aéreos hubo en el año 2014? Siete accidentes aéreos en todo el mundo.
¿Quieres saber cuántos accidentes de tráfico (en vías interurbanas) con víctimas hubo solo en España en el año 2014? Pues según la DGT, 981.
Una universidad calculó hace poco que en los países desarrollados la posibilidad de morir en un accidente aéreo es alrededor de una entre 25 millones por vuelo. Es decir, que un niño que está a punto de coger un avión tiene más probabilidad de llegar a ser primer ministro, ganar una medalla de oro olímpica o recibir el premio Nobel de física que de morirse en el avión en el que se va a montar.
Este es un tema bastante recurrente y que preocupa a mucha gente que quiere viajar a La India.
Hace un par de años llegaron de manera muy seguida varias noticias de violaciones en el subcontinente indio. Además, los detalles fueron brutales, y el mundo entero quedó impactado y pensando que «sí, en La India hay mucho misticismo, pero violan y matan a niñas por todas partes».
Cuando vi las noticias en la tele, sinceramente me sorprendí bastante. Yo ya había estado en La India, y aunque había estado fotografiando muchos sitios poco recomendables, en general los indios me habían parecido la gente más inofensiva del planeta. De hecho, India es uno de los pocos países del mundo que nunca ha invadido otro país en su larga historia.
¿Estás diciendo, Germán, que las noticias eran falsas? No, ni mucho menos. El dato que aparecía en muchos medios de comunicación era demoledor: en La India se produce una violación cada 20 minutos.
Pero cuando la gente me pregunta sobre las violaciones en La India, siempre les respondo con otra pregunta: ¿Sabes cuántas violaciones hay en España? ¿Y en Europa?
Una simple búsqueda en google nos da los siguientes datos: España tiene una tasa de 3,4 violaciones por cada 100.000 habitantes, Francia 16,2, Inglaterra y Gales 28,8, Estados Unidos 30, Suecia 63,5, o Sudáfrica 132.
Si volvemos al dato que parecía tan escalofriante y que copaba titulares y portadas en esas fechas, 1 violación cada 20 minutos en un país de 1.240 millones de habitantes representa una tasa anual de 2,11 violaciones por 100.000 habitantes, colocando a La India en uno de los países más seguros en este aspecto para las mujeres.
Por supuesto, estos datos siempre hay que cogerlos con pinzas. Por una parte, hay que tener en cuenta que no es lo mismo denunciar una violación en Europa que en Asia o África, y por otra parte hay que tener en cuenta que cada país tiene una definición de violación. Por eso no es fácil dar cifras.
Con todo este baile de datos, muchas veces también tenemos que fiarnos de nuestras sensaciones: aunque es un país muy agobiante, hay demasiada gente por todas partes, y es muy impactante por la miseria que se ve en cualquier sitio, nunca o casi nunca he tenido sensación de peligro en La India.
Y por supuesto, nunca he visto más mujeres viajando solas que en Asia.
Ésta era una de las grandes preocupaciones que tenía en mi primer viaje por Indochina.
Antes de salir, la familia y amigos se encargaron de bombardearme con historias de turistas que se despiertan en la playa con una cicatriz en la barriga después de una noche de fiesta y alcohol.
Y una noche creí que me iba a pasar justo eso.
Una noche en Mui Ne, Vietnam, mientras cenaba en la playa con mi amigo Jose, se nos acercaron unos vietnamitas que querían invitarnos a beber con ellos. Cuando nos dimos cuenta estábamos rodeados de 15 o 20 chavales que nos traían jarra tras jarra de cerveza y nos miraban con ojos curiosos. Nadie en el grupo hablaba inglés, pero les daba igual, nos hablaban en vietnamita y con gestos, y no dejaban de arrimarnos cerveza.
En un momento de lucidez miré a mi compañero de viaje y le dije: «Jose, ¿estás viendo que ellos no beben casi nada? ¡Esto es lo que nos habían dicho! Nos están intentando emborrachar, nos van a quitar los órganos, la cámara de fotos y el pasaporte…..».
