Resumen del viaje fotográfico India Norte, Abril 2016
Acabamos de llegar del viaje fotográfico India Norte, un viaje muy intenso en el que nuestros viajeros han disfrutado como nunca y han hecho unas fotos extraordinarias.
No os voy a mentir, este viaje ha sido especialmente duro: hemos tenido que levantarnos muchos días antes de las 5 de la mañana para aprovechar la mejor luz, durante el mediodía hacía muchísima calor, y en ciudades como Varanasi la humedad era agobiante. Hemos vivido historias durísimas, como la de las viudas blancas en Vrindavan, y hemos conocido a gente cuyas historias personales nos han cambiado para siempre.
Y es que siempre digo lo mismo: de estos viajes nunca se vuelve siendo igual….
Pero nuestros 3 viajeros, Inma, Florencio y Raúl, han estado a la altura, comprometidos desde el primer día hasta el último, disfrutando cada segundo y haciendo que éste sea un viaje inolvidable. Yo por mi parte he intentado compartir lo que éste país y sus gentes significan para mí, lo que siento paseando por sus calles y hablando con ellos.
Lo que hemos hecho en el viaje fotográfico India Norte
- Hemos conocido a gente local.
- Hemos hecho amigos indios.
- Hemos fotografiado la verdadera India.
- Nos han invitado a entrar y conocer sus casas.
- Hemos visto el Taj Mahal, una de las maravillas del mundo.
- Nos han invitado a una boda hindú.
- Hemos fotografiado a modelos indias.
- Hemos dormido en casas indias.
- Hemos visto quemar a muertos.
- Hemos tomado el auténtico té tibetano, el té salado con mantequilla.
- Hemos perdido el miedo a hacer retratos de frente, sin preguntar.
- Hemos aprendido a utilizar Lightroom y a revelar por zonas con Photoshop.
- Hemos aprendido lo agradecida que es la fotografía nocturna urbana.
- Hemos conocido historias dramáticas, como la de las viudas blancas o la de los refugiados tibetanos.
- Hemos convivido con budistas, cristianos, hindúes, musulmanes, sijs y hare krishna, 6 religiones diferentes.
- Nos han invitado a entrar en chabolas y hemos bebido su té.
- Hemos conocido a 2 fotógrafos indios.
- Hemos hecho fotos en un colegio y han bailado para nosotros.
- Hemos conocido un poco en profundidad a los sijs, hemos estado en el Golden Temple y hemos hecho un reportaje fotográfico sobre como dan de comer cada día a 100.000 personas.
- Hemos hecho street photography en uno de los sitios más increíbles del mundo, Varanasi.
Primer día, sesión con modelos locales
El primer día teníamos preparada una sesión con unas modelos en Delhi, para que los alumnos fueran abriendo boca. Nuestros viajeros tuvieron la oportunidad no sólo de fotografiarlas, sino de conocer a sus primeros amigos locales. Y es que si viajas y no conoces a ningún local, no has viajado.
Viudas blancas en la ciudad de Krishna
Hasta hace algunos años, en ciertas zonas de La India, existía una ceremonia llamada Sati por la cual obligaban a las mujeres a inmolarse en la pira funeraria del recién fallecido marido. En el siglo XIX se prohibió esta cruel tradición, aunque hoy día se ha sustituido por algo no menos duro. Una muerte en vida.
Cuando el marido fallece, la viuda debe vestir ropas blancas (el color de la muerte en La India), raparse la cabeza, no ponerse maquillaje ni joyas, y eliminar cualquier rastro de belleza. Se considera que traen mala suerte, por lo que son repudiadas y muchas veces son echadas de casa.
Casi todas acaban en la ciudad santa de Vrindavan, la ciudad donde el Dios Krishna pasó su juventud. Allí vagan por las calles pidiendo limosna y cantando por los templos, intentando expiar sus pecados y que Krishna les conceda el perdón.
A día de hoy ya hay algunas ONGs que ayudan a estas mujeres, sacándolas de las calles, dándoles un sitio donde vivir e intentando recuperar la dignidad arrebatada.
