¿Pedir permiso para hacer fotos?

Creo que esta puede ser una de las preguntas que más me hacen, tanto en cursos como en viajes fotográficos. ¿Hay que pedir permiso para hacer fotos?

La respuesta no es clara, y como casi todo en fotografía, depende de la situación en la que estés. Pedir permiso para hacer una foto puede hacer perder espontaneidad al fotografiado, que inmediatamente se pondrá a posar (más adelante te digo un pequeño truco para evitar esto), pero no pedir permiso puede ser muy violento para ciertas personas (tanto para el fotógrafo como para el modelo).

Entonces, ¿qué hago? ¿Pido permiso o no para hacer fotos?

Antes de contestar, quiero que veas estos 2 vídeos, donde 2 conocidos fotógrafos afrontan sus retratos de manera diferente. El primer vídeo es de Bruce Gilden, fotógrafo de la agencia Magnum que basa mucha parte de su obra en las calles de Nueva York. El segundo vídeo es del fotoperiodista James Nachtwey, donde explica su particular y delicada forma de acercarse a la gente que fotografía.

¿Veis que dos estilos tan dispares? Y sin embargo, los dos funcionan, cada uno a su manera.

Vale, muy bien, pero… ¿qué hago si no soy fotoperiodista ni vivo en Nueva York?

Seguramente piensas que si Bruce Gilden viviera en Sevilla, o Madrid, o cualquier otro sitio que no fuera Nueva York, ya le habrían partido la cara varias veces.

Ok, Nueva York es un sitio especial, vale, pero… te asombraría saber lo receptiva que es la gente… si sabes acercarte.

Te puedo decir que yo, por mi parte, pocas veces pido permiso para hacer una foto. Y por ahora nunca me han pegado. Además, que yo recuerde, nunca me han pedido que borrara una foto. ¿Cómo lo hago entonces? ¿Hay algún secreto?

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El secreto, aplicable a cualquier faceta de la vida, es ser honesto y sincero con tu fotografía. Si eres capaz de eso, la mayoría de la gente no tendrá problemas en que le hagas una foto. Con ser honesto me refiero a que si quieres hacerle una foto a una persona, no te pongas a 40 metros, con un teleobjetivo, medio oculto detrás de un coche. ¿No creerás que así desconfiarán mucho más de ti? Además… ¿qué valdrá esa foto?

Si quieres hacerle una foto a una persona, aquí te dejo estos dos ejercicios que seguro que te van a ayudar a ir perdiendo miedo. Uno es sin pedir permiso y el otro pidiendo permiso:

  • Prepara la cámara antes, acércate, muévete despacio, mírale a los ojos, y sin pedir permiso, dispara.
  • Prepara la cámara antes, acércate, pregúntale cómo está, cómo se llama, y explícale quien eres, lo que estás haciendo, y por qué quieres hacerle una foto precisamente a él o a ella.

El segundo método es más fácil que el primero, pero te aconsejo que pruebes los dos. Evidentemente, no existen sólo estos dos, cada fotógrafo tiene su forma de acercarse a la gente.  ¿Te atreverías a hacer lo que hace Bruce Gilden?

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Para concluir, te diré los pros y los contras de pedir permiso o no a la hora de hacer una foto:

  • Si pides permiso, te acercas a la persona, hablas con ella, le preguntas su nombre, etc…., vas a notar enseguida que tus fotos van a adquirir mucha más fuerza. No es por ellos, es por ti. Al involucrarte en las historias de la gente, vas a hacer mejores fotos, es así de sencillo. Pruébalo y verás.
    Lo negativo es que cuando pides permiso, automáticamente la gente se pone a posar. Si no tienes experiencia en resolver estas situaciones vas a volver a casa con un montón de posados muy artificiales.
    Un pequeño truco que utilizo para cuando no quiero que me posen: aguanto apuntando con la cámara unos segundos, hasta que la persona se siente incómoda, empieza a mirar a los lados, no sabe que hacer…. y deja de posar. Es el momento para disparar.

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  • Si no pides permiso, vas a poder capturar acciones naturales y sin posados, dinamismo, fuerza, velocidad…
    Lo malo es que tienes que saber muy bien manejarte en estas situaciones, saber exactamente hasta donde puedes llegar, cuando puedes disparar y cuando tienes que guardar la cámara. Hay muchos factores que determinan esto, uno fundamental es el sitio donde estás: te va a ser mucho más fácil hacer fotos en las calles de Nueva York que en un pueblo perdido de Marruecos.

Mi último consejo es que no seas tímido y pruebes lo que te he dicho. Verás, estoy seguro, de que la gente es mucho más receptiva de lo que parece.

Para eso, en primer lugar, somos nosotros los que tenemos que estar convencidos que lo que llevamos en la mano es una cámara de fotos, no una pistola, y que hacer fotos no es una especie de terrorismo, y más cuando hoy día estamos hartos de publicar en redes sociales fotos de nuestros hijos pequeños, amigos, familiares, y de nosotros mismos.

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¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Tú pides permiso a la gente que fotografías? ¿Cómo te acercas a la gente? ¡Déjanos tus comentarios y experiencias!

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