Jose me miró, estaba compitiendo contra un vietnamita, a ver quien se bebía una jarra más deprisa. Paró a mitad de camino, me miró y me dijo: «tío, controla tú que yo ya no tengo vuelta atrás», y se terminó la jarra.
Así que intenté controlarme yo y no bebí más, y estuve atento a cualquier indicio que pudiera ponernos en peligro.
Después de una o dos horas se marcharon al hotel a dormir. Cuando nos dimos cuenta estábamos solos de nuevo. Nos quedamos mirándonos y pensando: «Ok, no nos van a quitar los órganos, pero les vamos a tener que pagar a estos cabrones la fiesta que se han pegado».
Llamamos a la camarera y le preguntamos la cuenta, resignados. Nuestra sorpresa fue que no sólo habían pagado nuestras cervezas y las de ellos, sino que también habían pagado nuestra cena.
La conclusión a la que llegué esa noche fue que debido a todos los miedos que me habían metido no había podido disfrutar más de una noche increíble, una experiencia con vietnamitas de verdad. Pero hay que aprender de los errores, y después de esa noche tuvimos varias experiencias similares en las que sí disfrutamos sin miedo a amanecer con varios órganos menos.
No sabéis las veces que he tenido que explicar que en Sevilla no es fiesta en Semana Santa, y mucho menos en la Feria de Abril ni el Rocío.
«Que noooooooo, que en Semana Santa es sólo fiesta el viernes, como en casi todos sitios». «Que noooooooo, que durante la Feria no es fiesta, ni tampoco el Rocío». «Que síííííííí, que la gente tiene que trabajar todos los días, te lo juro».
Estas explicaciones no se las he tenido que dar a turistas chinos o australianos, que viven a miles de kilómetros de España y no tienen ni idea de nuestras costumbres. No, estas explicaciones se las he dado a amigos catalanes, madrileños, vascos, asturianos….
Gente que vive en mi propio país, que habla mi mismo idioma, muchos de mi edad, muchos viajeros con mente abierta.
Y yo siempre me pregunto lo mismo: si ni siquiera sabemos nuestras propias costumbres, si no sabemos lo que pasa en nuestro propio país… ¿cómo me voy a fiar de uno que me dice que no vaya al sur de Italia porque un amigo de un primo le contó que la mafia te mata por la calle? ¿O de uno que me dice que una vez escuchó en la tele que en Bolivia drogan en las discotecas a los turistas? ¿O de tantas y tantas historias que hemos escuchado y que nos cortan las alas a la hora de visitar y conocer un país?
Mi hermana Alicia fue una vez a Marruecos, y el primer día estuvo encerrada en el hotel porque los días antes de salir familiares y amigos le contaron millones de historias sobre lo peligroso que era andar por las calles de Tetuan. «Si te llaman, no mires atrás y sigue andando». «Si alguien te para para preguntarte por una calle, no le eches cuenta y no te pares».
El segundo día pensó que no podía estar toda la semana metida en el hotel, así que decidió salir y se encontró con un pueblo hospitalario y amable, y aunque una vez unas mujeres se enfadaron por intentar hacerles fotos mientras rezaban, no tuvo ninguna mala experiencia, y ni mucho menos ninguna de las historias que le contaron.
Y volviendo a la pregunta que encabeza este artículo: ¿Es peligroso viajar? ¿Se caerá nuestro avión? ¿Nos violarán en La India? ¿Nos robarán los riñones en alguna playa paradisiaca de Tailandia?
Después de este post espero que hayas sacado algunas cosas en claro, y que se te haya quitado un poco el miedo a viajar.
Como dijo Paulo Coelho: Si piensas que la aventura es peligrosa, prueba la rutina. Es mortal.
¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Cuál es el país más peligroso en el que has estado? ¿Alguna vez te has quedado en el hotel por miedo a que te pasara algo? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!