Nosotros estuvimos en una de estas organizaciones, empapándonos de algunas historias duras y documentando una India de la que nunca se habla. Y como siempre hacemos, dimos un poco de dinero a la asociación.
Por supuesto, también tuvimos tiempo de disfrutar de la música de los Hare-Krishna, que están todo el día cantando y bailando en los templos. Una gente muy simpática, la verdad. También paseamos por el río Iamuna, donde pudimos absorber una parte de La India que no sale en las guías. Cuando me preguntan cómo puedo hacer estas fotos, siempre digo lo mismo: La única manera de poder hacer estas fotos es acercarse a ellos y vivir, aunque sólo sean unos segundos, como viven ellos. Aceptar su té, sentarse en sus mantas sucias y compartir unas horas con alguien que quedará plasmado en tu retina toda una vida.
Agra no es sólo el Taj Mahal
Al llegar a Agra, de noche, nos encontramos con que detrás de cada esquina había gente celebrando bodas. Era increíble, yo creo que conté al menos 30. Quizás porque era fin de semana, no lo sé. A la noche siguiente decidimos probar suerte y acercarnos a hacer unas fotos a una de estas celebraciones. Rápidamente nos invitaron a entrar, y pudimos disfrutar de una auténtica ceremonia hindú y de la comida más picante de la historia.
Por supuesto fuimos el centro de atención, y los invitados se hicieron con nosotros 450 mil millones de selfies, sin exagerar.
Evidentemente, no podíamos perdernos una de las maravillas del mundo, el Taj Mahal. Por supuesto nos hicimos la foto turística de rigor, pero no nos íbamos a conformar sólo con eso. Buscamos la forma de ver el Taj Mahal desde el otro lado, desde detrás del río. Si paras a un rickshaw te van a llevar allí, pero a la parte donde va todo el mundo, un recinto en el que tienes que pagar por entrar y pelearte con miles de turistas para buscar tu hueco.
El truco es dar la vuelta a ese recinto, buscando el río. Además, cuando uno explora casi siempre encuentra algo interesante: pasamos por un barrio por el que estoy seguro que no ha pasado un guiri en la vida, ya sabéis, estamos en Agra, la gente va del hotel al Taj Mahal y poco más.
De hecho, la gente se asombró tanto de vernos por allí que se formó un jaleo increíble. Los niños nos rodearon, riendo y jugando, unos zapateros nos metieron en su taller y estuvimos haciendo fotos allí, los vecinos venían a hablar con nosotros….
Y por supuesto, pudimos capturar el Taj Mahal desde un punto de vista totalmente diferente:
Donde Vishnu dejó su huella
Haridwar es quizás uno de los puntos donde el Ganges pasa más limpio. Pasear por los ghats es siempre una mina de oro para los fotógrafos, aunque la noche es quizás el momento en el que se pueden sacar más fotos increíbles.
Todos los días, al atardecer, se hace una ceremonia llamada Aarti, y miles de personas se congregan para purificarse mediante el fuego y el agua. Desde todas las partes de La India vienen personas para conocer uno de los sitios más sagrados del hinduismo, y bañarse en las aguas del Ganges. Extrañamente, éramos los únicos extranjeros, de nuevo. Paseando entre la multitud nos daba la sensación de estar trabajando para National Geographic en algún sitio que aún no conocía la civilización.
Amritsar y la religión Sij
Amritsar es la ciudad de los Sij y del Templo Dorado. El sijismo es una de las religiones más interesantes que he conocido nunca. En primer lugar, no vale nada entrar en sus templos, ni siquiera en el Templo Dorado. De hecho, en cada templo dan comida gratuita a todo aquel que quiera comer, sea de la religión que sea. Sólo en Amritsar se dan cada día más de 100.000 comidas.
Además, los sij son siempre encantadores. Están deseando ayudar a todo el mundo, es alucinante. Puedes confiar en ellos al 110%.
