El algodón no engaña

«Ahí lo tenemos…. con el algodoncito de toda la vida. No ha evolucionado mucho esto, ¿verdad? ¡No estamos utilizando la inteligencia artificial para el desarrollo del algodoncito!». 

Esa frase la acaba de decir por televisión el gran Guille Giménez, comentarista de la NBA. 

Se refería a uno de los jugadores, que había sufrido un golpe en la nariz, y le habían puesto un algodón para tapar la hemorragia.

Hablo mucho de este tema con un amigo. 

No del algodoncito de toda la vida, sino de la manía que tenemos con pensar que todo lo nuevo es mejor, y que por cojones tenemos que ir cambiando las cosas, todo el tiempo. 

Piénsalo… ¿para qué cambiar algo que funciona? 

Ésta es una verdad universal que todo el mundo sabe, pero no sé qué coño pasa últimamente, que estamos todo el día con la palabra «evolución» en la boca. 

Nos han metido en la cabeza que todo es como un móvil, y que en cada nueva versión se corrigen fallos y se mejora. Que todo tiene que evolucionar. Que todo será mucho mejor en el futuro. 

Incluídos nosotros. 

«Conviértete en la mejor versión de ti mismo», «la sociedad tiene que seguir evolucionando», «los 10 libros que tienes que leer para ser mejor persona», «tú eres especial y único», «puedes conseguir lo que te propongas»…  y y mierdas así.

Comedme los huevos. 

No somos un tamagochi. No somos un móvil. No, no has nacido imperfecto, y no, ese tío no te va a decir cómo ser feliz.

No, joder, no. 

«¿Cómo será el ser humano del futuro?»

Pues igual que siempre, cómo va a ser…. quizás más gilipollas, pero definitivamente no más listo que cuando éramos nómadas.



¿Para qué cambiar algo que ya funciona perfectamente? 

Pues para qué va a ser… para vendernos más. 

Piensa en las cámaras de fotos. 

Antes te comprabas una y no tenías que cambiarla en toda tu vida. 

Eran todas iguales, todo el tiempo. No sacaban una cada año con una pequeña variación, con unos pocos megapixeles más, con algún pequeño avance tecnológico… 

No. 

Simplemente, eran las mejores cámaras posibles. Y era así durante muchísimos años. 

Y seguramente ahora estarás pensando: «Pero ahora las cámaras son mejores». 

No seré yo el que te intente convencer de lo contrario, pero …. 

Más del 90% de las mejores fotos de la historia se han hecho con cámara de carrete. 

Las de toda la vida. 

Deja que esa frase se vaya macerando en tu cerebro. Cuando la asimiles totalmente, serás capaz de hacer automáticamente mejores fotos que el 90% de la gente.

Esto cobra suma importancia en el arte, no en la técnica. Es decir, en lo que queremos expresar, en cómo emocionar a la gente, en cómo crear vínculos, en cómo transmitir ideas, en cómo remover por dentro….. 

No hemos cambiado casi nada en los 2 millones de años que llevamos aquí. 

Nuestro cerebro es prácticamente igual que cuando estábamos cazando, recolectando, y éramos nómadas. Por eso quizás el viajar es algo más que un hobby. 

Es una necesidad. 


Mismo cerebro desde hace 2 millones de años.

2 millones. No 2oo. No 2000. 

2.000.0000 de años.

Nos siguen emocionando las mismas cosas, seguimos sufriendo por los mismo motivos, y nos sigue encantando sentarnos alrededor de un fuego para contar y escuchar historias.

Eso no cambiará nunca. Jamás. ¿Para qué, si es perfecto así?


En Septiembre vuelvo a Vietnam. La idea es dejar con la boca abierta a tus seres queridos cuando vuelvas a casa y lo cuentes alrededor de un fuego. 

Vietnam y Camboya, del 15 al 28 de Septiembre, 1200€, grupos pequeños y exclusivos, quedan 5 plazas. 

PD: No llevo cámara de carrete…. al final soy humano y tengo una cámara digital. 

PD2: Todos los detalles aquí. 

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