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Una de las primeras preguntas de quien se enfrenta a un viaje fuera de su país es: ¿Me llevo tarjeta o dinero en efectivo?
Antes de entrar en analizar cada propuesta, te adelanto lo que hago yo siempre: Llevo una pequeña cantidad de dinero en dólares (unos 50$), guardados en algún sitio pegado al cuerpo, y 2 tarjetas, una de crédito y otra de débito. No me llevo euros desde España para ir cambiándolos, sino que saco dinero de los cajeros.
Es una opción que cada vez está más en desuso.
Lo malo de esta opción es que dependes del cambio que te den, y casi siempre va a ser peor que el que te haga el cajero automático, sobre todo en los aeropuertos. Además, tienes que ir siempre con todo el dinero encima, y si se trata de un viaje largo, puede que se trate de mucho dinero.
Lo bueno es que no vas a depender de si encuentras o no cajeros, si están o no estropeados, si se te queda la tarjeta dentro, etc…
Cada vez es más difícil encontrar sitios donde no haya al menos un cajero, por lo que es una opción que cada vez está tomando más fuerza.
A su favor cuenta con que el cambio que hace el cajero suele ser casi siempre el mejor que vas a encontrarte en el país, y la tranquilidad que te da el no llevar dinero encima.
Puntos débiles: cada vez que sacamos dinero del cajero tenemos que pagar comisiones, que dependen de tu banco y del país en el que estés viajando. Esto se soluciona sacando más dinero y menos veces, pero si sacas demasiado volvemos al principal problema de llevar dinero en efectivo encima: la intranquilidad con la que vas a viajar, pendiente en todo momento de que no te roben y sin posibilidad de relajarte.
¿Entonces cuánto saco? Según mi experiencia, un buen equilibrio puede ser sacar lo que calcules que te vayas a gastar en una semana. Si viajas acompañado es una buena idea no sacar todos al mismo tiempo, ya que las comisiones se multiplican, sino que uno saque por los demás, y la siguiente vez que haya que sacar saca otro, y después el siguiente.
Si optas por esta opción, tienes que tener muy claro si tu tarjeta va a funcionar en los cajeros del país donde vas. Para eso, sólo tienes que preguntar en tu banco.
Y por supuesto, también tienes que tener muy claro que haya cajeros automáticos en el país de destino. Ya los hay en casi todas partes, pero hay países o sitios donde es complicado encontrar, como por ejemplo Myanmar, o si decides hacer un trekking de 3 semanas por los Annapurna en Nepal.
Hay tarjetas que no te cobran comisión por utilizarlas en el extranjero, como es el caso de la tarjeta de débito de EVO Banco.
Con esta tarjeta vas a poder sacar dinero sin comisiones en cualquier cajero del mundo, sea de la red que sea sin gastos adicionales. Sí que es cierto, que como ellos mismos advierten en su web, algunos bancos foráneos pueden aplicar tasas adicionales por usar sus cajeros.
Existen otras opciones, como la Visa Electron del banco Mediolanum, Citigold de Citibank, o la cuenta Gama nx de Abanca.
Mi opción es la tarjeta de ING Direct, que aunque sí cobra comisión, es tan sólo de 2 € cada vez que sacas dinero de un cajero de cualquier parte del mundo, una de las comisiones más bajas que existen.
Depende del sitio donde vayas, pero normalmente la comisión es siempre más baja cuando compras con tarjeta que cuando sacas de un cajero. Lo malo es que va a ser casi imposible pagar siempre con tarjeta, sobre todo en Asia o África. Además, siempre vas a tener que tener algo de dinero local, no vas a poder pagar con tarjeta si coges un autobús, un tuk tuk, si comes en la calle, para dar propinas, etc…
Además de todo esto, la red está llena de malas experiencias de gente que ha pagado con tarjeta: cuando llegas a casa puedes encontrarte una bonita comisión que no esperabas en tu cuenta corriente. Y claro, a ver como le reclamas a ese vendedor de alfombras tunecino que tan buen rollo te daba.