Los sij tienen que llevar siempre 5 cosas: barba y pelo largo sin cortar, recogido en un turbante, un peine de madera para recogerse el pelo, un brazalete metálico, ropa interior de algodón, y una pequeña daga llamada kirpan. El kirpán nunca debe desenvainarse para atacar, pero puede usarse para la autodefensa o para proteger a un tercero.
El Templo Dorado es un sitio mágico de noche, la música sagrada lo envuelve todo y los peregrinos no dejan de llegar. Por supuesto, olvídate del flash, sólo vas a conseguir cargarte el ambiente, mejor utiliza objetivos luminosos, f1.8 o f1.4.
La casa del Dalai Lama
En La India existe un pequeño rincón tibetano, en un pueblecito llamada McLeod Ganj. Fue allí donde llegó el Dalai Lama en 1960, huyendo de la ocupación china, y donde ahora se encuentra su residencia. Muchos tibetanos le siguieron después, y este pequeño pueblo de montañas se llenó de monasterios budistas, templos y escuelas.
Intentamos ver al Dalai Lama, que se encontraba en su residencia, pero fue imposible. Últimamente sale muy poco debido a su avanzada edad, así que tendremos que intentar tener más suerte otro año. Aprovechamos para visitar el museo tibetano, muy duro, en el que se cuenta la historia del Tibet y de la ocupación china, todo documentado con fotos que te ponen la piel de gallina.
Por ejemplo, todos los años se siguen inmolando varios tibetanos en protesta por la ocupación china. Algunos incluso no llegan a los 20 años. ¿Has visto eso alguna vez en la tele, en las noticias, en los periódicos? Yo tampoco.
Uno de los sitios más interesantes de McLeod Ganj es la Tibetan Children Village, un colegio y hogar para miles de niños refugiados tibetanos. Muchos de estos niños son huérfanos, o sus padres están aún en el Tibet, o trabajando en otra ciudad a miles de kilómetros, y aquí se les cuida y se les educa.
Casi 200 niños viven aquí, reciben educación tibetana, se les da de comer y se les cuida cada día. Es un sitio en el que cuesta mucho hacer fotos al principio, son muy reticentes porque piensan que pueden tener represalias del gobierno chino si se publican fotos de ellos en internet.
La ocupación del Tibet es un tema muy complejo y duro, y si te interesa te aconsejo que visites McLeod Ganj, que vayas al museo tibetano y que visites la Tibetan Children Village. Es duro, pero necesario.
Donde todo el mundo quiere morir
Y nuestro viaje fotográfico India Norte terminaba en Varanasi, un punto neurálgico de la cultura hindú. La ciudad donde todo hindú quiere ser quemado.
El laberinto de calles estrechas, donde a cada paso hay un personaje único, hacen de esta ciudad el paraíso para los amantes de la fotografía urbana. Y por supuesto, los ghats, donde a cualquier hora del día es un espectáculo: abluciones, oraciones, gente lavando y secando ropa, clases de natación, yoga, meditación, cremaciones de muertos, partidos de cricket, sadhus, ceremonias al atardecer…. Me atrevería a decir que es imposible no hacer buenas fotos en Varanasi.
Estuvimos 4 días aquí, disfrutando como niños de la fotografía. Es de esas veces que estás deseando coger la cámara siempre, porque sabes que en cualquier momento te vas a encontrar con una foto espectacular.
Fotos finales
Y por último, aquí tenéis un resumen con las mejores fotos de los viajeros.
Fotos que te transportan al país y parece que estás allí, fotos que además nos cuentan historias, nos hablan de sus habitantes… en definitiva, son fotos que no dejan indiferente.
Durante 19 días nos metimos en sus casas, comimos con ellos, caminamos por las rutas menos trilladas, nos empapamos de sus vidas y sus historias más íntimas… ¿ha merecido la pena?
¿Qué opinas? ¿Te han gustado las fotos de nuestros viajeros? ¿Crees que ha merecido la pena el viaje? ¡Déjanos tus comentarios y sugerencias!
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ENHORABUENA ¡¡¡ FOTOS ESTUPENDAS
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