Solo en el hospital
El año pasado, mientras preparaba el viaje fotográfico a Tailandia, me puse malo.
Nunca supe lo que me había pasado realmente, porque en el hospital donde estuve ingresado 3 días nadie hablaba inglés, ni por supuesto español.
Creo que fue algo que comí que me sentó mal. O infección en los riñones. O las dos cosas juntas.
No sé… pero fue jodido.
Estaba en un pueblecito muy bonito al sur de Tailandia, buscando como llegar al pueblo flotante de Koh Panjee.
Una tarde empezó a dolerme la barriga. No le eché mucha cuenta, pero por la noche no podía dormir del dolor. Vomité varias veces, y pensé: «No problem, descanso esta noche y mañana estaré bien. Y si no, iré por la mañana al hospital.»
Pero no… el dolor empezó a hacerse insoportable, y empecé a preocuparme. Estaba solo, no conocía a nadie, y estaba en un pueblo perdido de la mano de Dios, donde nadie hablaba algo que no fuera Tailandés.
No sé si te ha pasado alguna vez, pero cuando estás absolutamente solo y te pones enfermo, tu cabeza empieza a pensar demasiado. Es una sensación horrible.
Empiezas a pensar que te van a encontrar muerto al día siguiente en tu habitación, y cosas así.
Busqué en el móvil el hospital más cercano, y salí hacia allí. No sólo era el más cercano, era el único en ese pueblo.
Eran las 3 de la mañana, así que no había taxis ni nadie por la calle. Tuve que ir andando, casi arrastrándome, durante 45 interminables minutos.
Cuando por fin llegué y entré, miré a mi alrededor. Parecía que había retrocedido en el tiempo.
En ese momento lo entendí: «Así que es así como vas a morir, Germancito….»
Siempre tenemos esa pregunta en la cabeza, ¿verdad?
«¿Cómo voy a morir?»
Yo lo supe en ese instante: Moriría en un hospital mugriento de un pueblecito tailandés.
«Bueno, vamos a echarle cojones. Al menos suena a muerte épica».
Cuando entré en urgencias había 3 chicas musulmanas con hiyab, que al verme se miraron entre ellas. Empezaron a preguntarme en árabe, y yo usé mis mejores técnicas de pictionary para indicarles que me dolía la barriga.
Me entendieron, creo. El vomitar les dio alguna pista, imagino.
Me tumbaron y me pusieron suero. Pero el dolor no se iba. Al menos no estaba solo.
Me sorprendí a mí mismo intentando ligar con las 3. La que sabía algunas palabras en inglés se rió, y me dijo algo así como: «No parece que estés tan malo».
Tres días después caminaba de vuelta a mi hotel, lentamente.
Ya no tenía dolor, pero no tenía fuerzas. Tardé siglos en llegar. No quería llamar a un taxi porque había estado 3 días tirado en una cama y quería moverme. Imaginé que me sentaría bien.
Al lado de mi hotel estaba la agencia de viajes local donde justo el día antes de enfermar había reservado una excursión al pueblo flotante de Koh Panjee.
No había podido ir porque estaba en el hospital, y cuando el dueño, Mr Hassim, me vio, arrastrando mis pies y demacrado, pegó un salto en la silla y vino a mi encuentro.
Tampoco hablaba inglés, solo unas palabras, pero le pude entender perfectamente.
Yo no me había presentado para hacer la excursión, y ya había pagado, por lo que él estaba preocupado. Pensaba que algo me había pasado.
No pude moverme mucho en los siguientes 3 ó 4 días. Me arrastraba de la cama al baño, y viceversa.
La mujer de Mr Hassim cocinó para mí cada día, aunque yo no pude comer nada en varios días. Pero ella siguió cocinando para mí, como si fuera su hijo. Cada día.
Si me sigues de hace tiempo, me habrás escuchado muchas veces decir que tengo mucha suerte. Es como si alguien siempre estuviera cuidando de mí.
Es verdad, no es broma. Es real, y no lo entiendo, pero es así.
Y ahí estaba de nuevo. Alguien me había mandado a esa familia para que cuidara de mí.
Y ahora son como mi familia.
Una familia con la que me comunico con señas, pero eso da igual, ¿no?
Si quieres conocer a Mr. Hassim y familia, volveré en Diciembre. Desde allí salimos a conocer el increíble pueblo flotante de Koh Panyee. Atravesaremos manglares y disfrutaremos de paisajes que te dejarán con la boca abierta.
Click aquí sólo si no eres un tío raro que me va a dejar en evidencia delante de esa familia
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