Lo difíci eh séh normá

Cuando tenía alrededor de 20 años estuve cogiendo aceitunas un verano con mi amigo Jose. 

No estoy hablando de coger las aceitunas del plato, sino de la recolección. Ya sabes, cogerlas del olivo.

Por aquí se le llama así: «Cohé azituna». Imagino que el que lea esto desde América habrá levantado una ceja, pensando que cómo es posible hacer el amor con una aceituna.

Nos contrataron en una finca familiar, todos eran familia menos mi amigo, yo, y otros 2 chavales. Estos 2 eran muy buenos cogiendo aceitunas, aunque eran bastante problemáticos.
Nosotros 2 éramos los que tenían menos experiencia, así que éramos con diferencia los más lentos, los que menos cajones cogían. 

Siempre pensábamos que cualquier día nos echarían. 

Pero no. Aguantamos ese verano sin que nos echaran. 

Y para sorpresa nuestra, nos volvieron a llamar al siguiente verano.

¿Y sabéis qué? Nunca más volvieron a llamar a los otros 2, a los problemáticos.

Como ya teníamos confianza con ellos, le preguntamos a Rafael, el jefe del tajo.

Y nos dijo lo siguiente:

«El año pasado erais muy malos cogiendo aceitunas, pero sois buenos chavales, muy trabajadores y no dais problemas. Por eso no os echamos.
Y encima este año ya estáis cogiendo las que tenéis que coger».

Y añadió: «Estábamos deseando quitarnos de en medio a los otros 2».

Esto lo he experimentado miles de veces. Y seguro que tú también. 

Se puede expresar de miles de formas. Por ejemplo: «Es mejor actitud que aptitud», o más simple pero igual de potente: «Lo difícil es ser normal».

Si tienes una empresa y has tenido que contratar a gente, sabes de sobra de lo que te estoy hablando: hacer un trabajo, cualquiera sabe hacerlo. Pero ser puntual, profesional, no liarla, no hacer cosas raras, extravagantes, no ser un bocazas…. eso ya es más difícil. Es difícil encontrar a gente con buena actitud. Es difícil encontrar a gente normal.

Y todo esto que te estoy contando… ¿sirve también a la hora de hacer fotos?

Pues mucho, sobre todo para la fotografía de viajes. Y es que en la fotografía de viajes hay miles de cosas a tener en cuenta, no sólo la foto en sí.

Por ejemplo, recuerdo un cliente al que le gustaba mucho hacer retratos donde la gente mirara a cámara. El tío siempre quería que la gente mirase a cámara.

Y si alguien estaba en sus cosas, él llegaba y pegaba un grito mientras hacía la foto. 
Así se aseguraba que la gente le mirara. 

Pero claro, te puedes imaginar, en todas sus fotos la gente salía con cara asustada, sobresaltada.

Te juro que muchos de sus retratos eran algo así:

Lo difíci eh séh normá 4

Lo increíble es que cuando veíamos fotos, decía: 

«No lo entiendo, en vuestras fotos la gente sale muy tranquila, vuestros retratos transmiten paz y tranquilidad… pero en los míos está la gente siempre como asustada…. ¿por qué??»

Esto que te estoy contando es real. Él no era consciente de lo que hacía.

Y cosas así he visto millones. No te puedes hacer una idea.

Y tampoco es tan difícil…. hay muchas formas de que la gente te mire a cámara sin tener que asustarlos. 

Aquí te cuento algunos de esos trucos

Otro ejemplo: hablar con gente local.

Hablar con gente local te puede abrir un montón de puertas y te puede meter en situaciones muy interesantes que a la postre se va a traducir en fotones.

Y el 80% de la gente lo hace mal. 

Muchísima gente directamente no habla con gente local. Llega a algún país extranjero y se limita a hacer fotos de monumentos, y si tienen alguna pregunta, le preguntan al móvil.

Y los que sí se atreven a hablar, suelen hacerlo mal. 

Porque lo más importante al hablar con gente local, es…. no hablar.

Preguntar, callar, y escuchar. Ése es el truco.

Tan solo tienes que probar en vivo y en directo. Ponerlo en práctica.

Tienes una oportunidad de practicar estos 3 pasos y hacer grandes retratos aquí:

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P.D: Click sólo si eres capaz de viajar con un grupo y que no nos entren ganas de asesinarte.

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