Sinceramente, nunca he pagado con tarjeta fuera de Europa, y creo que nunca lo haré. Hay excepciones, como compañías de vuelo, pero poco más.
Según mi experiencia, siempre es muy recomendable llevar algo de dinero en dólares. ¿Por qué en dólares y no en otra moneda, por ejemplo euros? Los dólares los aceptan en todo el mundo, en cualquier parte del planeta y bajo cualquier condición. Los euros casi seguro que también, pero nos guste o no, no es una moneda tan famosa como el dólar, por lo que es mejor no arriesgarse e ir sobre seguro.
Reserva esos dólares para emergencias que puedan aparecer en cualquier momento. Por ejemplo, recuerdo una vez que crucé la frontera entre India y Nepal y fui a Lumbini, el pueblo donde nació Buda. Cambié las pocas rupias indias que tenía por rupias nepalís en la frontera, lo suficiente para coger el autobús y comer un par de días. Confiaba en sacar dinero en Lumbini, supuse que debía ser un sitio bastante turístico y con miles de cajeros… al fin y al cabo, era donde había nacido Buda.
Pero claro, no contaba con la mentalidad nepalí. Si Buda hubiera nacido en EEUU, el pueblo se hubiera convertido en una ciudad gigantesca con un parque de atracciones, pero cuando llegué sólo era una calle de tierra con varios hostales y 2 cajeros, los 2 estropeados. Después de varios días allí, tuve que pagar el hostal con dólares porque los cajeros nunca se arreglaron. Quizás llevaban así años, no lo sé.
Otro de los problemas de llevar tarjeta es que se quede atrapada en algún cajero, o que te la roben y tengas que anularla. A mí nunca me ha pasado lo primero, pero sí que le robaron la mochila a un amigo estando en Hanoi y se quedó sin tarjeta. Tuvo que anularla rápidamente, y se quedó sin ella. Ante esas situaciones, es bueno llevar 2 tarjetas, preferiblemente una de crédito y otra de débito, ya que cada una tiene sus ventajas y comisiones. Eso sí, procura tenerlas separadas, y dejar una de las dos en el lugar secreto junto a los dólares.
Para la rápida anulación, envíate antes de salir de casa un email, o pon en tu Dropbox o en tu Evernote, los datos de tu tarjeta y una foto de la misma.
Lo mismo te digo con el pasaporte, por si te lo roban y tienes que ir a la policía a denunciar el robo y a tu embajada a solucionar el problema… pero esa es otra historia que abordaremos en otro post, un poco más adelante.
Y volvemos al principio del post, estos son los consejos sobre dinero que te damos desde fotoMundos para un viaje fuera de tu país:
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Última parte de la entrevista al que para muchos es el mejor viajero del mundo, Harry Mitsidis, un viajero Griego-Inglés que ha estado en TODOS los países del planeta.
Harry ya había recorrido a los 29 años todos los países de Europa, y tan sólo 7 años después ya había estado en los 193 países reconocidos internacionalmente. El 20 de marzo de 2008 entró en Guinea Ecuatorial y, de esta manera, terminó por pisar todos los países independientes del planeta. En septiembre de 2011 estuvo en Sudán Sur, nuevo país independiente.
No te pierdas esta entrevista porque Harry nos va a dar las claves para ser un buen viajero y dará algunos consejos para poder visitar el mayor número de países. Además nos habla de varios proyectos en los que está embarcado y nos responde a uno de los grandes enigmas: ¿Qué planes de viaje tiene alguien que ha estado en todos los países del mundo?
Si quieres conocer más sobre el mejor viajero del mundo, puedes visitar su web personal o The Best Travelled.
Aquí puedes ver la primera parte de la entrevista.
Aquí puedes ver la segunda parte de la entrevista.
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